Santa Cruz de Tenerife acogió el 17 de octubre pasado, de la mano de Fundación Cepsa, una cita muy enriquecedora y esperanzadora sobre la capacidad humana y de las instituciones para, a través de proyectos integrales de recuperación y educación ambientales apoyados en la colaboración público-privada, dar una segunda vida u oportunidad a espacios naturales que habían entrado en procesos de máxima degradación en lugares de influencia urbana, industrial o agrícola intensiva, o bien para cambiar dinámicas de conservación y respeto a especies protegidas, como ha sido el caso de la iniciativa sobre la tortuga boba en el Golfo de Cádiz.
Esta experiencia ha sido posible gracias a la organización en la capital tinerfeña de la II Jornada de Biodiversidad, una convocatoria con perfil técnico-divulgativo que lleva el sello de Fundación Cepsa. En ella se programaron hasta cuatro intervenciones de media hora cada una vinculadas a planes o proyectos de éxito concebidos para el retorno a situaciones medioambientales clímax y para la conservación y sensibilización sobre la necesidad de evitar el deterioro de la naturaleza.
Esto es lo que ha hecho posible la entidad organizadora de la citada jornada al dar voz a varios ponentes, los mismos que han trasladado, con todo lujo de detalles, las bondades de cinco proyectos centrales concebidos para la recuperación ambiental en zonas de tres provincias españolas: Huelva, Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, a cuyos territorios se une el litoral del Golfo de Cádiz, donde además se desarrolla el plan para la sensibilización y conservación de la tortuga boba (Caretta caretta).
Todas estas iniciativas ambientales nacen y progresan gracias a la colaboración público-privada, y han contado con el impulso y el apoyo económico de Fundación Cepsa.
El impulso de una “transición ecológica justa”
La II Jornada de Biodiversidad contó con una presentación oficial con la asistencia de la vicepresidenta de Fundación Cepsa, Teresa Mañueco; del alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez; del director general de Espacios Naturales y Biodiversidad del Gobierno de Canarias, Miguel Ángel Morcuende; del concejal de Sostenibilidad Ambiental y Servicios Públicos de Santa Cruz de Tenerife, Carlos Tarife, y del director insular de Residuos del Cabildo de Tenerife, Alejandro Molowny.
En esta parte del acto, Mañueco ya subrayó el objetivo esencial del foro: “Ser un espacio de reflexión y conocimiento compartido, de impulso de la conciencia colectiva”, una actividad que “se enmarca en los tres ejes de actuación que tiene Fundación Cepsa para lograr e impulsar una transición ecológica justa”. Son las líneas “medioambiental, centrada en la conservación y rehabilitación del patrimonio natural y la apuesta por la biodiversidad; la social, para ayudar a las personas, y la científico-educativo, que trabaja para generar conocimiento e innovación, para que el proceso de cambio se produzca con normalidad y sin dejar a nadie atrás”, explicó la vicepresidenta de Fundación Cepsa.
Siguiendo esas mismas orientaciones, la jornada se centró en la explicación de los proyectos más destacados que en esos ámbitos ha participado Fundación Cepsa, bien como promotora o como colaboradora relevante, tanto en Canarias como en Andalucía, comunidades estas donde la entidad tiene una presencia destacada.
De forma general, en todas esas iniciativas se actúa restaurando espacios naturales, manteniéndolos, haciendo educación y sensibilización ambientales, y también a través de proyectos de investigación específicos, siempre bajo la fortaleza del diálogo, las alianzas y la colaboración público-privada.
El conocimiento más preciso de todos esos proyectos se organizó en cuatros sesiones, con dos desplegadas para explicar planes en Santa Cruz de Tenerife: Palmetum y parque de Las Mesas; otra más con acciones ambientales centradas en Huelva: Laguna Primera de Palos y Marismas del Odiel, y en Cádiz: Estación Medioambiental Madrevieja y Arroyo Negro. Además, se incluyó el proyecto relacionado con la conservación de la tortuga boba en el Golfo de Cádiz: SOS Caretta.
