'Al día' y 'Un tema Al día' son el boletín y el podcast de elDiario.es para mantenerte informado con las claves de actualidad cada mañana. Con Juanlu Sánchez, subdirector de eldiario.es, y las aportaciones de toda la redacción.
El fin de semana nos deja una manifestación histórica en València. Una enorme multitud, que no se recuerda desde tiempos del No a la guerra, abarrotó el centro de la ciudad el sábado, con marchas procedentes de los barrios afectados por la DANA y el apoyo de muchos otros ciudadanos. Hubo lugar para reproches para todos, pero el grito más unánime fue: Mazón, dimisión. Junto a la vista aérea donde se aprecia la magnitud de la protesta, la otra imagen para el recuerdo será la fachada de la Generalitat Valenciana llena de barro y pintura roja de rabia.
La gente fue a manifestarse con otro ingrediente de indignación: ya sabemos dónde estaba en las horas claves de la alerta el presidente valenciano, desaparecido desde la hora de comer hasta más allá de las seis de la tarde. Mazón estaba con una periodista, dicen que para ofrecerle la dirección del canal público de televisión valenciana, lo que ya de por sí es un escándalo porque es un cargo que en teoría no depende del president. Pero digamos que da igual el motivo del encuentro o con quién fuera exactamente: lo verdaderamente irresponsable es que Mazón alargara la sobremesa frívolamente por un asunto que no era urgente mientras su equipo de emergencias no era capaz de tomar decisiones. Sobre todo a la luz de lo que desvelamos hoy.
Acabamos de publicar una información relevante sobre aquella fatídica tarde del martes 29 de octubre: la empresa que gestiona el 112 valenciano fue avisada poco después de las 18h de que se iba a mandar la famosa alerta a los móviles que finalmente no se mandó hasta las 20:11, dos horas después y cuando ya era demasiado tarde. Esto desmiente la versión de la Generalitat. ¿Qué pasó en esas dos horas? Pues que la consellera que presidía la reunión no se atrevía a tomar decisiones y que Mazón no apareció hasta las 19.45 en el centro de mando. Creo que hay pocos ejemplos más claros de las consecuencias, para uno mismo y para los ciudadanos, de no tomarse en serio la política.
Durante el fin de semana también hemos visto los equilibrismos del PP nacional para desmarcarse de Mazón y no quedar atrapados en esta crisis pero sin dejarle caer, porque su dimisión será una victoria para Sánchez. Y van alternando una de cal y otra de arena: mientras un portavoz dice que “estamos con el presidente Mazón”, Feijóo se hace un vídeo dando su apoyo a los servicios de emergencias del 112 de Madrid (¡de Madrid!) en vez de en Valencia, para presumir de los refuerzos enviados desde comunidades donde gobierna el PP en vez de dar la cara por lo que hace su gobierno en Valencia.
El balance oficial de muertos se mantiene en 214 fallecidos, aunque las malas noticias siguen alcanzando a nuevas familias conforme se van confirmando los nombres de las víctimas entre los cuerpos sin identificar. Entre ellos, el de dos empresarios, Vicente Tarancón y Miguel Burdeos con una actividad conocida más allá de Valencia: el primero era el fundador de Luanvi y el segundo, dueño de las marcas blancas más habituales de Mercadona, Bosque Verde y Deliplus.
Más allá de lo que pase con los protagonistas políticos de esta historia, ¿qué pueden hacer otros políticos para que esto no vuelva a pasar? Quizá esté bien preguntárselo. Y quizá algunos errores tengan todavía solución porque todavía no han terminado de cometerse. Me refiero a los proyectos urbanísticos que tenían la luz verde de diferentes administraciones en terrenos en riesgo de inundación. Desde Tablada en Sevilla a la playa de Barcelona o el cauce del Tajo.
