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El bautizo de José Miguel Pérez

El bautizo de José Miguel Pérez en la sede del Canarias 7 no estaba en la agenda pública de este lunes. Fue una fiesta particular, de esas que deberían salir en la revista de papel cuché que edita cada fin de semana mi admirado Juan Francisco García. Editor y cura de este bautizo. La foto del niño y del cura frente a un libro es muy ilustrativa. Con la pluma en la mano, a punto de firmar en el libro de honor. ¿Sabe el niño cuánto le costará esa firma?¿Sabe que el bautizo lo pagaremos entre todos en cómodos plazos presupuestarios? Digo que pagaremos el bautizo como acto social, porque los cafés con leches de ayer se los pidió el cura (hombre ahorrador donde los haya) a JSP.

A mí me bautizaron en la iglesia de las Rehoyas bajas. Fue un bautizo pobre (¡pero honrado!, diría mi padre). La iglesia estaba sin terminar y para entrar había que caminar sobre picón. Supongo que nadie llevaba zapatos de tacón. Como invitados estuvieron mi familia y mis vecinos. Creo que no había ni cámaras de foto. Por eso tengo que fiarme de la memoria de mis padres. Pero al final valió la pena, no le debo nada a los invitados.

El bautizo de José Miguel Pérez de este lunes fue diferente. Las mejores cuentas corrientes de la isla. De Tenerife vino el hombre que más negocio ha hecho con la salud de todos. Poderoso caballero es don dinero. Y poderosa la iglesia donde se celebró el bautizo. Hoy te bautizan, mañana te convierten en un santo y, pasado mañana, si cometes algún pecado contra los nuestros , te pueden crucificar en esa misma iglesia. La verdad es que más que una iglesia deberíamos considerarla una catedral, porque al fin y al cabo la estamos construyendo entre todos, incluso con dinero de los que no somos sus parroquianos y de los que ponemos una crucecita en el apartado “ong” de la declaración de la renta.

Me divierte ver a mi alcalde tan feliz saludando al cura. Esa sonrisa de satisfacción de ambos parece que indica que ¡por fin! los pecadores no mandan en el partido socialista. Son las cosas de la política, hoy estás en el cielo y mañana en el infierno. Y me gusta ver a los sacristanes de la catedral muy felices. Supongo que este martes hablarán del bautizo, y de lo guapo que estaba el niño. ¡Ay, el niño! ¿Fue al bautizo por voluntad propia o lo llevaron en el cochecito sin preguntarle? Bueno, supongo que cuando un niño peina canas alguna voluntad tiene a la hora de aceptar la iglesia donde lo bautizan. ¿O es que el cura es el que manda en todo? Y los invitados ¿fueron para estar con el niño o para obedecer al cura? Supongo que habría de todo.

Ahora que asistimos al bautizo y beatificación de José Miguel Pérez, me atrevo a reconocer que uno, de vocación agnóstico, sigue teniendo debilidad por los pecadores. Pero no se confundan, no por los que roban, no, esos no me despiertan ninguna simpatía. Un siente simpatía por los que pecan contra el sexto mandamiento, sí, esos a los que Fernando Fernández metería en la cárcel si los ve echándose un casquete en un coche (y si son jueces más todavía). Los que pecan porque se dejan llevar por la pasión (y pecan con amantes que se entregan voluntariamente). Los que dicen lo que sienten y tienen ganas de cambiar las cosas. Los que, como machadianamente afirmó ayer Santiago Pérez, están dispuestos a irse ligeros de equipaje.

Pues eso, uno se siente más cerca de los que van los ligeros de equipaje que de los que tienen las cuentas corrientes con números infinitos y piden a los gobernantes que aprueben contratos de trabajo en condiciones de esclavitud. Por las fotos del bautizo de ayer deduzco que había pocos invitados ligeros de equipaje y, lo que es peor, ayer alguien pretendió llenar con sus intereses las maletas de José Miguel Pérez . Así que, aunque me llamen envidioso, proclamo que me alegro de que no me invitaran al bautizo.

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Juan García Luján

El bautizo de José Miguel Pérez en la sede del Canarias 7 no estaba en la agenda pública de este lunes. Fue una fiesta particular, de esas que deberían salir en la revista de papel cuché que edita cada fin de semana mi admirado Juan Francisco García. Editor y cura de este bautizo. La foto del niño y del cura frente a un libro es muy ilustrativa. Con la pluma en la mano, a punto de firmar en el libro de honor. ¿Sabe el niño cuánto le costará esa firma?¿Sabe que el bautizo lo pagaremos entre todos en cómodos plazos presupuestarios? Digo que pagaremos el bautizo como acto social, porque los cafés con leches de ayer se los pidió el cura (hombre ahorrador donde los haya) a JSP.

A mí me bautizaron en la iglesia de las Rehoyas bajas. Fue un bautizo pobre (¡pero honrado!, diría mi padre). La iglesia estaba sin terminar y para entrar había que caminar sobre picón. Supongo que nadie llevaba zapatos de tacón. Como invitados estuvieron mi familia y mis vecinos. Creo que no había ni cámaras de foto. Por eso tengo que fiarme de la memoria de mis padres. Pero al final valió la pena, no le debo nada a los invitados.