De vertedero de basura a jardín botánico: el Palmetum
La primera ponencia la compartieron Manuel Caballero, ingeniero agrónomo impulsor del proyecto Palmetum en la capital tinerfeña, y Carlo Morici, el director técnico y botánico de ese mismo espacio natural enclavado en la periferia sur de la citada ciudad.
Con el título El Palmetum de Santa Cruz, de vertedero a jardín botánico en continua evolución, ambos intervinientes desgranaron la evolución de ese lugar desde sus orígenes hasta hoy, dando así valor a un modelo admirado a escala internacional que ha permitido convertir una montaña de basura, el llamado Lazareto de Santa Cruz, en un bellísimo vergel abierto al público y centrado en la ciencia y la educación ambiental. Morici, en su exposición, adelantó los nuevos proyectos del Palmetum, un lugar ya catalogado como jardín botánico, el segundo de Tenerife.
Esta primera sección se abrió con las palabras de Caballero, que destacó que el logro principal del Palmetum había sido convertir una “montaña de basura” en el margen sur de la ciudad “en un vergel”, en una zona verde. La posibilidad de hacer esa intervención espacial se plantea en los años ochenta, con la urbanización de la capital hacia al sur y junto al proyectado Parque Marítimo, ideado por el artista César Manrique. El Palmetum nace con el fin de exhibir una colección monográfica de palmeras de todo el mundo y hoy ya se ha convertido en un jardín botánico.
Tras unos diez años “oscuros”, como los calificó Morici, en 2010 cambian las cosas y se empieza a apostar con “mayor interés por la naturaleza” en esa ubicación. A partir de ese año, se reciben nuevos fondos públicos para relanzar el lugar, con una apuesta decidida del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, entre otras administraciones. Entonces, se inicia el camino de consolidación que ha permitido lanzar planes innovadores y reenfocar el espacio hacia una colección de palmeras presentes en todo el mundo.
“No hemos dejado de mejorar” en este tiempo, dice con orgullo el director técnico, que avanza nuevos proyectos: la realización de un inventario de aves, y el diseño, ya con financiación reciente de la UE (fondos Next Generation), de un Palmetum 3.0, con más espacio, especies vegetales, horario más amplio, más personal, mejores instalaciones y mayor presencia de niños y jóvenes, de escolares y estudiantes.
Habrá además un museo y un centro de interpretación, para potenciar la educación ambiental, y se dará mayor relevancia a la flora canaria, con la presencia de un bosque termófilo como los del macizo de Anaga. “Cada vez seremos más una plataforma para la conservación de endemismos”, reconoce Morici. A esto se unirán, con el apoyo de Fundación Cepsa, un nuevo vivero y la regeneración de un lago en desuso con un hide para avistamiento de aves.
Los humedales recuperados en Huelva y Cádiz y la cría de fauna protegida
La segunda intervención en la jornada correspondió a Estrella Blanco y Narciso Rojas, responsables de Fundación Cepsa en Cádiz y Huelva, respectivamente. Ellos explicaron algunas de las apuestas de la Fundación para la recuperación y mejora espacios naturales como Marismas del Odiel (parque natural), Laguna Primera de Palos y otras dos lagunas más (dulce y salada) junto al Muelle de las Carabelas, todo en Huelva, a lo que se añadió la Estación Ambiental Madrevieja y Arroyo Negro, en Cádiz.
Ambos intervinientes subrayaron la relevancia de los humedales como ecosistemas indispensables para el mantenimiento de la biodiversidad en esas provincias andaluzas. También hicieron hincapié en la importancia de la concienciación ambiental por medio de la activación de programas educativos y divulgativos asociados a todos los proyectos, unidos a planes de voluntariado corporativo. Estrella Blanco citó como uno de los grandes logros la recuperación de fauna específica en esa comarca, como ha ocurrido con la lechuza común (Tyto alba) en el sur de España.
