Evolución de lesiones en escalada
Según antiguos registros, Antoine De Ville ascendió el Mont Aiguille el 28 de junio de 1492; muchos años después, en 1786, se registraría el primer ascenso al Mont Blanc; sin embargo, suele considerarse que la escalada en roca comienza a practicarse como deporte en las primeras décadas del siglo XX.
Esta calificación de la escalada se consolida en Europa con la conquista de las Grandes Jorasses, el Eigerwand y la cara norte del Cervino, un trío que se calificó como “los tres últimos problemas de los Alpes”. Con la conquista de una cumbre como filosofía, este deporte comenzó a ganar adeptos y tomó distintas vertientes.
Su práctica y las lesiones que se derivan de la misma han evolucionado paralelamente a la perfección y evolución del material y el escalador.
Si pensamos por un momento en el material y las condiciones que disponían los pioneros de este deporte, entendemos perfectamente que el mismo ha sufrido una transformación importantísima dado que su práctica comporta un elevado riesgo. Si en otros deportes el material es una herramienta importante como motor para su evolución, en escalada, el mismo, es de vital importancia.
En este artículo analizaremos los cambios más notables durante la última década en relación a las lesiones que se derivan de su práctica.
Los datos más relevantes indican que se han mejorado las medidas de seguridad en relación directa con la mejora en la calidad de los materiales, así como el cambio de patrones de lesión en relación con el nivel de preparación del escalador.
Estos cambios se han visto favorecidos por distintos motivos, como pueden ser que la edad de inicio en la práctica de la escalada es cada vez más temprana y que a su vez el nivel técnico del escalador ha mejorado notablemente favorecido por la implantación de nuevas instalaciones y la mejora en la calidad de los materiales.
Se mantienen ciertos patrones de lesión pero no así la incidencia o gravedad de los mismos, evitando de esta forma aquellos más graves para la salud, caídas o precipitaciones que pueden causar la muerte.
Analizando las lesiones en escalada durante estos últimos diez años se obtienen resultados realmente sorprendentes:
• Más del 80% de las lesiones y síndromes de sobrecarga se concentran en la parte superior del cuerpo
• El 69% de los problemas eran síndromes de sobrecarga.
• El 29% restante eran lesiones de gravedad.
• Más del 50% de las lesiones y síndromes de sobrecarga están en las manos.
• El síndrome de sobrecarga más frecuente era la tenosinovitis en los dedos.
• El 8% necesitaron cirugía a causa de fracturas, lesiones en los tendones o síndromes de compresión nerviosa.
• Ocho de cada diez escaladores tuvo algún tipo de lesión en la espalda.
• De estos, el 85% eran lesiones de tejido blando y el 15% restantes afección de estructura articular.
• La lesión más frecuente fue la rotura de poleas.
Conclusiones
Si podemos establecer conclusiones en relación al nivel de escalada e incidencia clínica de la misma con respecto a la que existía hace diez años. De forma global podemos concluir que:
- La escalada hace años quedaba recluida para unos pocos privilegiados amantes de la naturaleza que practicaban la misma en un único escenario al aire libre. Actualmente podemos practicar la escalada con toda seguridad en los distintos rocódromos que existen en nuestras ciudades.
- Los accidentes en montaña a menudo son complejos y por tanto difíciles de clasificar en categorías particulares, pero hay disponibles datos bastante exactos sobre las lesiones que tienen lugar en los rocódromos. En Europa, los rocódromos deben cumplir ciertas medidas estándar para garantizar su seguridad, y las presas también deben responder a sus propios estándares de seguridad. En un estudio de Reino Unido solamente ocurrieron 55 accidentes en 1,021 millones de visitas al rocódromo. En Alemania, de 21,126 visitantes a dichas instalaciones, solamente ocurrieron 4 accidentes. Esto significa que en Reino Unido tienes un 0.06% de probabilidad de sufrir un accidente, mientras que en Alemania la probabilidad es del 0.016% por visita.
- La edad del escalador es cada vez más temprana y a su vez el perfil del escalador hace pensar que en muchas ocasiones no es la única práctica deportiva que realiza, asegurando de esta forma unas condiciones físicas más óptimas. Por otro lado el hecho de practicar varias modalidades deportivas también supone una falta de especialidad que se pondrá de manifiesto en situaciones donde se precisa un mayor control técnico.
- Si comprobamos la evolución de la escalada según la gravedad de las lesiones, observamos que han descendido las lesiones mortales o graves, pero han aumentado las lesiones en regiones no relacionadas directamente con su práctica. Cada vez vemos más lesiones de rodilla o tobillo, no siendo éstas, regiones de máximo compromiso.
- La evolución del material ha facilitado sobre todo una práctica mucho más segura, que a su vez se traduce en lograr nuevos retos que antes eran impensables.
- La veteranía en escalada es siempre un seguro de vida, ya que, y a pesar de todos los avances técnicos y físicos, el oficio y la experiencia siempre van por delante de la práctica. Los accidentes traumáticos o mortales relacionados con la escalada casi siempre están rodeados de circunstancias especiales como, falta de experiencia o previsión, irresponsabilidad, condiciones climatológicas adversas, etc.
Por último, y centrándonos en la valoración de las lesiones y su evolución, sí es cierto que existe un incremento de lesiones en tejidos blandos y que el mismo es respuesta a la mayor participación de personas que se inician en esta práctica sin tener previamente unas condiciones adecuadas para la misma. Al igual que ocurre en otras disciplinas deportivas, los practicantes nobeles no tienen una correcta orientación, que en muchos casos se traduce en realizar la práctica sin horas previas de entrenamiento, no justificando que exista una falta de preparación física sino una falta de adaptación a esta entidad deportiva.