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El equilibrio entre casa y hogar: mantener el calor sin hacer obras ni perder el estilo

Cortesía de DECORA

Los cambios de estación son una de las épocas en las que más hay que trabajar en casa. Cambiar la ropa de los armarios, de cama, e incluso aprovechar las modas y colores para tocar alguna pieza de decoración que haga más acogedor nuestro entorno. Eso, sumado a las festividades que se aproximan, hacen que cada espacio cuente, y que intentemos que nuestros esfuerzos económicos no vayan en escalada mientras mantenemos el equilibrio entre casa y hogar.

Pero una de las cuestiones que más preocupan a las familias cuando se aproxima el invierno, es el frío. Con un ojo siempre en el mapa de temperaturas, preparamos la llegada de la lluvia y nieve intentando evitar una palabra que a todos nos da miedo: obras. Queremos calor, pero si no vivimos en una casa con un sistema de calefacción preinstalado, la climatización también es un asunto a resolver de forma directa y eficaz, sin una gran inversión, y con varias opciones que pueden suponer una solución óptima.

Para elegir un sistema de calefacción adecuado, hay que tener en cuenta las necesidades concretas de cada casa, partiendo del clima de la zona. No necesitará el mismo calor una casa que esté situada en la montaña del norte que una familia que resida en la zona costera del sur. También hay que tener en cuenta el tamaño y la forma de la vivienda, dónde pasamos más tiempo, o de qué aislamiento dispone. Para los diferentes tipos de vivienda hay soluciones idóneas con las que protegernos del frío.

Pensar en dónde vivimos para saber cómo queremos vivir

Partiendo del importante factor de la ubicación y zona climática en la que vivimos, hay sistemas de calefacción que pueden aprovecharse durante todo el año. A pesar de la creencia popular, el aire acondicionado también puede calentar una casa. Son aparatos dotados de una bomba de calor que puede enfriar en verano y calentar en invierno, usando el mismo sistema pero al revés. El aire exterior transforma un fluido interno en líquido o gas, dependiendo de si queremos enfriar o calentar. 

Hoy en día, la práctica totalidad de los climatizadores incluye esta opción. Hace años, estos equipos no funcionaban muy bien en climas fríos, pero en la actualidad han mejorado de forma considerable sus prestaciones. La bomba de calor es el sistema de calefacción más eficiente que existe puesto que su consumo es muy bajo, algo que se agradece cuando llega la factura. Además, los equipos de última generación trabajan en silencio sin perder el toque elegante y decorativo, en especial los de marcas como LG, que permiten utilizar algunos modelos como marco para cuadros y fotos, ya sean impresos o digitales. 

Otro de los factores a tener en cuenta es el tamaño de la vivienda, y cómo poder aprovechar recursos para calentar estancias de forma individual. Para ello, una solución pueden ser los radiadores de aceite emiten el calor a través de un fluido, un aceite térmico interno que se calienta por resistencias eléctricas blindadas, y que se han convertido en una opción popular porque resultan cómodos y fáciles de transportar, sin necesidad de instalación de ningún tipo y de sencillo manejo.

Este tipo de radiadores son además muy cómodos para usar en una vivienda pequeña, tienen ruedas para poder moverse de una habitación a otra y solo se necesita una toma eléctrica para conectarlos. Son silenciosos, no emiten residuos, y la mayoría se pueden programar. Eso sí, tardan un poco en calentar y no son adecuados para estancias muy grandes, pero tienen un funcionamiento óptimo como apoyo o recurso puntual en climas templados y están disponibles en diferentes tamaños para mejorar la climatización de cualquier rincón, desde modelos mini de apenas siete elementos hasta otros con mayor capacidad de calefacción con hasta 12. Y una vez apagados, conservan el calor hasta cuatro horas. 

Además, los nuevos modelos aportan también un toque de distinción a las estancias donde vayamos a utilizarlos, aportando una nota de color. Los diseños retro de Ariete son ideales para viviendas históricas, pero también los hay con aspectos mucho más sofisticados y a la vez neutros y de bajo consumo.

Decorar al mismo tiempo que calentar

Influenciados por las películas de Hollywood, todos hemos fantaseado alguna vez con tener una chimenea en el salón que haga las veces de marco tranquilo para estar en familia o en pareja. Pero mantener una chimenea “real” conlleva una serie de complicaciones que, además, incluyen una obra difícil de hacer en un piso. Sin embargo, los calefactores son la solución perfecta para calentar pequeñas estancias, segundas residencias o para apoyar grandes habitaciones en momentos puntuales de mucho frío. Su practicidad, además, incluye diseños variados en función del uso que le vayamos a dar. 

Hay modelos verticales que incluyen elementos muy interesantes, como el temporizador, la función ventilación o el sensor de movimientos. Son adecuados para calentar habitaciones con mucha actividad, difundiendo bien el calor. Otra opción es elegir un calefactor mural, que se puede instalar en la pared para que no estorbe en el suelo, y que permite distribuir el aire caliente por toda la estancia. Y, por supuesto, los hay imitación a una chimenea de gas o leña, ideales para viviendas rústicas o de mayor tamaño.

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