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Antonio de la Rosa: “Será la expedición más compleja de mi vida”

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Antonio de la Rosa es uno de los más grandes aventureros extremos de España. Entre sus mayores logros, que son muchos, está el de cruzar el océano Atlántico en 2014 a remo ganando la Rames Guyane; en 2017 se convirtió en la primera persona en completar la vuelta a la Península Ibérica en paddle‐surf (SUP); este 2018 ha sido el único participante que ha completado la Lapland Extreme Challenge en Laponia (1.000 kms), una de las pruebas más duras del planeta, con récord histórico de tiempo incluido. Su próximo reto promete: quiere ser la primera persona en cruzar el océano Pacífico en solitario a bordo de una embarcación de SUP, remando de pie y en solitario los 5.000 km que le llevarán a su destino.

¿Cómo surgió la idea de embarcarte en esta increíble expedición?

No hay Atlántico sin Pacífico. Crucé el Atlántico hace cuatro años, así que había que completar los dos océanos. Siempre quise seguir superándome y, además, desde que hago SUP he visto que es una actividad que se puede desarrollar de muchas maneras y una de ellas creo que puede ser cruzando un gran océano con una embarcación de SUP.

Tenías algunas dudas sobre el punto de partida, ¿ya lo tienes decidido?

Tras pasarme el verano investigando los vientos y las corrientes, está claro que salir del norte de México –que era uno de los primeros planteamientos– va a ser prácticamente imposible. Con un 99% de posibilidades, es casi seguro que salga de San Francisco. Lo bueno de salir desde ahí es que nada más salir de la playa, las corrientes de California me irían a favor hasta la zona de baja California, pero separándome unos 500 kilómetros de la costa. Esto me permitiría coger de nuevo la corriente Ecuatorial Norte, que es la que, en principio, podría llevarme con buen rumbo hasta Hawái. Mi objetivo es recorrer esos 5.000 kilómetros con una media de entre 50 y 80 km diarios para intentar estar en Hawái en dos meses y medio o tres meses.

¿Qué tipo de embarcación vas a usar? ¿Cómo vas a adaptarte para remar de pie?

La idea era crear un tipo de embarcación con la que nunca se haya hecho lo que me planteo, porque, por ejemplo, a remo hay unas quince personas que han cruzado desde San Francisco a Hawái en los últimos 40 años, pero nunca en solitario. La primera persona que cruzó el océano fue en los años 70, así que el objetivo es cruzar con un tipo de embarcación a remo que sea diferente. Como llevo muchos años practicando el paddle‐surf y, además, Hawái es el punto de partida y nacimiento de este deporte, me pareció más buena idea llegar allí con una embarcación a remo de pie.

¿Has hablado con alguna de las personas que, como has mencionado, han cruzado anteriormente el Pacífico a remo?

Hablé por internet con los que organizan una competición que se celebra cada 3 o 4 años y en la que lo cruzan en equipos de 2 o 4 personas, pero no te dejan participar solo. Me proponían hacer la competición en el 2020 buscándome algún compañero, pero como quiero hacerlo a nivel individual, no me han querido facilitar mucha información. Aun así, ellos tienen una

página web pública de la que me he podido descargar el recorrido y los tracks que han hecho las embarcaciones para ver el tipo de navegación que han llevado.

¿Es verdad que, en tu anterior expedición, te lanzaste a cruzar el Atlántico sin tener conocimientos de navegación?

Sí, sí… ¡no tenía ni idea de navegar! De hecho, nací en un pueblo de Valladolid, vivo en Madrid y la costa la toco prácticamente en vacaciones. No había navegado nada, pero confiaba mucho en mi capacidad física y en mi capacidad de adaptación al medio, y eso es lo que me hizo triunfar.

Y para que lo entendamos todos… alguien que no ha navegado nunca ¿no tiene miedo al cruzar el Atlántico a remo?

Miedo no, tengo respeto. El mar sí lo conozco bien… he hecho mucha pesca submarina desde pequeño, he veraneado en la costa y he visto temporales en el mar y sé que se pueden poner las cosas muy feas. Tengo respeto, pero no tengo esa parte de miedo que tal vez me debilitaría en un momento dado para tomar decisiones. Intento ir con la máxima seguridad, confío mucho en mis capacidades físicas e incluso en mi capacidad resolutiva. Siempre he sido capaz de funcionar muy bien en situaciones de estrés.

¿Crees que esta capacidad de resolución es lo que más puede ayudarte? ¿O quizás sea tu intuición y tu fuerza mental? Yo creo que es un conjunto, la capacidad resolutiva sin la intuición, sin mi fortaleza física o sin mi determinación para hacer las cosas no serviría. Yo creo que mi fortaleza es el conjunto de las capacidades que tengo.

¿Cómo definirías esta expedición?

¡Espero que sea una más de las que me queden por hacer! Pero hasta el momento va a ser la expedición más compleja de mi vida, eso seguro. De todo lo que he hecho, esta es la que más trabajo me supone y la más complicada, porque tiene muchos factores. Voy a ir con un prototipo de embarcación que nunca antes ha navegado. Hace cuatro años, cuando crucé el Atlántico a remo fui con una embarcación que ya lo había cruzado dos veces, estaba bien probada y conocía prácticamente el camino. Ahora mismo voy a ir con un prototipo que, una vez construido, necesitará unas buenas pruebas. Lo vamos a fabricar con gente profesional que está acostumbrada a crear prototipos de embarcaciones que navegan y que dan la vuelta al mundo y han navegado todos los océanos, pero no deja de ser un prototipo, una embarcación pequeña con un espacio muy limitado. Tiene su hándicap, pero confío en que quedará estupenda y que no tendré ningún problema con ella.

¿Qué tamaño tendrá la embarcación?

Medirá siete metros de eslora, 90 centímetros de manga en el centro, un metro y cuarenta centímetros en proa y un metro y diez centímetros en popa. La estabilidad la dará toda la parte delantera.

¿Qué te dice la gente de tu propio entorno cuando les cuentas en qué consiste tu próxima expedición?

La gente me conoce y sabe que cuando se me mete algo en la cabeza… voy para adelante, pero en esta expedición ven la gran dificultad que tiene. Cuando crucé el Atlántico había una organización y sabía que tenían un barco velero que estaba pendiente. Pero entre el primero el último había veinte días, así que si tienes un problema te tiene que auxiliar alguien externo a la expedición. Bueno, todos conocemos la dificultad, pero confío mucho en que si hay un problema podré solucionarlo.

En este tipo de expediciones, seguro que hay momentos complicados, pero también los habrá bonitos…

Es todo un conjunto, al final no deja de ser un palo estar horas y horas remando diariamente mirando al infinito, sin ver absolutamente nada o mirando los relojes durante 10 horas al día, 24 horas pendiente, durmiendo a espacios de una hora… Es duro, pero luego está la satisfacción de estar haciendo algo que nadie ha conseguido, el placer de innovar y de hacer algo que realmente te apasiona y con lo que te sientes pleno.