Narciso Rojas se refirió al proyecto ambiental de Laguna Primera de Palos como “el buque insignia” de las actuaciones de Fundación Cepsa. Con este plan integral, se logra recuperar una laguna que “estaba desahuciada” por los efectos del desarrollo industrial y la agricultura intensiva, esto hace unos 23 años. La actuación ambiental, fruto de la colaboración público-privada (con gran implicación de la Junta de Andalucía) y reconocida por la Unión Europea, se propuso para que ese espacio encharcado, un humedal, aportara el máximo a la biodiversidad de la zona. Actualmente, ha recuperado todas sus funciones ecológicas, entre ellas su papel en las migraciones de aves del norte de Europa a África.
En la misma línea y con idénticos objetivos, la potenciación de la biodiversidad y la concienciación, sensibilización y educación ambientales, se ha actuado en el parque natural Marismas del Odiel, un lugar histórico y muy importante en las cercanías de la ciudad de Huelva que había que hacer florecer. A esta iniciativa se ha unido la intervención en dos lagunas de la zona del Muelle de las Carabelas, una dulce y otra salada, también mejoradas con éxito.
La acción relacionada con la Estación Ambiental de Madrevieja, con impacto en el Campo de Gibraltar y desarrollada desde San Roque, cuenta con el apoyo de Ornitur y con ella se ha logrado recuperar un humedal clave en la citada comarca para uso de las aves migratorias y dotar esa misma área de una instalación adecuada para la observación de tal fauna. Había dos humedales en la zona perdidos y hoy, aunque uno de ellos desaparece en verano, han sido activados. Sin duda, son el pulmón del Campo de Gibraltar, tras el proyecto puesto en marcha en 2014.
También en Cádiz se actúa en otra laguna, esta en La Línea de la Concepción y llamada Arroyo Negro. Este es un plan de actuación ecológica que está permitiendo la recuperación de muchas especies, entre otros logros.
Además, hay que destacar, dentro de los proyectos en curso, el nuevo sobre la cría del galápago europeo (Emys orbicularis), otra especie en protección que también tiene su hábitat en la zona.
Todos estos son ejemplos del “equilibrio posible y necesario” entre la conservación del patrimonio natural y la coexistencia de actividades económicas y urbanas adaptadas en un mismo espacio de influencia.
La tortuga boba y su protección en el Golfo de Cádiz
La tercera sección de la cita concebida por Fundación Cepsa contó con la presencia de Patricio Peñalver, biólogo y coordinador de proyectos de la Asociación Hombre y Territorio (20 años de existencia), que expuso la iniciativa SOS Caretta: pescadores por la biodiversidad.
Esta iniciativa conservacionista, con apoyo de Fundación Cepsa y también fruto de la colaboración público-privada, fomenta la implicación del sector pesquero local (litoral y bajura) en el rescate de tortugas marinas capturadas de forma accidental o auxiliadas en aguas del Golfo de Cádiz, proporcionando a la flota integrada en la red apoyo técnico y formación para el desempeño óptimo de esa labor. A ello se añaden acciones de sensibilización y educación ambientales para divulgar lo importante que es la conservación de esa especie protegida, la comúnmente llamada tortuga boba (Caretta caretta).
En el mundo hay siete especies de tortuga, recordó el ponente, y la que domina en España y Canarias es la migrante tortuga boba, que suele nidificar de forma masiva en las playas de Cabo Verde o de la península de Florida.
Las tortugas llevan en la Tierra 100 millones de años, y hoy en día se trata de fauna marina amenazada sobre todo por la pesca y el cambio climático, sostiene Peñalver, que recalca que la red de apoyo al sector pesquero para la conservación de la Caretta caretta en el sur de Portugal y el Estrecho de Gibraltar, en aguas del llamado Golfo de Cádiz, incluye formación a los pescadores, concienciación a escolares y estudiantes (a la población), entrega de material apropiado para el rescate de tortugas a la flota colaboradora y una exposición itinerante sobre el particular que ya ha llegado a más de 5.000 personas. Esta acción se vale del centro de recuperación de tortugas de la Junta de Andalucía en Algeciras (Cádiz).
