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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Grandes simios: un tráfico silenciado

Chimpancé en cautividad

Pedro Pozas Terrados

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Un informe demoledor, “Bosques vacíos”, que ha pasado prácticamente desapercibido por la prensa -bien por desconocimiento o por poco interés-, nos advierte de la situación en que se encuentran las poblaciones de grandes simios, y de cómo la política, la economía y la corrupción alimentan el tráfico de nuestros hermanos evolutivos, sin que los organismos internacionales responsables hagan nada por evitarlo.

Publicado por la organización Iniciativa Global y escrito por el investigador independiente Daniel Stiles, el informe afirma que los grandes santuarios de grandes simios en África se han visto inundados de recién llegados, rescatados del daño colateral del comercio de animales silvestres y del tráfico ilegal dirigido al abastecimiento del comercio de mascotas exóticas y del creciente aumento de zoos.

Esto es sólo el comienzo de una serie de datos escalofriantes que iremos desglosando y que confirma lo que en tantas ocasiones he denunciado públicamente en mis artículos e informes referidos al genocidio de los homínidos no humanos, sin que a nadie parezca importar la situación de sus poblaciones en libertad a pesar de nuestro parentesco, acercamiento genético e inclusión taxonómica en nuestra propia familia.

En las distintas reuniones que he mantenido con la Administración y las autoridades policiales referente al CITES, siempre he puesto sobre la mesa la necesidad de un control en las redes, debido a que el tráfico de especies se estaba extendiendo por las mismas y que el CITES tenía una gran laguna, al permitir el comercio de especies protegidas si han nacido en cautividad y la facilidad de que los documentos CITES son falseados al incluir especies capturadas en libertad como nacidas en cautividad.

El blanqueo se realiza en los mismos países de su captura o bien en los de destino. Stiles lo denuncia en su informe de forma clara y contundente. Para evitar este tráfico de grandes simios, una de las maneras más eficaces es que cada individuo tenga un DNI con su huella dactilar única, como tenemos los humanos. Los grandes simios, al igual que nosotros, poseen huellas dactilares que los hacen únicos.

Otro de los graves problemas que refleja Stiles en su informe es que la mayoría de las importaciones ilegales de grandes simios se realiza sin inspecciones ni certificados sanitarios veterinarios o médicos, lo que eleva considerablemente el riesgo de introducir una o más enfermedades zoonóticas, bien por contagio a los de su misma especie en el lugar de destino, bien traspasándolo a los humanos, dado el acercamiento genético.

El negocio es muy rentable y se ha disparado considerablemente en los últimos años. Por un chimpancé sin papeles CITES, los exportadores exigen a los compradores la cantidad de 50.000 dólares; 100.000 dólares con permiso CITES falsificado. El precio de exportación de un gorila bebé puede alcanzar los 250.000 dólares.

El informe describe la evolución creciente de este mercado. En algunos países, señala su autor, los intereses políticos y económicos de gobiernos corruptos y de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, facilitan el comercio ilegal y dificultan las acciones efectivas para detenerlo. Incluso organizaciones internacionales dedicadas a la conservación de la vida silvestre no están libres de intereses políticos y económicos que impiden el éxito de los esfuerzos de mitigación del tráfico, particularmente en el caso de los grandes simios.

El informe aclara que, en África, el problema principal ha sido la corrupción de algunos individuos de las autoridades militares, policiales, judiciales, de la vida silvestre y aduaneras, quienes son sobornados para frustrar la aplicación de la ley o se convierten en participantes activos en el tráfico. Esta corrupción puede llegar incluso a los niveles más altos de liderazgo político en los gobiernos. Los políticos interfieren con las autoridades en los arrestos, enjuiciamientos e incluso sentencias. Las motivaciones principales son las ganancias económicas, aunque pueden estar involucradas autoridades políticas que intervienen para proteger a aliados políticos o a familiares involucrados en el tráfico.

Ante esta trama organizada, se hace casi imposible parar un tráfico ilegal de grandes simios en el que instituciones y el Estado pueden estar implicados. Las organizaciones internacionales creen que el tráfico de grandes simios es menor, pero este informe nos llega a aclarar las rutas y la forma en que se blanquea con el nacimiento en cautividad.

