Ángel Novus PSOE

6 de junio de 2023 19:04 h

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(Voy a hablar sobre las elecciones canarias y también de las generales, pero permítanme antes una pequeña digresión).

Hace poco más de cien años, la esfera pública en Europa vivía ensimismada en eso que, proverbio chino mediante, en la crónica política de nuestros días se suele acuñar como tiempos interesantes: épocas en que las que se suceden acontecimientos de gran impacto que se acaban convirtiendo en una espiral tan incierta que sumergen a las sociedades en crisis existenciales sobre su presente y futuro. Nosotros vivimos en ese mundo desde hace tiempo (pandemia, crisis, guerra, volcán, incendios). Además, albergamos la sospecha de que, en cualquier instante, otra catástrofe puede cerñirse sobre nuestras vidas (¿la extrema derecha post-franquista en el Gobierno de España, quizá?). Como decían, es la nueva normalidad.

Cada uno experimentamos y construimos esa percepción de la realidad de forma única. El filósofo Walter Benjamin, allá por la década de 1920 (“felices” en Estados Unidos, pero años ciertamente aciagos en Europa), quedó fascinado por un cuadro del pintor suizo Paul Klee titulado “Angelus Novus”. El ángel nuevo remite a una leyenda del Talmud, contenida en la tradición judía, que narra que “una legión de ángeles nuevos es creada a cada instante para, tras entonar su himno ante Dios, terminar y disolverse ya en la nada”. No nos detengamos en exceso en lo artístico, pero quedémonos con esto: el ángel nuevo nos comunica un mensaje y, sobre todo, interpela a su receptor, nosotros.

El caso es que al filósofo Walter Benjamin le inspiró este cuadro para elaborar una metáfora que denominó el Ángel de la Historia (nueva digresión, disculpen ustedes):

“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irresistiblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.”

Es posible que entre tanta digresión (ya van dos, y no prometo que sea la última) provoque una indigestión tal que espante al lector. Escribí estas líneas en plena jornada electoral y, a estas alturas, yo también prefiero que me den las cosas masticaditas, que después del 28-M uno ya llega al límite de lo que se puede echar al cuerpo. Sin embargo, creo que es importante afrontar lo que ocurrió en las pasadas elecciones desde esta perspectiva. En síntesis, esta introducción quiere reclamar la importancia de observar el pasado reciente para comprender la mirada que proyectamos al futuro. ¿Qué mejor que ante una próxima jornada electoral, esta vez las elecciones generales?

Cuatro años de la legislatura más atípica de la historia democrática de la Comunidad Autónoma de Canarias. Ya se saben la historia, porque es de lo único que se ha hablado en campaña: se formó un gobierno distinto al de los anteriores comandados por Coalición Canaria desde 1993. El Pacto de las Flores, con el PSOE a la cabeza y Nueva Canarias, Sí Podemos Canarias y Agrupación Socialista Gomera en el Gobierno de Canarias, se propuso cambiar el rumbo de los ejecutivos anteriores. La legislatura en la que pareció que el destino se cebó especialmente con Canarias. Pueden ustedes elaborar perfectamente del tirón el catálogo de catástrofes e infortunios.

Ante todo, un hombre, un Presidente, un líder reconocible y reconocido en la actualidad política canaria: Ángel Víctor Torres. Allá donde había un incendio, junto al jefe de bomberos estaba él, tranquilizando a la población. Si quebraba una turoperadora, veíamos a Ángel Víctor en los telediarios asegurando la estabilidad del turismo. ¿Tu isla pasa a fase 3 de restricciones por el Covid? No se preocupen que Ángel Víctor se ocupa de animarnos porque lo vamos a conseguir. El hilo conductor de esta legislatura que feneció amargamente el 28-M es la del liderazgo de Ángel Víctor Torres sobre todas las cosas, capitán del Velero Canarias que navegó a la deriva y entre tempestades, pero del que cuyos tripulantes siempre conservaron la esperanza de encontrar puerto seguro. La promesa de Ángel Víctor de que todo iría bien, así, mantuvo la llama de confianza y respaldo mayoritario hacia el Gobierno de Canarias y, por consiguiente, al Pacto de las Flores.

