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Denuncian que en la plataforma Milanuncios “la vida de los animales es una sección más entre vehículos, aspiradoras o bolsos”

24 de diciembre de 2020 06:00 h

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“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar”. La frase es de Angela Davis. El poder transformador de todas las personas que, como ella, eligen pasar a la acción. Hace tres años, la FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) interpuso la primera denuncia contra Milanuncios. ¿El motivo? Que en el portal de compraventa online se comercia con animales sin ningún tipo de límite legal ni, mucho menos, consideración hacia ellos. Fue el inicio de una larga lucha. Desde entonces, la Fundación no ha parado de combatir esta forma de perpetuar lo inaceptable.

Parecía que sus esfuerzos daban resultado cuando, en octubre de 2019, el Ayuntamiento de Barcelona abrió un expediente sancionador por 150.000 euros a Schibsted Classified Media Spain S.L. (ahora AdevintaSpainS.L.U.), la empresa que está detrás de Milanuncios y Vibbo. Hay que tener en cuenta que nunca antes se había puesto en marcha un proceso de tales características contra el comercio de animales no humanos a través de internet. Sin embargo, lejos de tomar medidas reales, las páginas de Milanuncios y Vibbo se limitaron a incluir una casilla donde los anunciantes deben indicar su número de núcleo zoológico, sin requerir o garantizar verificación alguna al respecto, dando lugar a que los traficantes se inventen el dato (algo sencillo de comprobar en el registro).

Por si esto fuera poco, el pasado mes de noviembre, AdevintaSpainS.L.U. se acogió al recurso contencioso administrativo para mostrar su disconformidad con la resolución del expediente sancionador incoado por el Ayuntamiento de Barcelona. Como respuesta, FAADA decidió personarse en el contencioso contra la mercantil. Además, en los últimos días, la Asociación Libera y la Fundación Franz Weber han impulsado en Galicia otra denuncia por el mismo motivo. ¿Será este el comienzo de una batalla mayor a la que se sumen más colectivos? Tal vez no haya otro camino. Ni otra opción.

“Diariamente, FAADA recibe denuncias de compradores de estos portales que han adquirido cachorros que después fallecen por enfermedades víricas (parvovirus, moquillo, etc.) o tienen enfermedades genéticas de difícil recuperación como, por ejemplo, displasia. Muchos de ellos proceden de países del este de Europa y son traídos aquí a una edad muy inferior a la legalmente establecida”, explica Anna Estarán, portavoz de FAADA. Y continúa: “De la misma manera, la facilidad con la que resulta posible vender animales por internet promueve la cría sin control por parte de particulares con el único objetivo de obtener beneficios económicos a costa de reducir al mínimo todos los gastos posibles, incluidos los veterinarios. La cría indiscriminada y este tipo de anuncios conllevan, obviamente, el abandono de un elevadísimo número de animales, que acaban siendo adquiridos por compradores irresponsables que no han reflexionado sobre las implicaciones de incorporar un animal a la familia”.

Porque la vida de un ser sintiente nunca debería poder capitalizarse. Porque un ser sintiente no es una mercancía. Ni un juguete, ni un capricho, ni un regalito de Navidad para las niñas y niños que se han portado bien este año. O, tal y como afirma Anna Estarán, “para Milanuncios, una sección más entre vehículos, aspiradoras o bolsos”. Quizás a la justicia también haya que educarla, y desde muy pequeña: enseñarle que el derecho a vivir ni se compra, ni se vende. Pues de poco servirá seguir regulando a medias la compra y venta de animales no humanos si las leyes (siempre insuficientes cuando las víctimas pertenecen a una especie distinta a la nuestra) no van acompañadas de una labor global, que también incluye a las instituciones, que ayude a entender qué significa, para cualquier conciencia, existir. Hasta que la sociedad vea tan impensable pagar por un animal como ponerle precio a una persona. Y entonces deje de hacerlo. Solo así podremos cambiar las cosas de verdad.

Después de publicar hace unos días este artículo sobre la compra y venta de animales en Internet, su autor recibió un comunicado de Milanuncios. “Pese a no intermediar en las transacciones que se realizan entre los usuarios, el equipo de Milanuncios está muy comprometido con la tenencia y adquisición responsable de animales de compañía por lo que destina grandes esfuerzos a combatir posibles malas prácticas y garantizar la seguridad de nuestros usuarios y el bienestar de los animales, tanto a través de un equipo de personas que revisa los contenidos publicados en la plataforma así como a través de la cooperación con múltiples organismos oficiales e instituciones del sector”, explicaban.

Por ello, prosigue el comunicado, “Milanuncios ha llegado a un acuerdo de colaboración con el Servicio de Bienestar Animal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para promover un cambio de actitud en la relación de las personas con los animales de compañía. De esta forma, Milanuncios se ha unido a la iniciativa de Tenencia responsable para el cumplimiento del Convenio Europeo sobre Protección de animales de compañía, siendo la única plataforma online a nivel europeo adherida a esta campaña”.

Con esta adhesión, dicen, “Milanuncios adquiere unos compromisos para promover actitudes y prácticas entre sus usuarios que determinen una conducta responsable por parte de los propietarios y criadores”. En primer lugar, un “campo obligatorio en el proceso de publicación de un anuncio en la categoría de Mascotas en el que los vendedores deberán indicar el Número de Núcleo Zoológico. En este sentido, desde Milanuncios seguiremos insistiendo ante los órganos competentes en la necesidad de crear una base de datos a nivel nacional que nos permita certificar la veracidad de esos datos, labor que por el momento nos es imposible realizar”. En segundo lugar, “verificación telefónica obligatoria previa a la publicación de cualquier anuncio de venta de animales de compañía”. Finalmente, una “guía informativa (en construcción) previa a la compra o venta de cualquier animal, que recoja las condiciones de seguridad, higiene y comodidad mínimas aceptables para cumplir con la adquisición responsable de animales”.

Con esta aclaración de Milanuncios, la realidad es que los animales se siguen vendiendo y comprando a través de esta plataforma, que sigue siendo una especie de agujero negro para todas las personas que dedican su vida a rescatar animales víctimas del maltrato y el abandono y ven cada día cómo aumentan esos casos mientras cada vez es más difícil encontrar adoptantes responsables y el tráfico de vidas parece imparable.

“No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar”. La frase es de Angela Davis. El poder transformador de todas las personas que, como ella, eligen pasar a la acción. Hace tres años, la FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) interpuso la primera denuncia contra Milanuncios. ¿El motivo? Que en el portal de compraventa online se comercia con animales sin ningún tipo de límite legal ni, mucho menos, consideración hacia ellos. Fue el inicio de una larga lucha. Desde entonces, la Fundación no ha parado de combatir esta forma de perpetuar lo inaceptable.

Parecía que sus esfuerzos daban resultado cuando, en octubre de 2019, el Ayuntamiento de Barcelona abrió un expediente sancionador por 150.000 euros a Schibsted Classified Media Spain S.L. (ahora AdevintaSpainS.L.U.), la empresa que está detrás de Milanuncios y Vibbo. Hay que tener en cuenta que nunca antes se había puesto en marcha un proceso de tales características contra el comercio de animales no humanos a través de internet. Sin embargo, lejos de tomar medidas reales, las páginas de Milanuncios y Vibbo se limitaron a incluir una casilla donde los anunciantes deben indicar su número de núcleo zoológico, sin requerir o garantizar verificación alguna al respecto, dando lugar a que los traficantes se inventen el dato (algo sencillo de comprobar en el registro).