El informe de Stiles nos recuerda que Ofir Drori, fundador de Last Great Ape Organitation y de EAGLE, reveló en 2013 que, a pesar de ser algo sabido por las autoridades, los principales traficantes de simios continúan operando con impunidad. Esto se debe en parte a que las instituciones internacionales creadas para ocuparse de la conservación de la vida silvestre y el transporte marítimo interno no han prestado la misma atención al comercio ilegal de grandes simios que han prestado a otras especies importantes.

Las instituciones más importantes son CITES, la Asociación de Supervivencia de los Grandes Simios de las Naciones Unidas (GRASP) y la Sección de Grandes Simios del Grupo de Especialistas en Primates de la UICN/SSC. Estas tres organizaciones sostienen que el comercio ilegal no representa una amenaza importante para la conservación de los grandes simios, y las dos últimas afirman que la pérdida de hábitat es una amenaza mucho mayor, a pesar de que la investigación muestra un panorama más complejo. Es más, la falta de informes gubernamentales es una de las principales causas de la percepción de que se produce poco comercio ilegal de grandes simios. Como organismo de la ONU, CITES sólo acepta como fuente los informes oficiales del Gobierno. La Organización Mundial de Aduanas es una fuente clave para el informe de datos oficiales sobre decomisos de grandes simios. Pero se olvidan de las falsificaciones, de las incautaciones en otros lugares o de los transportados ilegalmente mediante la corrupción.

El GRASP, la única institución de la ONU creada específicamente para ocuparse de la conservación de los grandes simios, aparentemente ya no cumple esa función con respecto al trabajo de comercio ilegal. Los miembros del GRASP no se han reunido desde antes de la 70ª reunión del CITES de 2017. Por otro lado, en las reuniones de CITES, los representantes de la UICN han apoyado constantemente la opinión de la Secretaría de que el comercio ilegal de grandes simios es limitado y la pérdida de hábitat es la principal amenaza para la conservación de los grandes simios. Por lo tanto, las tres instituciones (CITES, GRASP y UICN) a las que se ha conferido la mayor responsabilidad para hacer frente al comercio ilegal de grandes simios no han prestado la atención adecuada a este grave problema, por lo que han fracasado en la lucha de protegerlos, aún siendo miembros de nuestra propia familia.

Sin embargo, el informe al que estamos haciendo referencia, “Bosques vacíos”, advierte de la demanda de grandes simios y de que, donde existe una demanda con precios atractivos, se encontrarán los medios para lograr los fines. El medio se ha denominado “estafa C” (falsificar el CITES como nacimiento en cautividad, por lo que se permite su comercio). Los funcionarios nacionales corruptos del CITES falsifican los permisos de exportación CITES utilizando dicho código y venden estos permisos a los traficantes (en el caso de los grandes simios, por hasta 5.000 dólares cada uno). Desde 2007 hasta 2011, se exportaron a China más de 130 chimpancés y 10 gorilas -supuestamente desde Conakry, Guinea- usando el código fuente 'C'. Todos estos grandes simios fueron capturados en la naturaleza en Guinea (no hay instalaciones de cría de simios en Guinea) y otros países del área de distribución de los grandes simios. En la base de datos de comercio CITES  también se reportaron grandes simios durante este período como exportados de Guinea a los Emiratos Árabes Unidos, Armenia y Rusia utilizando el código fuente 'C'.

Otro método utilizado para engañar a CITES es la “Q”, que en código de transacción comercial indica “Circos y exhibiciones itinerantes”, que requiere que los mismos individuos regresen al país exportador, pero nunca lo hacen y el traficante espera que nadie se dé cuenta.

Por otro lado, los bebés capturados en la naturaleza son la fuente más común del tráfico de grandes simios, debido a que pueden ser muy bien manejados sin que sus captores corran ningún peligro.

