Espacio de opinión de Canarias Ahora
Cero en La Gomera: respuesta al decano del Colegio de Ingenieros Industriales
Intentar dar cumplida respuesta a un escrito siempre es tarea ardua y laboriosa porque a una idea ya expuesta hay que intentar argumentar el porqué se está de acuerdo o en desacuerdo a pesar de que el escrito inicial solo aporte vaguedades y juicios de parte carentes de fundamento. Si el tema en cuestión está relacionado con la ingeniería y el que aporta el comentario inicial es todo un ingeniero industrial más complicado se pone. Pero la cuestión ya adquiere tintes de pirueta circense cuando el autor es nada más y nada menos que el decano de un colegio de ingeniería. Pero modestamente lo intentaremos.
Nada más comenzar el artículo se lanza un torpedo a la misma línea de flotación de la profesionalidad de las personas encargadas del asesoramiento del equipo que estaba a cargo de las instituciones en la legislatura pasada: “Una transición energética mal concebida y peor gestionada, basada no en criterios técnicos, económicos o ecológicos sino, única y exclusivamente, en criterios políticos e ideológicos, nos está conduciendo de forma inexorable hacia el ‘gran apagón’”.
Queremos creer que estas aseveraciones se basan más en un desconocimiento de lo que hay detrás de todo lo que se denomina “transición energética” que de un conocimiento cierto acerca de esta realidad, porque en caso de ser lo contario preferimos ahorrarnos los calificativos que corresponderían.
Esos criterios a los que se califica de “no técnicos” son los desarrollados por los ingenieros y técnicos del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) que en el marco de 8 estrategias llevan a cabo un desarrollo sistemático, laborioso y sin parangón de todo lo que acontece en el sector energético canario tanto desde el punto de vista técnico, como económico, social, territorial y por supuesto y ante todo desde el punto de vista ecológico, pues la lucha contra el Cambio Climático Antropogénico es lo que está detrás y justifica todo este desarrollo, siempre y cuando se esté en las tesis del 90% de la comunidad científica y no se sea un negacionista climático.
Es precisamente este estudio, que sirve de base para el desarrollo del PTECan, el que plasma de una manera pública y notoria ya en febrero de 2021, el hecho ineludible de que existe una buena proporción de equipos en la generación canaria que ya han cumplido con creces su vida útil regulatoria y que otros muchos la cumplirán en breve. En la estrategia “Estrategia de la generación gestionable de Canarias” se lleva a cabo un desglose muy completo y pormenorizado de lo que se está exponiendo.
Otra frase lapidaria que se escribe en el escrito del señor decano es la siguiente: “Si nos proponemos, por ejemplo, realizar un cambio en el sistema eléctrico establecido con la intención de obtener una mejora (técnica, económica y/o ecológica), debemos conservar, debidamente mantenido y fiable, el sistema antiguo hasta que las pruebas de funcionamiento del nuevo hayan demostrado su viabilidad y el logro de los objetivos propuestos”. En este caso la frase es certera y acierta de pleno en el meollo de la cuestión: “debemos conservar debidamente mantenido y fiable el sistema antiguo”. El hecho de que un equipo este fuera de su vida útil regulatoria no implica que tenga que fallar, pero para ello el mantenimiento, tanto predictivo, como preventivo y como correctivo tiene que ser más exigente si cabe, precisamente por la circunstancia en la que se encuentra. Intentar exculpar a Endesa por su responsabilidad en el “cero” de La Gomera, aduciendo que los equipos, por los que cobra pingues beneficios exactamente igual que si acabaran de salir de fábrica, son obsoletos, no solo es falta de profesionalidad sino moralmente inasumible.
Según tenemos entendido el incendio en la central de la Gomera no se produjo en la sala de máquinas, sino que tuvo su origen en la sala de servicios auxiliares, es decir, no donde están las bancadas con envolturas, pistones y demás, sino donde están todos los mecanismos y electrónica que permite funcionar y controlar esos grupos. Evidentemente si estos componentes que son perfectamente actualizables y renovables continúan siendo los mismo de cuando se montaron los grupos, lo extraño no es que se hayan incendiado, lo extraño es que funcionen.
El tema de los servicios auxiliares de los grupos obsoletos tiene más importancia que la que se le ha prestado y alguien, con responsabilidad en la administración debería platearse seriamente una auditoría del estado ya no solo de los grupos sino también de esos servicios auxiliares.
Por todo ellos más que buscar responsables en las administraciones o achacar a una supuesta innecesaria transición a las energías renovables, que esa crítica si tiene un profundo cariz ideológico y político, deberíamos empezar, para explicar el cero de La Gomera, por buscar en lo obvio y en lo más cercano. Se debería comenzar por pedir explicaciones a la empresa que las puede dar y que no es otra, sino que Unelco Generación SAU, filial de Endesa y a todas luces propietaria de las centrales de Canarias.
Autores: Antonio Hernández Rodríguez (abogado) y Rafael Hernández González (ingeniero). Miembros de Salto a la Transición Ecológica.
Intentar dar cumplida respuesta a un escrito siempre es tarea ardua y laboriosa porque a una idea ya expuesta hay que intentar argumentar el porqué se está de acuerdo o en desacuerdo a pesar de que el escrito inicial solo aporte vaguedades y juicios de parte carentes de fundamento. Si el tema en cuestión está relacionado con la ingeniería y el que aporta el comentario inicial es todo un ingeniero industrial más complicado se pone. Pero la cuestión ya adquiere tintes de pirueta circense cuando el autor es nada más y nada menos que el decano de un colegio de ingeniería. Pero modestamente lo intentaremos.
Nada más comenzar el artículo se lanza un torpedo a la misma línea de flotación de la profesionalidad de las personas encargadas del asesoramiento del equipo que estaba a cargo de las instituciones en la legislatura pasada: “Una transición energética mal concebida y peor gestionada, basada no en criterios técnicos, económicos o ecológicos sino, única y exclusivamente, en criterios políticos e ideológicos, nos está conduciendo de forma inexorable hacia el ‘gran apagón’”.