La recuperación del ecosistema propio del parque de Las Mesas
La última ponencia de la II Jornada de Biodiversidad fue la desarrollada por Victoria Eugenia Martín, doctora en Ciencias Biológicas, profesora de la Universidad de La Laguna (ULL) y actual directora de la Cátedra Jardín Botánico Wolfredo Wildpret. Martín mostró las conclusiones principales de su labor investigadora en torno al santacrucero (y en parte lagunero) parque periurbano de Las Mesas, sito en el macizo de Anaga.
La especialista en botánica inició su intervención recordando que Las Mesas está en el Parque Rural de Anaga y que este espacio protegido además es Reserva de la Biosfera. Martín detalló los planes de actuación ahora proyectados: la realización de un catálogo sobre flora arbustiva y arbórea en el parque de Las Mesas y la creación en ese mismo lugar de un aula de la naturaleza y un centro de interpretación ambiental, este último cuenta con apoyo de Fundación Cepsa.
La bióloga subrayó la necesidad de dar prioridad a la restauración vegetal del espacio conocido como Las Mesas con la plantación de especies nativas de flora, las que forman parte de la vegetación potencial de ese entorno, con lo que se conseguirá definir un corredor verde natural entre el ecosistema de Las Mesas, el macizo de Anaga y el medio urbano de Santa Cruz de Tenerife.
La directora de la Cátedra Jardín Botánico Wolfredo Wildpret insistió en la importancia de hacer compatible la sostenibilidad ambiental, la conservación de la naturaleza, con el desarrollo humano, y se refirió al enorme potencial de especies que hay Canarias, con 16.163, de ellas 4.381 endemismos, aparte de más de 150 zonas de especial conservación (ZEC) integradas en la Red Natura 2000. “Lo que hay en Canarias es único, singular”, afirmó Martín, y se debe proteger, conservar y recuperar cuando sea necesario, siempre teniendo en cuenta que recuperar la naturaleza “no es plantar cualquier cosa, sino la vegetación potencial del territorio” en que se actúa. “Esta es la clave de la renaturalización” de un espacio, justo en lo que consiste el plan del parque de Las Mesas, donde se plantea la reversión de un ecosistema degradado y la posterior conservación sostenible de este espacio propio dentro del macizo de Anaga.
En Las Mesas se pretende consolidar un ecosistema con presencia de la flora propia del lugar, con especies del bosque termófilo isleño, como son, entre otras, la sabina canaria, el drago, el hediondo o yerbamora, el cardonal (muy emblemático en el lugar), el tabaibal amargo y los acebuches. Junto con esta tarea, en paralelo, se plantea eliminar las especies invasoras, erradicarlas, y dar un tratamiento especial a las exóticas.
Martín entiende que uno de los objetivos principales de la actuación en Las Mesas es la creación de un aula de la naturaleza y centro de interpretación ambiental, que permitirá la formación de formadores, quienes serán el vehículo para la sensibilización y conservación futura de la naturaleza. Así es como se llega a la población, aseguró la ponente, con educación ambiental para las generaciones más jóvenes y con la sensibilización profunda de los mayores.
La jornada de 2024 se convocará en La Rábida, Huelva
La parte expositiva de proyectos en la cita de Tenerife, con utilización de medios audiovisuales, se remató con una visita guiada al Palmetum de Santa Cruz. Esta jornada, la del 17 de octubre pasado, es la segunda dedicada a la biodiversidad que organiza Fundación Cepsa, tras la celebración de la primera en 2022, en la Línea de la Concepción (Cádiz).
La sesión homónima prevista para 2024 se ha anunciado que se celebrará en La Rábida (Huelva).