Países Bajos, pero no inundados. También podemos aprender de los holandeses. Estuve por allí hace poco y es fascinante el control del agua en un país que básicamente se define por tener un alto nivel de bienestar en un terreno por debajo del nivel del mar. Y no es solo cuestión de construir diques. También hay prevención y alerta temprana. Aquí nos lo explican.
La izquierda, en bucle con Trump
Estos días he estado leyendo lo que escribimos y lo que dijimos hace 8 años cuando Donald Trump ganó por sorpresa la primera vez, contra Hillary Clinton. Y es desolador: casi una década después, estamos diciendo prácticamente lo mismo. La culpa es de los votantes que no saben votar y de los bulos, las fake news y Twitter (bueno, entonces era culpa de Facebook). Hubo muy poca autocrítica en la élite pro-demócrata y tampoco la hay ahora. Así que hoy en el podcast, porque lo primero para salir de un bucle es darte cuenta de que estás en uno, hablamos de si hay reflexiones posibles para evitar que sigan proliferando donaldtrumps por el mundo.
Que no se te pase
Escandaloso. El jefe de Antiblanqueo de la Policía Nacional en Madrid escondía 20 millones de euros en metálico entre las paredes de su casa. Ha sido detenido. Asuntos Internos investiga si el jefe antiblanqueo se dedicaba a blanquear para los narcos y facilitar la circulación de contenedores con droga en el puerto de Algeciras. No sabe uno si deprimirse por lo podrido o alegrarse porque no quede impune.
Me lo vais a pagar (literalmente). La pareja de Ayuso, que ha confesado dos delitos fiscales, ha emprendido su propia ofensiva judicial contra políticos de PSOE y Más Madrid por supuestas “difamaciones” hacia su persona. Lo mismo se quiere pagar la multa por falsificar facturas con los 415.000 euros que reclama en indemnizaciones.
Vivienda. Entre las muchas cosas que no están recibiendo atención estos días, está la manifestación por la vivienda digna que se ha visto en Cádiz y Sevilla. Decenas de miles de personas pidiendo que el techo sea un derecho protegido de la especulación.
Cosas que no sabía
No sabía que el sistema simplificado para los mapas del transporte público, que no son a escala real sino que son más bien una guía funcional de líneas de colores y paradas, fue creado por el ingeniero británico Harry Beck en 1931 para el metro de Londres. El de la imagen de arriba es de 1933. El sistema, que Beck realizó en su tiempo libre y que por supuesto generó rechazo al principio, acabó popularizándose en todo el mundo. Le da menos importancia a la ubicación precisa de las estaciones y las distancias y se centra en hacer el lenguaje administrativo (en este caso, visual) algo comprensible y útil. Un siglo después, sigue siendo algo disruptivo.
No sabía que en Nueva York hay más de 600 kilómetros de andamios que están siempre puestos. Ahora que lo he leído, me cuadra con la imagen que uno tiene al visitar la ciudad, pero si no vives allí no te das cuenta de que esos andamios están siempre ahí. La razón, dicen, es una ley que obliga a determinados edificios (por su altura, por su tipo de construcción, por su fachada) a hacer revisiones cada cinco años. Los dueños han decidido que para eso, les sale más rentable dejarlos puestos que montar y desmontar. En teoría, andan buscando soluciones para reducir su número.
No sabía si el nombre a la rambla tristemente conocida por la riada de Valencia, el Barranco del Poyo, tiene que ver con los bancos de piedra pegados a la pared que muchos llamamos poyete. Lo he preguntado y cada valencianoparlante que conozco me remite a un experto y cada uno dice una cosa diferente. La versión que veo más veces publicada es que en este caso poyo es una adaptación en valenciano del aragonés pueyo, que significa lugar alto o colina. Hay otros lingüistas que dicen que viene poll, que significa piojo porque en la zona había otro sitio llamado así, pero que se convirtió en Poio o Poyo para evitar lo del piojo. Si alguien sabe más, que se pronuncie.
Hasta aquí llegamos por hoy.
Un abrazo,
Juanlu.
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