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La cuenca minera asturiana recupera El Vasco, la línea de tren que transportada el carbón a los Altos Hornos de Vizcaya

Tren del Vasco en Figaredo (Mieres)

Leticia Quintanal

Oviedo —

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Fundada por quien fuera alcalde de Mieres durante doce años y fallecido el año pasado, Aníbal Vázquez, la Asociación Cultural y Minera Santa Bárbara nació en el mes de noviembre de 2002, tras una reunión de personas que, sentadas en torno a la mesa de una sidrería, buscaban recuperar la fiesta de Santa Bárbara, con las singularidades que ésta tenía respecto a otras fiestas. Siete años más tarde, en 2009, fundaron la sección de Arqueología Industrial, dedicada a dar a conocer el patrimonio industrial, minero y ferroviario, de la cuenca del Caudal.

Dentro de su afán de recuperación y divulgación han trabajado “a pico y pala”, como cuenta José Soto, en la restauración de importantes elementos que integran el patrimonio de la zona. Son el socavón de la Rebaldana, el Cementerio Protestante de la Familia Guilhou (único camposanto protestante en Asturias) o la Bocamina Santa Bárbara, entre muchas actuaciones.

Y en este afán, se han propuesto un nuevo hito, recuperar la línea del ferrocarril Vasco Asturiano, conocida popularmente como 'El Vasco', que fue construido para transportar el carbón de las mismas del Caudal, que acababa alimentando los Altos Hornos de Vizcaya, y durante décadas prestó el servicio ferroviaria de viajeros entre Mieres y la capital asturiana. Una encomienda en la que cuentan, entre otros, con el trabajo e implicación del historiador Guillermo Bas.

Mañana sábado tendrá lugar el primero de los viajes, que desde la asociación confían en que no sea el último, pues “hay demanda”, como dice Soto, y es que las 80 plazas que salieron a la venta para esta primera ruta se agotaron en doce horas. Desde la asociación han conseguido poner en marcha esta iniciativa haciéndola coincidir con sus jornadas anuales sobre patrimonio.

La idea del tren histórico Trubia- Collanzo comenzó a pergeñarse allá por el año 2020 y en seguida contó con el visto bueno de los alcaldes de los cinco concejos asturianos concernidos, Aller, Mieres, Morcín, Ribera de Arriba y Oviedo. A pesar de ello, costó algo más de trabajo del esperado poder hacerla realidad, tanto como cuatro años.

Este proyecto ha nacido para llevarse a cabo con una locomotora de vapor, que la huyera pública Hunosa ha cedido a Renfe para tal fin, aunque no han conseguido que esté lista para la primera salida que, por tanto, se hará con un locomotora diésel. Eso sí, quienes hayan conseguido billete para este viaje de seis horas, lo harán en los vagones Estrella del Cantábrico. Habrá paradas en Mieres, Moreda, Ponteayer, Fuso de la Reina y Soto de Ribera, donde Guillermo Bas explicará la historia de cada una de ellas.

La historia del Vasco

La Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturiana nació en 1899 de la mano de importantes industriales vizcaínos y del Principado, para transportar el carbón que se extraía de las explotaciones mineras de la cuenca del Caudal destinado a alimentar la industria siderúrgica del País Vasco. Fue construida e inaugurada en varios tramos, siendo el primero de ellos el que unía el pueblo mierense de Ujo con la estación de Fuso de la Reina, donde en una segunda fase se bifurcó la línea hacia San Esteban de Pravia (mercancías) y Oviedo (viajeros).

En la encomienda de esta nueva línea ferroviaria estaban, por ejemplo, el impulsor de Hulleras del Turón, el fundador de la Sociedad Industrial Asturiana 'Santa Bárbara' y el propietario de las minas de Figaredo, y algunos de los impulsores de Altos Hornos de Vizcaya, que se unieron para proyectar una salida alternativa del carbón dirigido precisamente, al gigante siderometalúrgico. Así comenzó a funcionar 'el Vasco- Asturiano'.

Gracias a la iniciativa de estos industriales, y con un proyecto del ingeniero Valentín Gorbeña, se retomó una antigua idea, la de unir Ujo con San Esteban de Pravia siguiendo siguiendo los ríos Caudal y Nalón. Desde ese punto, el mineral era embarcado a los diferentes centros de consumo, especialmente con destino a la siderurgia vizcaína.

En la década de 1920 se pensó enlazar esta línea ferroviaria con La Robla, en León, al haberse quedado al margen del trayecto inaugurado en 1908 negocios mineros en el valle del río Aller. Si bien nunca se llegó a acometer, para lo que sí sirvió fue para ampliar las vías de Ujo (Mieres) a Collanzo (Aller), completando entonces el recorrido del Vasco Asturiano.

Durante muchos años éste fue el elemento de movilidad entre la cuenca del Caudal y Oviedo, aunque en la década de los 70 el tráfico de carbón comienza a disminuir. El mineral ya no era necesario para la siderurgia, con lo cual deja de transportarse al País Vasco y desaparece el puerto de San Esteban de Pravia.

Es a partir de entonces cuando el carbón comienza a destinarse a producir energía y las minas del Caudal, propiedad ya de Hunosa, extraen mineral que se queda al lado de caso, en la central térmica de Soto de Ribera, su principal cliente. Son los años, además, en que el Vasco Asturiano se integró en la empresa pública Feve (1972), perdiendo buena parte de su identidad como empresa independiente, aunque seguía siendo un importante ferrocarril carbonero.

La desaparición de la minería en Asturias acabó por enterrar definitivamente la actividad de esta ruta más que centenaria que, aún así, continúa formando parte de la Red Ferroviaria de Interés General, dependiente del Ministerio de Transportes, por lo que no solo no se puede desmontar, sino que además pasa periódicamente los controles exigidos.

El Vasco Asturiano concita valores históricos, patrimoniales y paisajísticos que vertebran toda la cuenca del Caudal y del bajo Nalón, tal y como señalan los promotores de esta iniciativa. Valores que ayudan a que este proyecto logre convertirse en enganche turístico para una zona que ha sido demasiado castigada por la reconversión industrial y el desmantelamiento de las minas.

La arquitectura ferroviaria es otro de los alicientes de este recorrido. De las estaciones originales, planteadas por el ingeniero Gorbeña, hay ejemplos en Figaredo, Soto de Ribera y Trubia. En los años 20 y 30, el arquitecto José Avelino Díaz dejó su impronta en enclaves tan singulares como Moreda, la cantina de Ablaña o Peñamiel. Mientras que de la época de la posguerra datan ejemplos en Ujo y Fuso de la Reina.

El pasado debe llevarnos a construir el futuro

Según explica el historiador Guillermo Bas, ésta es además una buena oportunidad para aprovechar que Asturias “se está convirtiendo en la meca del turismo”, y poner en marcha un proyecto que cumpla con el objetivo de desestacionalizar la actividad turística, ayudando además, a la posible reconversión de la cuenca. Porque “el pasado debe llevarnos a construir el futuro”, asegura Bas.

Sin embargo, acorde a su interés transversal, la recuperación definitiva y continuada de este trayecto ferroviario supondría también, según sus promotores, revitalizar y potenciar la vía estrecha que, en Asturias, se encuentra en una situación “calamitosa”, y orientarla hacia la difusión de la cultura y el patrimonio industrial.

Por todo ello, desde la Asociación Cultural Minera Santa Bárbara insisten en los beneficios que generará la creación de un ferrocarril histórico que aproveche y permita difundir, y preservar, ese amplio patrimonio, aprovechando, además, la disponibilidad de numerosos vehículos de época vinculados de una u otra manera al ferrocarril.

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