El censo de sus poblaciones tampoco es real, sólo cifras estimadas y muy por lo alto en ocasiones. Se realizan en algunas zonas con el recuento de nidos para dormir y excrementos, obviando que los chimpancés y bonobos realizan un nido diferente cada noche, por lo que su recuento no es fiable para realizar un censo. Daniel Stiles nos dice que el número de simios se estima en base a suposiciones de densidades que están conectadas en modelos estadísticos y que, desde 2020, y especialmente con la llegada de la pandemia de COVID-19, han aumentado los informes de capturas de chimpancés, bonobos y gorilas para exportación y rescates. Sin embargo, las agencias gubernamentales, las ONG y el sistema de la ONU han sido deficientes en registrar e informar las incautaciones realizadas. No existe una base de datos centralizada operativa que coteje los informes gubernamentales oficiales y no oficiales no gubernamentales sobre las incautaciones comerciales ilegales de grandes simios.

Crimen organizado

El tráfico de grandes simios se ha vuelto más organizado con el tiempo. Ahora involucra a bandas de cazadores furtivos dirigidas por comerciantes y sus intermediarios, que organizan la caza furtiva, la captura y el transporte de simios jóvenes del bosque a los centros urbanos para su exportación, lo que a veces incluye el movimiento transfronterizo a través de África. Los simios bebés de otras fuentes, como la caza de carne de animales silvestres y la matanza de adultos que atacan los cultivos, también encuentran su camino en estas cadenas comerciales organizadas. La mayoría de las veces, los grandes simios vivos se trasladan a los mercados extranjeros por aire, porque el envío de larga distancia a destinos en el Medio Oriente, Europa o Asia, por ejemplo, sería difícil de completar con éxito por mar.

La captura de crías de grandes simios suele requerir la matanza de la madre y de los simios mayores que se encuentren en las inmediaciones (entre cinco a quince individuos). En muchas partes de África occidental y central, los grandes simios son cazados por su carne. Además de la carne de los adultos, que se vende en los mercados, también hay un negocio de diversas partes del cuerpo, como cráneos, manos y pies, que se utilizan en la medicina tradicional o en rituales, o incluso se exportan a coleccionistas.

El informe aclara que, mientras que algunos grandes simios mueren durante la cacería, otros mueren más tarde, como resultado de heridas, enfermedades o malos tratos durante el cautiverio. Los gorilas bebés son particularmente difíciles de mantener con vida después de la separación de la madre. Las estimaciones indican que mueren entre cinco y diez grandes simios por cada uno capturado. Los dos países de origen más activos para el suministro ilegal de grandes simios son la República Democrática del Congo y Guinea. Ambos tienen una larga historia de redes criminales organizadas transnacionales, involucradas en el comercio de numerosas especies vivas de vida silvestre, especialmente aves, reptiles y primates.

Daniel Stiles informa de la red existente en la República Democrática del Congo (RDC), con puntos de venta en carreteras y en pequeños puertos fluviales. Los grandes simios llegan en botes desde Mbandaka, río arriba y por carretera desde el bosque de Mayombe. Altos cargos de la RDC están implicados en el tráfico de especies, sobre todo gorilas, chimpancés y okapi. Estados Unidos les ha negado la entrada al país, lo que avala las denuncias del informe del investigador Stiles. Uno de estos traficantes de alto rango es el director de CITES y asesor legal del Instituto para la Conservación de la Naturaleza en la RDC.

En Guinea, entre 2017 y 2013, se exportaron más de 150 chimpancés, bonobos y posiblemente gorilas a varios países, principalmente China, pero también Rusia y Armenia, utilizando permisos CITES guineanos falsificados. Aclara que Uganda es un actor emergente, ya que alberga poblaciones relativamente importantes de chimpancés. Tampoco Sudáfrica escapa a su participación en el comercio de animales silvestres vivos de la mayoría de las especies nativas, ya que gran parte de este comercio se realiza ostensiblemente de manera legal. Sudáfrica se ha convertido en una fuente aparentemente “legal” de grandes simios criados en cautiverio, exportados con el código fuente “C” de CITES.

El informe de Stiles nos muestra los precios obtenidos en el mercado ilegal de grandes simios, existiendo una cadena ya establecida que consta de Nivel 1: el vendedor o cazador furtivo; Nivel 2: el intermediario rural, persona que compra o recibe los simios; Nivel 3: el intermediario urbano, persona que compra; Nivel 5: el exportador que incluye el envío, ya que el comprador se encuentra en país extranjero, y Nivel 6: el comprador del lado de la demanda. Stiles hace un recorrido en el tiempo sobre cómo ha evolucionado el comercio de grandes simios africanos, desde la antigüedad hasta nuestros días. Entre 2015 y 2022, se ha contabilizado en redes sociales un comercio ilegal de 593 de grandes simios (chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas) en 17 países.

