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Réquiem por la fauna marina canaria

El mar que baña las costas de Lanzarote y Fuerteventura se enfrenta a uno de sus peores enemigos: las prospecciones petrolíferas autorizadas por el Ministerio de Industria a Repsol. Ni las manifestaciones más multitudinarias de la historia celebradas en ambas islas, ni el clamor de la comunidad científica, ni la férrea oposición de los colectivos sociales, ni la firmeza de las fuerzas políticas canarias (a excepción del PP y UPyD) han sido suficientes para que el Gobierno del Estado desista de un proyecto que se ha tramitado de manera opaca en los despachos ministeriales de Medio Ambiente e Industria, y de la multinacional petrolera.

Muchos se preguntan qué sucedería en el caso de que en Canarias se produjera una catástrofe similar a la ocurrida en el Golfo de México, pero pocos opinan sobre una de las consecuencias que se desencadenará desde el mismo momento en que se inicien los sondeos: sus efectos perjudiciales sobre la fauna marina.

Veintiocho de las 87 tipos de cetáceos que existen en el mundo se encuentran en uno de los espacios más ricos para esta especie del planeta: el estrecho que separa las islas de Lanzarote y Fuerteventura del continente africano. Se trata, según la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC), de “un hábitat singular por la profundidad de sus aguas y las especiales condiciones oceanográficas”.

Un hábitat de extrema sensibilidad en el que se colará uno de los intrusos más letales para las especies marinas. Junto a las maniobras militares, que también se desarrollan con frecuencia en Fuerteventura, donde el Ministerio de Defensa ha creado una unidad especial para intervenciones rápidas en el desierto, las prospecciones petrolíferas constituyen una de las acciones guiadas por la mano del hombre más peligrosas para la fauna.

Michel André, ingeniero y biólogo experto en contaminación acústica, señala que “el medio marino, como todo medio natural, se rige en base al equilibrio de los organismos que lo habitan, por lo que cualquier desajuste desequilibra la cadena”. En el caso de los cetáceos, señala que “la contaminación acústica puede enmascarar los sonidos que emplean para comunicarse, alimentarse u orientarse. Una ballena puede intercambiar información acústica hasta miles de kilómetros de distancia pero, si no se oyen, tendrán que acercarse más, hasta acabar por competir por comida en áreas de alimentación cada vez más reducidas”.

Su análisis coincide con las advertencias realizadas por la SECAC sobre los efectos que tendrían las prospecciones sobre la comunidad de cetáceos: “La exposición a sonidos de suficiente intensidad provoca la reducción de la sensibilidad acústica temporal o permanente, el desgaste de las células auditivas y afecciones anatómicas; genera estrés y altera sus canales de comunicación”.

Los perversos efectos de las prospecciones sobre la fauna marina son objeto de preocupación y debate en la comunidad científica, principalmente en lo que concierne a los cetáceos, pero también en lo que respecta a otras especies que habitan en dos islas declaradas en su totalidad territorial como “Reserva Mundial de la Biosfera” por la UNESCO, y que contienen numerosos espacios protegidos tanto en su interior como en su línea de costa y en el mar que las circunda.

Universidades, organizaciones de conservación e investigación internacionales como OCEANA, WWF, GREENPEACE, SECAC, COUSTEAU DIVERS, SEO/BirdLife, Ecologistas en Acción, los gabinetes científicos de las Reservas de la Biosfera de Lanzarote y de Fuerteventura, entre otras entidades, han puesto sobre la mesa del Ministerio de Medio Ambiente distintos informes en los que advierten de las consecuencias que las prospecciones podrían provocar sobre la naturaleza marina.

Informes que fueron desestimados durante el proceso abierto en la etapa en la que Miguel Arias Cañete ejerció como ministro de Medio Ambiente. Un ministro cuyas vinculaciones con las empresas petroleras afloraron durante el examen que tuvo que superar en el Parlamento Europeo antes de ser elegido como comisario de Energía y Cambio Climático. La pregunta que hoy muchos se planean es por qué es incompatible tener acciones en empresas petroleras con el cargo de comisario europeo pero, sin embargo, no lo es con el puesto de mayor responsabilidad en materia medioambiental de España.

Otra, son las especies amenazadas que figuran en la lista elaborada por las organizaciones de conservación. En el caso de las tortugas, según la SECAC, “estarán expuestas a los efectos dañinos de la contaminación por petróleo por diferentes vías, entre ellas la ingesta (no discriminan entre lo que puede ser un alimento y lo que no, de manera que ingieren lo que consideran que tiene un tamaño apropiado, incluyendo todo tipo de basura y bolas de petróleo), la inhalación (inhalan un gran volumen de aire antes de iniciar el buceo y continuamente salen a la superficie a respirar) y otras indirectas, como la degradación del hábitat y la afección de las especies que forman parte de su dieta”.

Hasta 25 áreas marinas protegidas podrían verse afectadas por las actividades petrolíferas. SEO/BirdLife detalla en otro informe el impacto que tendría sobre las aves. Concretamente, apunta a dos Áreas Importantes para la Conservación de Aves (IBA) que podrían verse seriamente afectadas: “Los islotes de Lanzarote”, que albergan la mayor población reproductora del territorio nacional de pardela cenicienta, así como las únicas colonias de paíño pechialbo; y, por otro lado, el “Estrecho de la Bocaina”, por donde pasan varias veces al año los ejemplares reproductores de pardela cenicienta de las Islas Salvajes -la mayor colonia del Atlántico- durante sus viajes de alimentación hacia la plataforma costera del noroeste de África“.

El mar que baña las costas de Lanzarote y Fuerteventura se enfrenta a uno de sus peores enemigos: las prospecciones petrolíferas autorizadas por el Ministerio de Industria a Repsol. Ni las manifestaciones más multitudinarias de la historia celebradas en ambas islas, ni el clamor de la comunidad científica, ni la férrea oposición de los colectivos sociales, ni la firmeza de las fuerzas políticas canarias (a excepción del PP y UPyD) han sido suficientes para que el Gobierno del Estado desista de un proyecto que se ha tramitado de manera opaca en los despachos ministeriales de Medio Ambiente e Industria, y de la multinacional petrolera.

Muchos se preguntan qué sucedería en el caso de que en Canarias se produjera una catástrofe similar a la ocurrida en el Golfo de México, pero pocos opinan sobre una de las consecuencias que se desencadenará desde el mismo momento en que se inicien los sondeos: sus efectos perjudiciales sobre la fauna marina.