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Bush y el PP

Es cierto que al bajón psocialista no le corresponde el relanzamiento del PP. Y que en estimación personal sigue por delante Zapatero, que ha bajado aunque mucho menos que Rajoy. Pero también lo es que, con todo, no parece haber calado totalmente aún en la opinión española que el origen de la situación es la política de Bush al dictado los ultraliberales neocon; eso de fuera el Estado y déjennos hacer negocio sin controles ni cortapisas. Y a lo que voy: la victoria de Obama, según los observadores fue la derrota de toda una clase política y de un modo de entender la economía de las que sus más conspicuos representantes en España están en las filas del PP.

Algunos dirigentes populares han tratado de curarse en salud negando la equivalencia de su partido con los republicanos USA. Con razón, al menos en un punto: nada tiene que ver la actitud de McCain, que cortó en la noche electoral los intentos de abucheo a Obama, con el negro resentimiento de Aznar poniendo a parir patrióticamente a Zapatero y su Gobierno en los foros internacionales a la semana del primer triunfo psocialista. Por no hablar del empeño en presentar el desencuentro de Zapatero y Bush, su falta de empatía, como quiebra de las relaciones de los dos países; como éstas si no dependieran de los acuerdos que las definen y encuadran, por encima del capricho de quien mande en cada momento.

El intento falaz de desacreditar la acción exterior del Gobierno para conseguir réditos electorales en el interior ha sido claro y buena muestra de que el respeto institucional demostrado por McCain no es el fuerte del PP. Y Rajoy no acaba de romper esas coordenadas establecidas por Aznar. Sin embargo, puede Zapatero presumir ahora de haberle cogido la matrícula antes que nadie a Bush, aunque no de haber madrugado igual con la crisis. Vaya lo uno por lo otro si hay que poner a cada cual en su sitio para hacernos una composición de lugar.

Entiendo que se castigue a Zapatero por su tardanza en percibir la crisis; no que el PP salga con bien a pesar de tener su cuota en la política de Bush. La que asumió gráficamente Aznar en las Azores y de la que Rajoy no acaba de alejarse, como digo.

Es cierto que al bajón psocialista no le corresponde el relanzamiento del PP. Y que en estimación personal sigue por delante Zapatero, que ha bajado aunque mucho menos que Rajoy. Pero también lo es que, con todo, no parece haber calado totalmente aún en la opinión española que el origen de la situación es la política de Bush al dictado los ultraliberales neocon; eso de fuera el Estado y déjennos hacer negocio sin controles ni cortapisas. Y a lo que voy: la victoria de Obama, según los observadores fue la derrota de toda una clase política y de un modo de entender la economía de las que sus más conspicuos representantes en España están en las filas del PP.

Algunos dirigentes populares han tratado de curarse en salud negando la equivalencia de su partido con los republicanos USA. Con razón, al menos en un punto: nada tiene que ver la actitud de McCain, que cortó en la noche electoral los intentos de abucheo a Obama, con el negro resentimiento de Aznar poniendo a parir patrióticamente a Zapatero y su Gobierno en los foros internacionales a la semana del primer triunfo psocialista. Por no hablar del empeño en presentar el desencuentro de Zapatero y Bush, su falta de empatía, como quiebra de las relaciones de los dos países; como éstas si no dependieran de los acuerdos que las definen y encuadran, por encima del capricho de quien mande en cada momento.