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Nosotras parimos, nosotras ya hemos decidido
“Nosotras parimos, nosotras decidimos” es el lema feminista que la asociación Son Nuestros Hijos ha robado al movimiento que lucha por la liberación de las mujeres.
Es curioso que hablen en femenino y digan “nosotras parimos” o “nosotras decidimos”, cuando lo cierto es que en la Junta Directiva que aparece en su web sólo hay dos mujeres (una vocal y la secretaria, claro) frente a 8 hombres, entre los que están el presidente de dicha asociación, el vicepresidente y el tesorero. El poder y las decisiones donde tienen que estar, claro, en ellos.
Del lema feminista no sólo han sacado un eslogan, también una web con vídeos de mujeres asegurando que ellas gestarían. Por otro lado, en la propia página de Son Nuestros Hijos, en el apartado “nuestras gestantes” (es decir, mujeres que no dicen que gestarían para una campaña, sino mujeres que ya han alquilado su vientre), aparecen sólo un par de vídeos que no se pueden reproducir porque no existen realmente. También encontramos el perfil de una mujer llamada Crystal, que a poco que busques en Google, ves que es una mujer estadounidense que pertenece a otra plataforma en USA.
Esta asociación, que asegura que no tiene como objetivo el lucro, tiene un apartado propia en la web de la agencia de gestación subrogada BabyGest. El apartado abre con la charla de, cómo no, un hombre.
Que tanto esta asociación como las agencias que alquilan vientres saben que están robando un lema para confundir no se le escapa a ninguna feminista. El problema es que, como también saben, con eslóganes y tergiversaciones se puede confundir a la población lo suficiente como para que parezca que este debate está abierto y que, además, es legítimo.
Nadie juega mejor con la neolengua y retuerce más la realidad que un liberal con ganas de venderte algo. Nadie. Pero en esta ocasión se están topando de frente con un movimiento muy bien organizado, con miles de mujeres que llevan más tiempo instruyéndose o peleándose por sus derechos y su liberación que el que ellos llevan intentando alquilarlas. Y tenemos muchos más argumentos que ellos, aunque quizás no tanta pasta. Nosotras podemos llenar las calles de Madrid varios días al año, pero ellos con una transferencia bancaria pueden colocarte un cartel de neón en pleno dentro de las mayores ciudades de España con sus propuestas ilegales e indignas para con las mujeres.
Nosotras parimos y nosotras decidimos, exacto. Y precisamente porque somos muchísimas las tenemos asimilado esto, no vamos a dejar que vengan cuatro liberales a convencernos de que este lema tiene dos lecturas. Por muy grande que sea el cartel, y por mucho neón que lleve.
Alquilar tu vientre no es un trabajo. En un trabajo se vende la fuerza de tu trabajo, no tu cuerpo. Si fuera un trabajo podrían desempeñarlo también los hombres. Si fuera un trabajo podrían llamarte del INEM para una oferta cuando estás desempleada. Si fuera un trabajo de verdad, y fuera algo maravilloso y complaciente como nos quieren hacer ver, serían a las burguesas a las primeras que se les ofertaría la faena. Pero no, jamás una burguesa le alquilado su cuerpo a nadie, y jamás lo hará. Este es otro de los motivos por los que el feminismo tiene que ser de clase: la feminización de pobreza es una realidad. Las mujeres pobres son más pobres que los hombres pobres. Y su capacidad reproductiva no puede ser objeto de explotación para el capricho de los que más tienen.
El liberalismo pretende, como siempre, hacer pasar por libertad individual lo que no es más que explotación de las mujeres pobres, que son las únicas que se prestarían a esto, dinero mediante. Cuando se hace cualquier cosa por necesidad, no existe libertad. Libertad es cuando la situación de una persona la hace poder elegir entre multitud de opciones. Las mujeres que se ofrecen en Ucrania, por ejemplo, a gestarle la criatura a otra persona con más ingresos y opciones vitales, son pobres. Ni una sola mujer rica ha gestado nunca para nadie por dinero.
El mensaje de pseudoaltruismo que tanto Ciudadanos como asociaciones tipo Son Nuestros Hijos lanzan cada dos por tres es la trampa en la que muchos caen. “Bueno, si quieren hacerlo gratuitamente para un hermano, legalicémoslo”. Parece tener lógica y cero riesgos. Parece mentira que no sepamos cómo se las gasta el capital. Parece mentira que no entendamos todavía cómo funciona este sistema. Lo que primero se ofrece de forma gratuita en la Seguridad Social acaba siempre externalizándose y acabando en empresas privadas.
Lo saben tan bien que dan charlas, incluso antes de que se legalice, para agencias como la nombrada anteriormente, que ya tiene un catálogo con los precios, y un sitio en su web llamado “La calculadora”, para que ingreses tus datos y veas por cuánto te puede salir y cuánto te puedes ahorrar por una criatura nueva y sin defectos. Porque si hay algún problemas en el parto o en la gestación, los padres no tienen de qué preocuparse: si hay algún problema, como que el bebé nazca en coma, se les devuelve el dinero. Lo que pase con el bebé o la gestante nadie lo sabe. Sí sabemos que en aquel caso concretamente, la pareja acabó consiguiendo otro bebé. También sabemos el estado anímico de los pudientes: “fue dramático (para ellos)”. Y también sabemos que “Cuando los médicos les confirmaron que el niño iba a morir [sin saber cuándo], regresaron a España”. Tampoco era cuestión de quedarse allí a ver qué pasaba, ni que fuera su hijo.
En resumen: no van a dignificar ni a legalizar esta práctica. Nosotras parimos, nosotras decidimos, sí, y decidimos que este debate no se abre porque ni siquiera es una debate real, se trata simplemente del liberalismo intentando meterse de nuevo donde ya se metió la Iglesia: en nuestro coño y nuestros ovarios.
Pero están pinchando ustedes en hueso, señores: en nuestro cuerpo mandamos nosotras más que nunca. Nosotras parimos, nosotras ya hemos decidido. Ni se acerquen.
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