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Federalismo, fondos europeos y el 28F

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En el panorama político y social de nuestro país, estamos inmersos en el “ruido y la furia” que nos arrastra a lo anecdótico por encima de lo importante. España sufre numerosas crisis que se combinan, o se refuerzan, unas a otras, tal y como son la crisis sanitaria, la crisis social, la crisis económica, la crisis ambiental, la crisis política y territorial. 

Esta sucesión de hechos a toda velocidad, favorecidos por las redes sociales y unos medios de comunicación muy centrados en lo inmediato, terminan por ocultar la necesidad de debatir  lo importante sobre lo anecdótico, o como decía Venancio Sacristán, padre del actor Pepe Sacristán y dirigente metalúrgico, “lo primero es antes”. A nuestro país se le abre una oportunidad de oro con la llegada de los fondos europeos del Next EU Generation, que son unos 140.000 millones de euros. Estos fondos se deberían invertir en la Transición ecológica, la industria, en infraestructuras estratégicas e innovación y, por consiguiente, transformarían nuestro modelo productivo. Esto es lo primero sobre otros asuntos menores y con escaso potencial transformador.

Precisamente, la llegada de dichos fondos pueden servir para reequilibrar el poder en España y dar oportunidades a todas nuestras Comunidades y un futuro para regiones que se están despoblando y para nuestros jóvenes, afectados por la “pandemia” de la falta de oportunidades y la precariedad. Si se combinasen dichos fondos con una reforma federalizante en nuestro país podríamos solucionar dos problemas de golpe, la crisis territorial y los problemas derivados de una estructura económica demasiado dependiente del turismo y del sector servicios de bajo valor añadido, con las consecuencias sociales que llevamos viviendo desde hace décadas.

Las comunidades autónomas entraron en crisis con la combinación de la crisis económica y de las políticas de austeridad, que limitaron de manera muy amplia el margen fiscal para subir impuestos, que derivó en recortes de los servicios públicos y el Estado del Bienestar. Además, el gobierno del PP realizó políticas que buscaban recentralizar a través de las Leyes Montoro del Ministerio de Hacienda (copiando a la TROIKA). Es necesario que haya más margen fiscal y un mayor reparto de los fondos del gobierno hacia las Comunidades para poder asumir los gastos sociales en momentos de crisis. En este marco, estalló el conflicto catalán, del que no trataremos sus causas por no ser objeto de este artículo, pero sí añadiremos que provocó una segunda crisis en el Estado de las Autonomías.

El conflicto catalán está en vías de ser solucionado en la mesa de diálogo, donde se tratará de dar soluciones políticas a un conflicto político, a través de propuestas que des-judicialicen el conflicto, y propongan medidas de reforma territorial. La discusión de fondo en materia territorial que puede derivar de esa mesa de diálogo, es si vamos a un modelo confederal, como el que ha impuesto la derecha nacionalista flamenca en Bélgica, o hacia un modelo federal solidario, más parecido al alemán.

Hay que evitar que sean los nacionalismos insolidarios los que marquen el ritmo de este debate que se va a producir en nuestro país, y que querrán llevar el debate hacia términos identitarios y hacia lo emocional, dificultando cualquier tipo de acuerdo y consenso. Estos nacionalismos que han provocado el choque de trenes en nuestro país, y que se necesitan el uno al otro para existir, suelen enfundarse en una bandera diciendo que hablan con la voz “de un territorio”, pero suelen ocultar intereses económicos menos confesables. Para que nuestro país tenga futuro hay que lograr superar estos debates “esencialistas” y llevar la solución de los problemas al terreno de lo racional.

Tenemos que aprovechar los fondos europeos para cambiar el modelo productivo y balancear el poder dentro de nuestro país. La mejor manera de que unas regiones no se deshabiten a favor de otras es dar oportunidades y futuro en esas Comunidades. Hay que apostar porque el poder y las oportunidades se repartan para construir un país más justo. Eso pasa por revisar la fiscalidad, tal y como ha aceptado el gobierno de Coalición de ERC en últimos presupuestos, para acabar con el dumping fiscal que realiza la Comunidad de Madrid. Esta Comunidad, que es el laboratorio de las políticas neoconservadoras, aprovecha ser un “oasis fiscal” y el efecto capitalidad, para drenar empresas y talento del resto de las Comunidades. Las principales víctimas son la “España vaciada”; Las Castillas, Asturias, Extremadura…

Durante la pandemia se han ido estableciendo elementos federalizantes, como las reuniones de presidentes/as, o de Consejeros/as de Sanidad, con el gobierno, para establecer políticas comunes. Lo que hemos visto es que faltan mecanismos para poder evitar que se produzcan episodios como los de la Comunidad de Madrid, que ha estado haciendo de “Estado gamberro”. Deberían de instituirse mecanismos de solidaridad, co-responsabilidad y una cierta armonización fiscal.

