La instalación de una central de calor de biomasa próxima al barrio turolense de La Fuenfresca, uno de los que acoge mayor número de población en la capital provincial, ha provocado inquietud entre los vecinos. Uno de los motivos de ello es la proximidad en la que se ubicaría, pues su construcción se haría a unos 500 metros de las viviendas de esta zona.
Dicha central distribuiría agua caliente a 5.000 hogares y edificios públicos de la localidad. Y es que solo podrían sumarse aquellos espacios que tienen instalado el sistema de calefacción antiguo y que cumplan unos determinados requisitos, como puede ser el número de pisos de altura. En el caso de La Fuenfresca, las viviendas se caracterizan por ser de tipo unifamiliar, lo que dificultaría poder adherirse a este servicio. De esta forma, este barrio sería la zona de paso para las tuberías que llevarían el agua, mayormente, al núcleo del Ensanche.
Un vecino del barrio de la Fuenfresca, que ha preferido mantener el anonimato, ha contado a este medio que tiene una “importante preocupación” por las consecuencias que podría tener la puesta en marcha de esta central. En su caso, asistió a la reunión que tuvo lugar a mediados de abril en la que la empresa soriana Recursos de la Biomasa (Rebi) -una de las dos que compiten para conseguir la concesión del proyecto- explicó en que consistía este proyecto que llevaría calefacción y agua caliente a “menor precio”. “La información a mí parecer fue bastante ambigua”, reconoce el vecino.
Durante esta sesión se habló de que el objetivo era apagar las chimeneas de la ciudad y que todo estuviese recogido en una sola, la que tendría dicha central. A lo que el vecino responde: “Las chimeneas que salen de los edificios se encienden principalmente los tres o cuatro meses que hace frío en la ciudad” y añade que en el caso de la central sería “365 días al año durante las 24 horas”.
Él mismo señala que puede ser “un peligro” para la naturaleza, pues parte de esa producción de calor se haría con “la madera de limpieza de los montes”. “Para producir ese calor el consumo tiene que ser elevado y se necesitarían muchos árboles a los que les cuesta años de crecer”, denuncia. Igualmente, reflexiona sobre el número de kilómetros que sería rentable recorrer para la recolección de esa madera a la empresa. “Hay que pensar que si, por ejemplo, a partir de 50 kilómetros de la central ya no les sale rentable, qué va a pasar”, explica y cierra con la pregunta: “¿Dejarán todo ese alrededor de Teruel sin árboles?”.
“Se dice que con la central se evitarán molestias como que los camiones de gasoil no tengan que ir con tanta frecuencia, pero qué hay de los camiones que diariamente tengan que traer el material para crear el calor”, describe. Acto seguido apela a ese levantamiento de las calles para poder instalar las tuberías que transportarían el agua caliente.
Peor calidad del aire
Otra de las preocupaciones entre el vecindario es el empeoramiento de la calidad del aire por las emisiones que la central pueda verter. Como explica este vecino, temen que por mucho que pongan filtros las partículas contaminantes terminen por escapar. “Por muchos filtros que haya, las partículas son fácil que se adhieran al vapor de agua y consigan salir al exterior. Estamos preocupados porque afectaría a la calidad del aire”, mencionó.
Durante la sesión informativa se compartió que las emisiones serían “escasas” y el viento las sacaría de la ciudad en “dirección Valencia”. El vecino lo tiene claro y manifiesta que al final son ellos quienes viven en la zona y saben de donde viene el viento. “Hay veces que los vientos van hacia Valencia, pero no es así todo el tiempo porque también hay días que vienen hacia el barrio”, detalla.
También ha querido recordar que cerca de donde se edificaría, además de viviendas, se encuentra una residencia de mayores y que en el barrio hay un colegio y zonas deportivas a la que asisten niños diariamente. “Es necesario pensar si merece la pena poner en juego la salud por tener esta central”.
Este tipo de centrales ya existen en otros territorios de España como Soria, Guadalajara o Cuenca. “Vecinos de esas ciudades nos han hablado del olor que desprenden este tipo de centrales, de las molestias de los camiones pasando durante el día, el humo o la suciedad en la ropa o las ventanas, entre otras cosas”, explica.
Asimismo, este vecino recuerda que, en octubre de 2023, el Ayuntamiento de Teruel rechazó un proyecto de este tipo por incumplimiento del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) al superarse la altura máxima permitida. La chimenea prevista era de 21 metros y están permitidos 15.
El grupo de trabajo vecinal está a la espera de una reunión con la alcaldesa de la ciudad, Emma Buj, para exponerle sus inquietudes y recibir respuestas. Mientras, el jueves 27 de junio, durante la celebración del tercer pleno sobre el estado de la ciudad que se celebró en el Ayuntamiento de Teruel, estuvieron presentes vecinos para mostrar la oposición a este proyecto de la red de calor. En los carteles se podían leer mensajes como: “¡Adiós al cielo de Teruel!” o “Partículas en suspensión, aerosoles que respirarás”.