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Los trabajos del senador Monago

Francisco Pomares

Ha dicho el presidente de la Junta de Extremadura que pagó de su propio bolsillo los 32 viajes que hizo a Canarias durante quince meses, cuando era senador por Extremadura. No voy a pensar que sea mentira: si él se pagó sus viajes, este asunto –su asunto- debería ser una cuestión estrictamente privada, y lo que el señor Monago haga en Canarias no debería interesarle a nadie una higa.

El problema es que esos viajes al parecer privados del señor Monago han sido instantáneamente justificados por los portavoces del PP de Canarias –Asier Antona, Manuel Fernández y otros, además de por la dirección del PP en el Senado- como desplazamientos oficiales realizados para “labores de apoyo” a tareas del grupo parlamentario en las islas, o sea que el hombre se desplazó a Canarias dos veces al mes durante más de un año a ocuparse de asuntos de extrema importancia.

Pero lo que no puede ser es las dos cosas: o el señor Monago viajaba para dedicarse a tareas propias de su cargo y de su sexo o lo hacía sólo para dedicarse a cuestiones propias de su sexo. Porque lo que ya está claro es que en Canarias se lo pasaba pipa. Lo que nos importa a nosotros, es si le pagamos los viajes con dinero de todos, como dan a entender las torpes justificaciones del PP, pero no si se los pagó de su bolsillo, como dice él. Si es lo primero –pagamos todos- el señor Monago sería un golfo y sus colegas de partido en Tenerife cómplices de esa golfería al inventarse reuniones y trabajos que no se produjeron para tapar encuentros y esfuerzos que si hubo. Y si pagó los viajes de su bolsillo, el señor Monago no sería un golfo (o quiza sí, pero un una acepción mucho más coloquial y simpática) pero sus colegas de Tenerife y de la dirección del PP en el Senado serían (además de unos pánfilos) unos mentirosos, dispuestos a dar la cara disciplinadamente por lo que tercie, si se trata de tapar la basura del partido.

Mientras se aclara esta opereta, uno tiene también la impresión de que a Monago –el más carismátrco y mediático de los barones del PP- alguien le ha hecho una trapisonda muy gorda, desvelando al país que el hombre tiene sus asuntillos en Canarias, algo que no debería interesar a nadie más que a él, a su familia y a su asunto. Lo más repugnante de esta historia es que hoy sabemos que la información sobre el verdadero motivo de los viajes de Monagos se filtra por el propio Partido Popular, parece ser que desde el entorno de Carlos Floriano –vicesecretario de organización del PP-, coincidiendo con el rumor creciente de que el PP está enfadado con él. Porque Monago va a su aire, plantea todo flamenco que a él no le importaría nada pactar con Podemos (ya lo hizo con Izquierda Unida), y amaga con presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno, alternativa a la de Rajoy.

Sinceramente, la política cada día da más repelús. Aunque a algunos disciplinados simplones les pueda la ‘candidez’: ¿Asi que el hombre viajaba a Canarias por trabajo? Yo me apunto encantado a ese trabajo.

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