La crisis del sistema político canario

Aunque la mayoría de sus señorías, bien pagadas, estuviera de vacaciones, eso no impide que la Diputación Permanente haga una declaración oficial al mismo tiempo que el resto de las instituciones.

Sin duda la imagen del Parlamento canario es paupérrima, en niveles que en algunos países sudamericanos provocan duras respuestas populares. Esa imagen es consecuencia directa de sus actuaciones en la última década, incluyendo en buen puesto el bochornoso espectáculo del cierre de legislatura pasada, con el Gobierno de Adán convocando un pleno fuera del período de sesiones para aprobar miles de camas turísticas, “eso está hecho en cuanto llegue al Parlamento, Santiago” (Santana Cazorla), y con el cierre en falso del 'caso eólico'.

Ahora, se inicia un nuevo período de sesiones y se asiste a la lectura de dos declaraciones institucionales: una sobre el accidente de Spanair y otra sobre los editoriales del periódico El Día. Incomprensible.

Condenar, sin ninguna medida económica, los insultos de El Día a Gran Canaria es un ejercicio de hipocresía, pues los irresponsables políticos de las islas seguro que conocen que esa no es sólo la línea editorial de un periódico, sino el origen ideológico de un partido que lleva gobernando Canarias desde 1995: ATI. Se les ha empezado a caer la careta nacionalista y debajo de la piel aparece la herencia franquista común a muchos de ellos.

Es decir, la declaración institucional que escuchó impasible en el Parlamento el diputado y alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, condena a ATI por fomentar el odio entre ciudadanos de distintas islas. Todo un canto al sol de sus señorías, que se acaban de enterar ahora que El Día insulta a todos los canarios y es racista con las personas que llegan desesperadas a las islas, huyendo del hambre.

Acaso no recuerdan que El Día y ATI convocaron una manifestación en contra de que los ciudadanos de Gran Canaria tuvieran acceso a la educación superior universitaria? A nadie puede extrañar, por tanto, que todos los gobiernos de ATI-CC hayan maltratado a la comunidad educativa, con el objetivo de mantener a la población en la ignorancia para controlarla mejor por sus televisiones, radios y periódicos.

Los diputados hacen las leyes y en su toma de posesión juran cumplir y hacer cumplir las leyes. Si el periódico infringe las leyes, pues que actúe quien tenga que actuar, independientemente de que siempre exista la posibilidad de no contratar publicidad institucional con la empresa editora, pues la pagan todos los canarios, incluidos los de Gran Canaria.

Por eso, la primera declaración institucional que debió emitir el Parlamento para recuperar algo su credibilidad era la reprobación del diputado y vicepresidente del Gobierno, José Manuel Soria, por pretender que alguien mienta en el Parlamento. Sólo así se entiende su demanda por injurias y calumnias contra un compareciente en una comisión de investigación, donde se está obligado por ley a decir la verdad.

Todos los acuerdos del Consejo de Gobierno que preside Paulino Rivero (ATI-El Día) han sido tomados con la votación o el consenso de un mentiroso, capaz de llevar a la aprobación del congreso regional de su partido una ponencia política donde se propone tolerancia cero frente a la corrupción. Inaudito.

El zr. Soria, que debía abandonar de inmediato la actividad política, ha mentido varias veces, porque también juró cumplir y hacer cumplir las leyes. Es una cuestión de moralidad pública, quizás inalcanzable para quien se cree que está por encima del bien y del mal.

El régimen antidemocrático que gobierna Canarias va a pasar otra prueba en su cadena de desprestigios: si Soria sigue en el Gobierno, se acelerará el deterioro del actual sistema político canario, sin vuelta atrás.

Es responsabilidad de AHI y API servir de apoyo para que no se desmorone ATI-El Día: todos son cómplices y todos van a pasar a la historia como los herederos del franquismo que aprobaron leyes electorales antidemocráticas para perpetuarse en el poder y un sistema económico caciquil para acaparar la riqueza que producen todos los trabajadores de las islas.

Ramón Pérez Almodóvar