El yacimiento de Arén explica cómo vivieron los aragoneses hace 140.000 años
Se trata de uno de los poblados neandertales más antiguo de la Península Ibérica. Es el yacimiento Roca de San Miguel de Arén, que albergó campamentos de estos primitivos pobladores, de lo que hoy es el Alto Aragón, entre hace unos 115.000 y 140.000 años. Los arqueólogos oscenses de la Universidad de Zaragoza Lourdes Montes y Rafael Domingo dirigen las excavaciones, que en algunas ocasiones se abren al público y son frecuentadas por expertos de toda Europa. La cuarta campaña en este yacimiento, uno de los pocos ubicados al aire libre y con una buena conservación, se ha desarrollado hasta este fin de semana con la participación de investigadores, titulados y estudiantes de los campus de Huesca y Zaragoza.
También han tomado parte estudiantes de la Universidad Estatal de Novosibirsk (Rusia) y colaboran con estos trabajos, que cuentan con financiación de la Diputación Provincial de Huesca y del Ministerio de Ciencia e Innovación, especialistas de las universidades de Colonia (Alemania) y Tucumán (Argentina).
Herramientas de sílex procedente del afloramiento de este material en Sopeira, apenas siete kilómetros aguas arriba, o de cantos rodados del Noguera Ribagorzana de caliza o basalto, huesos de caballos, ciervos, cabras y grandes bóvidos han sido localizados entre otros elementos que permiten reconstruir parcelas de la vida de sus habitantes.
“En ese lugar se realizaron actividades cotidianas, como fabricación de herramientas, procesado de la caza o gestión de las pieles, en torno a potentes hogueras que se encendían sistemáticamente en el mismo lugar”, señala Rafael Domingo. Los neandertales pudieron aprovechar ese cerro como punto de acecho para la fauna que recorría el valle, “dado que en ese lugar el río discurre por un estrechamiento, entre las peñas de San Miguel y Orrit”, en un lugar situado, además, junto a la desembocadura de los barrancos de Sobrecastell y Orrit, que aseguraban el tránsito hacia otros cursos fluviales.
Su ocupación se ha fechado mediante la técnica de la luminiscencia estimulada ópticamente (OSL) hace unos 140.000 años, un periodo frío y seco en el que este territorio tendría un carácter estepario; y hace unos 115.000 años en una etapa templada, similar a la actual, o incluso con temperaturas más altas, en el que los habitantes de Roca San Miguel vivirían en un entorno boscoso. En la campaña se han desarrollado nuevas dataciones con la misma técnica sin que se descartara que pudiera ampliarse el periodo de ocupación humana de este territorio.
Roca San Miguel forma parte de un conjunto de una docena de yacimientos localizados entre las cuencas de los ríos Cinca y Segre datados en fechas relativamente próximas, hace 100.000 años, que permiten documentar bien la presencia y la actividad humana en este territorio. La cueva de Gabasa, también en la comarca de la Ribagorza, o la de la Fuente del Trucho, en Colungo, en la Sierra de Guara, son algunos de los enclaves que lo integran. Roca San Miguel es, por tratarse de un campamento al aire libre y por su excepcional conservación, “uno de los más notables del complejo musteriense del noreste ibérico”, apunta Rafael Domingo.
Este yacimiento fue descubierto en 2013 por el geólogo Lluis Ardèvol. Tras una breve intervención en otoño de ese año para testear su potencial arqueológico y grado de conservación, el grupo de investigación Primeros Pobladores del Valle del Ebro de la Universidad de Zaragoza realizó en 2014 y 2016 unas primeras campañas de excavación de tres semanas que fueron sufragadas por el Ayuntamiento de Arén y otra más en 2017.
El equipo científico de la campaña actual está integrado, junto a los arqueólogos directores de los trabajos, Lourdes Montes y Rafael Domingo, por los investigadores José Luis Peña, María Marta Sampietro y Virginia Rubio, que se ocupan del estudio geomorfológico; José Antonio Cuchí, responsable de los estudios de petrología, y Alicia Medialdea, que desarrolla las dataciones OSL.
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