No se llamen a engaño, el anterior párrafo (paroxístico, hiperbólico, exagerado hasta rozar la sátira) no es en absoluto hagiográfico, pero tampoco menosprecia el liderazgo del candidato con más papeletas, hasta el 28-M, para ser Presidente del Gobierno de Canarias entre 2023 y 2027. Quiero poner sobre la mesa los problemas derivados de la construcción de un relato que se convirtió en hegemónico para el sistema de partidos canario. Un relato de éxito relativo y aquí van mis razones.

La operación política más destacada de la legislatura fue la del PSOE. Consiguieron instalar el relato de que, durante casi treinta años, Coalición Canaria gobernó a base de corrupción, nepotismo y sin la perspectiva social que sí es marca de la casa PSOE (la valoración de esta parte la juzga cada uno). La cuestión crítica es que ese reparto de responsabilidades a Coalición Canaria fue proyectado de manera claramente asimétrica e incluso un tanto injusta. Instalar la idea de que Coalición Canaria gobernó sola y sin apoyos es manifiestamente una idea incompleta. Desde 1993 Coalición Canaria nunca obtuvo mayoría absoluta, aunque sí que ostentó la Presidencia del Gobierno de Canarias hasta 2019. No obstante, siempre gobernó en coalición con el Partido Popular y el PSOE en distintas etapas. Además, los Gobiernos de España del PP y PSOE (Aznar y Zapatero, sobre todo) se apoyaron en Coalición Canaria para conformar mayorías en el Congreso de los Diputados, dando también forma a la Canarias de los últimos treinta años. La Canarias que conocimos hasta 2019, así, estaba marcada con sello PSOE. Los defectos y virtudes del subsistema político canario, su estructura social y económica y la cultura política presente en la sociedad no eran ajenos al partido. Esto no es solo anecdótico, sino que define los márgenes de lo posible de un gobierno para crear y satisfacer expectativas. El rápido declive del PSOE, no tanto electoral sino en cuanto a la capacidad de asignar posiciones al resto de actores en el tablero político canario, es buena prueba de ello.  

De cualquier modo, como casi siempre en política, los hechos no se valoran en función de un medidor de objetividad o rigor. Los hechos son ciertos en tanto que son ciertos en sus efectos. Así lo ha sido en la sociedad canaria. El PSOE recuperó la Presidencia del Gobierno de Canarias treinta años después, a pesar de que durante ese lapso de tiempo tan terrible (según el relato de los partidos que conformaron el Pacto de las Flores) este partido, el PSOE (y por qué no decirlo, también Nueva Canarias), fue copartícipe de sus resultados. La operación no puede ser sino calificada como magnífica en términos políticos. El PSOE consiguió desbancar a Coalición Canaria no solo de la Presidencia del Gobierno, sino, sobre todo, de la centralidad del sistema de partidos en Canarias. Tras las elecciones de 2019, en las que el PSOE acumuló un poder sin precedentes a escala insular y municipal, la política canaria empezó a orbitar en torno a este partido. 

Varios factores ayudaron y consolidaron esta posición privilegiada. La competición en la derecha canaria dio alas al PP para disputar a Coalición Canaria su tradicional liderazgo en este espectro político. La huida hacia delante de Fernando Clavijo (recordemos para no olvidar, del ala más derechista de CC) a Madrid, al mismo tiempo que impidió a CC disputar al PSOE el centro, dejó huérfana la oposición al Pacto de las Flores. José Miguel Barragán (CC), de talante moderado y no tan conservador como Clavijo, no ha sido precisamente un ariete que haya incomodado en exceso a Ángel Víctor Torres. Tanto es así, que en ocasiones pareció que el Presidente delegaba en Román Rodríguez (NC) las funciones de rendir cuentas ante la oposición. Tan cómodo se sintió el Pacto de las Flores que repartía juego entre sus socios para que cada uno pudiera lucirse. 