Por otro lado, China es uno de los principales destinos del mundo para los grandes simios, utilizados como accesorios fotográficos y actores en zoológicos comerciales y parques de safari. En las décadas de 1950 y 1960, se establecieron numerosos zoológicos en China, además de muchos zoológicos más pequeños en los Parques del Pueblo. Para 1990, el número se había disparado de unas pocas docenas a 1.970 establecimientos de diversos tipos que albergaban animales. Durante los siguientes veinte años, el número se multiplicó por 10, pasando a 19.823 parques y zoológicos de vida silvestre, según datos recogidos en el informe de Stiles. También informa acerca de la ruta del norte y del sur que se emplea en el tráfico ilegal de grandes simios. 

Conclusión y objetivos urgentes

El informe de Daniel Stiles concluye que “romper las redes de tráfico de grandes simios requeriría de los esfuerzos concertados de las instituciones nacionales e internacionales responsables tanto de la aplicación de la ley sobre la vida silvestre como de la conservación de los grandes simios. Los esfuerzos tendrían que ser coordinados por los gobiernos de oferta y demanda, con el apoyo de organizaciones relevantes como INTERPOL, CITES y otras agencias de la ONU (como GRASP, UNODC y la Organización Mundial de Aduanas). ONG como EAGLE y la SGA de la UICN también podrían hacer contribuciones importantes. Para garantizar que se logre esta coordinación y que se tomen medidas posteriores, el tráfico de grandes simios debe reconocerse como un problema que debe abordarse. La inexistencia de un registro de las incautaciones de grandes simios por parte de los gobiernos y las ONG, y la falta de una base de datos centralizada que registre las incautaciones, ha dado lugar a una percepción general errónea. Que el comercio ilegal de grandes simios no sea un problema para CITES ha resultado en que esta importante organización casi no haya tomado medidas en los últimos años para trabajar con socios para controlar el comercio”.

Además de esta unión de organismos internacionales para poner fin al tráfico de grandes simios silenciado y callado por los gobiernos que propone Daniel Stiles, deberían realizarse una serie de medidas:

  • Una declaración de Naciones Unidas por los derechos de los grandes simios, para que sea una herramienta eficaz en la lucha contra el tráfico de especies y la conservación de las poblaciones en libertad.
  • Tomar medidas urgentes policiales, con coordinación de la Interpol y en cada país por las fuerzas policiales en la lucha contra delitos telemáticos, en colaboración con la Fiscalía Medioambiental, para atajar la venta por redes de los grandes simios.
  • Reunión Urgente del Organismo CITES para eliminar el comercio de grandes simios nacidos en cautividad, al comprobarse que es una forma sencilla de falsificación y una herramienta general empleada por los traficantes.
  • Que cada gran simio que esté en cautividad tenga un DNI con su huella dactilar para evitar la falsificación CITES para grandes simios.

 Si la humanidad se olvida de nuestros hermanos evolutivos y los sigue explotando en cautividad y con grandes beneficios económicos. Si no ponemos fin al tráfico, que ha aumentado considerablemente sin que ningún organismo internacional, por intereses políticos o de cualquier otra índole, haga algo para evitarlo. Si permitimos que sean expuestos tras rejas o fosos para divertimento nuestro, sin importarnos de dónde venimos y quiénes son. Si continuamos con el egocentrismo antropocéntrico que caracteriza a los humanos, creyéndonos superiores al resto de las especies con las que compartimos la biodiversidad de nuestro planeta. Si no somos conscientes de que encerrando a especies vivas les hacemos perder su cultura y su sociabilidad con la naturaleza, convirtiéndolos en meros cromos sin vida. Como dijo Joaquín Araujo, “si miras a los ojos de un gran simio, de un chimpancé, y no te ves... eres tú la cosa, no él”. Entonces habremos perdido para siempre nuestra identidad como seres humanos, convirtiéndonos meramente en un ser depredador, ignorante y arrogante, que cavará su propia extinción en el camino de la evolución.

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