El misterio de una mujer asesinada con tres cuchillos clavados en el cuello logra resolverse en la ficción

Pilar Campo

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El hallazgo del cadáver de una mujer, con tres cuchillos clavados en el cuello, detrás de una puerta en su domicilio de Terrassa (Barcelona) causó un gran impacto a María Eloína González Orviz durante su etapa como magistrada instructora en Cataluña. La abundante sangre que manaba de las heridas de la víctima diluyeron cualquier posibilidad de encontrar huellas concluyentes de posibles sospechosos. Un caso que llegó a obsesionar a la magistrada que ha resuelto el crimen a través de la ficción en su primera novela negra: 'El silencio que guarda los secretos'.

Buscó respuestas a un crimen para el que todo eran incógnitas: ¿Quién era esa ama de casa, con vida aparentemente normal, que había sido brutalmente asesinada?, ¿cuál era el motivo para que alguien decidiera matarla con esa saña?, ¿cuál era su historia? Todo eran interrogantes que la investigación policial no llegó a desvelar. El caso acabó sobreseído, pero aunque oficialmente la instrucción se cerró sin apenas avances, en su cabeza siempre ha continuado abierto.

La magistrada está ahora destinada a Asturias. Es la titular del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Oviedo, que asume causas civiles. En contraste con el lenguaje jurídico y técnico que se refleja habitualmente en las sentencias, autos y providencias, esta apasionada de la literatura y voraz lectora reconoce que escribe de todo: desde cientos de poemas que guarda en un cajón y que no ha mostrado a nadie, quizá por timidez, a cuentos en prosa.

Sin embargo, el misterio de la mujer asesinada la seguía rondando. Decidió quitarse esa espina con su primera novela publicada. Para que nunca se le olvidara. Afirma que ella tenía algunas sospechas sobre la posible autoría, pero la falta de pruebas fehacientes le impidieron llegar hasta el final. Ahora, en 'El silencio que guarda los secretos“ sí hay un asesino que, por razones obvias, no va a desvelar en esta entrevista.

Una víctima, una jueza, un comisario y una amiga especial

“El libro parte de un caso real, que es la aparición de una mujer muerta detrás de la puerta de su casa. El cadáver tenía tres cuchillos clavados en el cuello. En la novela los cuchillos los he sustituido por tres punzones. Todo lo demás es ficción”, asegura la autora.

La novela consta de tres partes bien diferenciadas. En la primera, refleja un poco la investigación durante los días del suceso. Ese fue el germen del libro y es la parte que más se asemeja a la realidad; una segunda donde le da una vida a esa mujer y una tercera donde se resuelve el asesinato. Una forma de honrar su memoria.

En la vida real, al llegar a la escena del crimen, la magistrada desconocía cualquier detalle de la vida de la víctima, por lo que una vez que se planteó escribir la novela pensó en construirle una historia, para que esa mujer desconocida por completo para ella pudiera tener, al fin, justicia.

En la novela hay cuatro personajes protagonistas y todos sus nombres son inventados: Mercedes es la mujer asesinada, Pilar es la instructora del caso, el comisario Flores es el investigador y Carmina es la amiga especial de Pilar. El inspector Flores aparece dando el contrapunto a la jueza instructora porque, según expone, generalmente en las novelas policiacas los autores se hacen servir de policías, pero en su caso por proximidad y por conocer mejor ese mundo prefirió hacerlo a través de una magistrada instructora.

“Creo que el final en la vida real era otro, pero no se pudo probar”

En la novela se apunta a un final que no es el mismo que a la magistrada le hubiera gustado que hubiera ocurrido en la vida real porque ella sigue pensando que era otro diferente: “Yo apunté en la instrucción del caso real a un final que no se pudo probar, pero al novelarlo -relata- me metí en el ámbito de la ficción pura, donde iba construyendo un personaje, luego no me gustaba y lo iba eliminando, construía otro y pensaba que ese me quedaba mejor. Intentaba hacer giros en la novela que ya me iba llevando a un camino. Dejo un final un poco abierto”.

Yo apunté en la instrucción del caso real a un final que no se pudo probar, pero al novelarlo me metí en el ámbito de la ficción pura

La autora se muestra un poco sorprendida del éxito que está alcanzando su novela. Especialmente teniendo en cuenta que ella siempre escribió por gusto y nunca había sacado nada a la luz. Las circunstancias hicieron que una amiga suya leyera los borradores, el pasado mes de junio, y le insistiera en que no podía dejarlos abandonados en un cajón porque consideraba que tenían calidad literaria suficiente para su publicación. Ella le animó a presentarlo a unos premios.

“Yo lo presenté sin convicción alguna a los premios ”Sed de Mal“, por su temática de novela negra, y mi sorpresa fue que recibí una carta de la Editorial Atlantis, el pasado mes de noviembre, donde me comunicaba que el jurado de los premios consideraba que tenía calidad y que era publicable”, expone. Y en apenas cinco meses, del cajón pasó a la proyección pública y de ahí a la vorágine de la presentación del libro al gran público.

María Eloína González Orviz hizo su debut en el mundo literario de las presentaciones primero en Barcelona y decidió que el segundo lugar donde debía dar a conocer su novela debía ser L'Entregu, la localidad minera asturiana en cuyos alrededores está la pequeña aldea de Ciriegu, donde nació en 1960.

A raíz de este acontecimiento literario, ha constatado que todo su entorno se ha alegrado tanto con su nueva faceta que está desbordada de tanta felicidad. Desde sus amigos de la infancia, los del colegio, del instituto, su entorno familiar y sus compañeros de profesión todo el mundo le está felicitando tanto que ya se está planteando incluso hacer una segunda parte con algunos de sus personajes, entre ellos con la instructora Pilar.

De momento, sigue asimilando con humildad tantas felicitaciones. Son sólo el principio de su nueva carrera como autora de novela negra, la que le ha permitido resolver en la ficción el misterio del asesinato de la mujer cuyo cadáver fue hallado con tres armas blancas en el cuello.