No obstante, la dinámica de la política canaria no cambió sustancialmente. Una de las particularidades del sistema de partidos canario es que promueve el consenso. En perspectiva comparada con otras comunidades autónomas, la legislación aprobada suele obtener un gran respaldo del Parlamento. En Canarias, la polarización, diríamos, es más bien baja. Esta dinámica centrípeta, de reforzar el núcleo institucional del poder autonómico, se mantuvo a pesar de la legislatura tan atípica vivida. Ahora bien, si el PSOE fue capaz de reordenar el tablero político canario y situarse en la centralidad, ¿cómo es que ese capital político ha demostrado tener los pies de barro? Este texto no pretende hablar de formalismos y abstracciones, así que vayamos a lo sustancial (les avisé de que quizá se venía otra digresión, pero les prometo que esta ya fue la última).

La legislatura pasada fue un cúmulo de desgracias, a cada cual de mayor gravedad. Pero, más allá de las catástrofes, el despliegue legislativo y presupuestario es ciertamente impresionante. Cuatro presupuestos aprobados, Ley de Cambio Climático, Renta Canaria de Ciudadanía, Ley del Sistema Público de Cultura y un larguísimo etcétera que no viene al caso. 

A mi parecer, el balance de estas cuestiones ha estado ausente, o siendo un poco más generosos, en constante segundo plano en la conformación de la cultura política en Canarias. Quiero ser claro: la cobertura de estas cuestiones ha estado más o menos presente en la opinión pública, pero ello no quiere decir que la sociedad canaria haya sido agente activo de ese proceso. La valoración de estas medidas (cada uno la tendrá en función de su grado de conocimiento) no ha sido ni mucho menos la piedra clave de la legislatura. Volveré a insistir sobre lo anterior: el liderazgo de Ángel Víctor Torres ha sido el principio y fin último de cómo la sociedad canaria ha observado la legislatura. 

A este gobierno, en mi opinión, le ha faltado arriesgar. Así como decía que la dinámica de la política canaria tiende al consenso y genera dinámicas centrípetas… la estrategia de liderazgo paternalista podría haberle funcionado al PSOE ceteris paribus (manteniendo todas las condiciones igual de favorables, a saber, una oposición de CC y PP plácida). Pero, es mi opinión, a este gobierno le ha faltado un enemigo. El Pacto de las Flores renunció a reordenar las lógicas del sistema de partidos canario, confiando en que podrían inaugurar un largo período que sucediera a las décadas de Coalición Canaria, pero sin alterar sustancialmente las bases materiales e institucionales que consolidaron el liderazgo de CC durante treinta años. Estos días, Ángel Víctor Torres entona un canto lastimero a cuentas de lo injusto que le parece que es el sistema electoral canario. Ángel Víctor Torres, quien gobernó gracias los 6.000 votos y tres diputados de Casimiro Curbelo, otorgándole nada menos que la todopoderosa Consejería de Turismo a ASG. Eso habla de los enormes límites del Pacto de las Flores para no solo para ampliar, sino para tan siquiera conservar el apoyo de un gobierno que no repetirá, y que se verá sucedido por otro marcadamente conservador.

La sociedad canaria se encomendó al Ángel [Víctor] de la Historia comprendida entre 2019 y 2023. Es mi impresión que se elevó prácticamente a la categoría de santo a una persona que, nada más pero tampoco nada menos, tuvo que gobernar en tiempos difíciles. Tanto es así, que sirva de ejemplo el spot de campaña elaborado por las Juventudes Socialistas de Canarias, titulado “Un Ángel para Canarias”, centrado en las bondades de un hombre que tuvo la mala suerte de gobernar en tiempos interesantes. Confieso que, dado el exceso de paternalismo del video, no pude acabar de verlo de la vergüenza ajena que me produjo. Sin embargo, se trata de un material excelente que expresa cuál ha sido el relato que ha querido construir el PSOE de su acción de gobierno, y su exceso de confianza en la misma.