Es necesario marchar hacia el federalismo donde se cierren las competencias entre el gobierno central y los autonómicos y clarifiquen las competencias de ambos y las compartidas. Sería bueno, también, hacer desaparecer las Diputaciones (salvo los Consell y los Cabildos) y repartir los fondos y competencias entre los ayuntamientos y las Comunidades. Como los ayuntamientos son la institución más cercana a los problemas de los ciudadanos/as, sería interesante iniciar un segundo proceso de descentralización de las Comunidades hacia los ayuntamientos, siguiendo el espíritu de Pi i Margall.

Andalucía rompió con el proceso andaluz que desembocó en el 28F la configuración inicial de comunidades con plenas competencias, las mal llamadas “históricas”, y el resto que tendrían competencias limitadas. Gracias a los andaluces que se manifestaron se logró que Comunidades que en aquellas circunstancias nunca hubiesen llegado a la autonomía pudiesen alcanzarla. Fue una derrota de la oligarquía en toda regla. Por ello Andalucía tiene que tener voz propia en el debate territorial alejado de las posiciones nacionalistas y/o españolistas, siguiendo la tradición del republicanismo federal de Blas Infante, apostando por un modelo federal, aunque tenga cierta dosis de asimetría.

El Gobierno de Canarias debe de plantearse qué futuro quiere para nuestra Comunidad que se aleje de la dependencia del sector turístico, en horas bajas, y un mercado laboral precario y de bajo valor añadido que impide que muchos canarios y canarias puedan tener una seguridad mínima existencial. El Gobierno debe de dejar de escuchar los cantos de sirena de la oligarquía económica que opera en Canarias, que pretende seguir con el mismo modelo, y apostar por la Transición ecológica, la industria, etc., aunque eso suponga un choque con un empresariado acostumbrados a un poder favorable a ellos que reparte subvenciones, a unas reglas fiscales que les benefician enormemente sin una contrapartida social ni de buenos empleos, a una mano de obra sumisa asustada por el miedo al desempleo y unos sindicatos debilitados. El Gobierno de Canarias debe tener una voz propia en este debate que está por venir, pero alejándose de la estrategia del pedigüeño de la que suele hacer gala el nacionalismo canario, y de las grandes presiones de una patronal que es garantía de que nada cambie en las Islas.

Este nuevo pacto federal puede cerrar los conflictos que se han ido sucediendo de manera periódica en nuestro país en torno a la “cuestión nacional”, y construir un proyecto de país, a la altura de los desafíos a los que nos enfrentamos en el siglo XXI, que de esperanzas a gran parte de la población y justicia social y territorial.

Unidas Podemos debe plantearse este debate. ¿Qué significa Plurinacionalidad? ¿Apostamos por un modelo federal o confederal? ¿Qué hacer con los fondos europeos? ¿Cómo balancear el poder en España? ¿Cómo lograr mayor solidaridad interterritorial y oportunidades para todos? Sigamos el consejo del maestro Venancio Sacristán, “lo primero es antes”. No nos dejemos llevar por lo inmediato por encima de lo importante.

En el panorama político y social de nuestro país, estamos inmersos en el “ruido y la furia” que nos arrastra a lo anecdótico por encima de lo importante. España sufre numerosas crisis que se combinan, o se refuerzan, unas a otras, tal y como son la crisis sanitaria, la crisis social, la crisis económica, la crisis ambiental, la crisis política y territorial. 

Esta sucesión de hechos a toda velocidad, favorecidos por las redes sociales y unos medios de comunicación muy centrados en lo inmediato, terminan por ocultar la necesidad de debatir  lo importante sobre lo anecdótico, o como decía Venancio Sacristán, padre del actor Pepe Sacristán y dirigente metalúrgico, “lo primero es antes”. A nuestro país se le abre una oportunidad de oro con la llegada de los fondos europeos del Next EU Generation, que son unos 140.000 millones de euros. Estos fondos se deberían invertir en la Transición ecológica, la industria, en infraestructuras estratégicas e innovación y, por consiguiente, transformarían nuestro modelo productivo. Esto es lo primero sobre otros asuntos menores y con escaso potencial transformador.