Un exdirector de banco acusado de un desfalco de cinco millones en Cangas de Onís admite que creó una banca paralela
Manuel Mori dirigió la sucursal del Banco Pastor de la localidad asturiana de Cangas de Onís durante 14 años, entre febrero de 1998 y mayo de 2012, y las siete auditorías que controlaron a lo largo de este tiempo la gestión de la entidad no detectaron anomalía contable alguna. Incluso llegó a ser gratificado con bonos porque había logrado que hubiera “morosidad cero” en la entidad, una cuestión que “le obsesionaba”.
La fusión del Banco Pastor con el Banco Popular, que posteriormente fue adquirido por el Banco Santander en 2012 llevó a los responsables de la entidad a realizar una nueva auditoría que puso al descubierto la creación de una banca paralela y un presunto desfalco de cinco millones de euros.
Manuel Mori ha admitido este martes con “matices” los hechos relatados por la Fiscalía que le responsabiliza de su autoría en un delito continuado de apropiación indebida por el que pide una pena de ocho años de prisión, multa de 9.600 euros e indemnizaciones que superan los tres millones de euros. No obstante, la acusación pública ha avanzado que a la vista de su reconocimiento explícito podría modificar su calificación al término de las ocho sesiones del juicio previstas en la Audiencia Provincial de Asturias, por lo que se reduciría sensiblemente su petición de condena.
En torno a 16 acusaciones particulares están personadas en la causa y solicitan para el acusado penas que oscilan en una horquilla entre siete y ocho años de cárcel.
Por su parte, el abogado defensor Ignacio Álvarez-Buylla reclama un año y diez meses de cárcel por un delito de administración desleal y considera que en su caso concurren las circunstancias atenuantes de dilación indebida, colaboración con la Administración de Justicia y arrepentimiento.
Del despido a la colaboración con la auditoría
Manuel Mori se ha sentado este martes en el banquillo de los acusados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial. Ha reconocido sin tapujos que él creó una banca paralela y ha incidido en su permanente colaboración con la entidad bancaria para aclarar todos y cada uno de los movimientos que efectuó sin conocimiento de los clientes, a los que, según su versión, trataba de ayudar en unos casos con la concesión de préstamos y en otros evitando que cayeran en morosidad a finales de cada mes.
La primera reacción de la entidad bancaria al conocer el presunto desfalco fue comunicar el fulminante despido al director, en 2012, a través de dos cartas: una primera en la que le imputaban dos hechos delictivos y otra segunda donde se hablaba de tres. El propio Mori decidió colaborar con la auditoría facilitando la entrega de listas manuscritas de su puño y letra con los nombres de los supuestos beneficiarios de sus operaciones así como de la titularidad y la cuantía de cada una de las cuentas de las que el dinero se detraía.
La relación de vecindad, amistad y confianza que el director tenía con los clientes favoreció que muchos de ellos le firmaran “documentos en blanco” con el reconocimiento de la deuda, como han constatado en sus declaraciones.
El dinero detraído oscilaba entre 7.000 y 900.000 euros y dólares
Las cantidades que indebidamente fueron desviadas de las cuentas de los clientes oscilan, según la Fiscalía, entre los 7.000 y 900.000, tanto en euros como en dólares, ya que también había personas residentes en el extranjero, entre ellas unas hermanas que vivían en Estados Unidos.
La entidad bancaria ha resarcido en torno a 1,4 millones de euros a algunos de los clientes afectados y ha renunciado a la acción penal, si bien se ha reservado el derecho a las acciones civiles.
En su declaración, el acusado ha admitido que creó la banca paralela pero ha incidido, en varias ocasiones a lo largo de su testifical, en que él particularmente “no se quedó con un euro” y se ha declarado insolvente.
“Si no hubiera sido por su confesión, pasados uno o dos meses después, el Banco Santander no habría sido capaz de determinar los hechos”, ha recalcado su abogado defensor.
“Teníamos interventores, el auditor regional y la sucursal pasó todos los controles con buenas notas. Había incluso perjudicados que no estaban incluidos en el relato del fiscal y que yo aporté a la auditoría”, ha aseverado Manuel Mori.
El acusado ha negado que obtuviera un beneficio económico personal con estas operaciones: “Yo para mí no cogí nada. Para mi propio beneficio, nada. Todos los movimientos que realizaba eran dentro de la actividad propia del banco con el propósito de que la entidad no tuviera morosidad”, ha reiterado.
Evitar que los clientes entraran en morosidad en los últimos días de cada mes era, para él, una “obsesión”, por lo que ha asegurado que este fue uno de los motivos por los que decidió trasvasar cantidades de unas cuentas a otras para “ayudarles”. No obstante, ha reconocido que algunos clientes le entregaron dinero para hacer ingresos en sus cuentas que no llegó a formalizar.
Como consecuencia de este gran volumen de operaciones, la sucursal “cada año iba creciendo” y recibía bonos por ello, si bien el acusado ha mantenido que ignoraba si estos movimientos que realizaba habitualmente desde su propio despacho eran conocidos por la entidad.
“Habrá otros 100 beneficiarios arreglados”, afirma el acusado
Alrededor de 16 acusaciones particulares están personadas en la causa. A preguntas de varios letrados sobre si restituyó o no el dinero a los damnificados, Manuel Mori ha respondido tajante: “No puedo restituir nada porque no tengo nada. No sé el dinero que devolvió el banco, pero si no lo devolvió, ese cliente no lo recuperó”.
Manuel Mori ha afirmado que en su colaboración con la auditoría aportó los nombres de unos 90 beneficiarios, pero dio otro dato curioso: “me llegué a obsesionar con la morosidad y por eso la cuenta de morosos estuvo a cero en mi época. Esas operaciones se hicieron más veces y habrá otros 100 beneficiarios arreglados”.
Cuando, de nuevo, algunos letrados en el exhaustivo interrogatorio al que le sometieron le preguntaron sobre el origen del dinero que había utilizado en estas operaciones, el exdirector contestó: “El dinero salió de alguno de los clientes de los abogados que están aquí”, mientras señalaba al banco que ocupaban sus compañeros de la acusación particular.
Varios clientes han testificado a lo largo de la sesión. Entre ellos figuraban responsables civiles a título lucrativo que entraron en contradicción con las declaraciones del acusado, ya que mientras ellos mantienen que devolvieron el dinero, Manuel Mori lo niega rotundamente o rebate las cuantías económicas. Sin embargo, no hay documentos de estos responsables civiles que certifiquen esas devoluciones, ni totales, ni parciales.
Clientes que no devolvieron préstamos “porque nadie lo reclamó”
También han declarado clientes que han admitido que no llegaron nunca a devolver el dinero que les concedió el entonces director porque, según explicó uno de ellos: “A mí me dio un préstamo de 15.000 euros, pero no lo devolví porque no sé a quién se lo tengo que pagar porque a mí nadie me lo reclamó”.
En el mismo sentido ha testificado un cocinero de un hotel de la zona, que ha indicado: “Confiaba plenamente en Manolo porque era muy querido y amigo de todos”, ha argumentado y ha añadido que él pensó que el préstamo se lo daba personalmente Manuel Mori ya que, según su testimonio, “Cuando cambió el Banco Popular nadie me llamó para devolverlo”.
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