Nuestro Ángel Víctor, Angelus Novus particular, nos proporcionó un mensaje perfectamente masticado que a todos nos llegó por igual los últimos cuatro años de campaña permanente y las dos semanas de campaña electoral oficial: estamos soportando desafíos que nos ponen a prueba, pero somos el gobierno de progreso, y saldremos adelante. Es un mensaje sencillo pero efectivo.

La cuestión es que el viento político de Canarias (y el del resto del mundo) sigue huracanado, y esta promesa de embarcarnos con fe ciega hacia el tren del progreso tuvo, tiene y tendrá sus lagunas. Como nos advertía Walter Benjamin al principio, resulta peligroso observar el presente sin detener la vista en la cantidad de escombros que uno acumula a su paso. Las ruinas que uno deja tras su vanaglorioso paso por el Gobierno de Canarias nos interpelan, a pesar de que queramos dar la espalda a ese pasado engalanado de autoelogios sobre la acción de gobierno. 

Es mi impresión, y aquí voy concluyendo, que el ángel nuevo, alias Ángel Víctor, estaba destinado y ha acabo por convertirse en un ángel caído. Un juguete roto. Aunque no sea perceptible después una campaña electoral tan plana como la que hemos vivido, sus alas no son las de 2019 y el curso de la Historia no sigue un lineal progreso, sino que en ocasiones se producen altibajos considerables que pueden alterar su curso. Seamos claros: Ángel Víctor Torres no acumuló ningún mérito de peso para ser el Presidente del Gobierno de Canarias en 2019. La misma ola de carácter estatal (conservadora) que se lo ha llevado por delante en 2023 fue la misma (entonces progresista) que le aupó en 2019. Es ciertamente paradójico, una broma del destino, que sea precisamente Fernando Clavijo quien descabalgue a Ángel Víctor Torres, siendo que el desgaste de la reputación del lagunero le abrió las puertas al aruquense hace cuatro años. 

Existen corrientes de fondo que invitan a pensar en un giro conservador de las sociedades occidentales, también de la canaria. Convendría que no solo Ángel Víctor Torres, sino también los actores políticos, mediáticos y culturales que fueron el sustrato material del Pacto de las Flores, lo tuvieran en cuenta. No todo debe ser enterrado en el baúl de la Historia, por supuesto, pero la autocomplacencia de los partidos (Román Rodríguez dixit: la ola estatal se nos llevó por delante y poco más hay que decir al respecto) no le servirá de nada a una sociedad que sufrirá, más aún que durante el Pacto de las Flores, a golpe de multa, desahucio, porra y cemento el gobierno tan reaccionario que se nos viene encima.

La ausencia de un horizonte político para las perspectivas de emancipación social (¿dónde está el cambio de modelo productivo que se nos prometió, amigos y amigas?) de Canarias, con mucho más relato que sustancia, presagia un futuro de nubarrones. Es por ello no vale aferrarse a un pasado edulcorado que no sedujo a la sociedad canaria para revalidar su apoyo. 

Tanto es así, que sería realmente trágico que, con los reaccionarios tocando las puertas del Consejo de Ministros, la sociedad canaria (la parte que se sienta interpelada a participar, que ya es mucho confiar) fuera a las elecciones generales con el único propósito de frenar el avance de la derecha. Eso ya no funcionará más. La derecha arrasó en Canarias, ya está aquí y nos ejercerán el poder sin contemplaciones. Tengo la esperanza, y deberíamos depositar el resto en esta convicción, de que la sociedad canaria tendrá algo más que decir el próximo 23 de julio. 

El Ángel de la Historia nos los grita, mudo.