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Carta de Beatriz Zimmermann: pensamientos, actos y palabras

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Beatriz Zimmermann ha remitido una carta a una cadena de televisión tres meses después de los asesinatos de sus hijas Anna y Olivia. De una parte, me inquieta el hecho de que esta carta haya sido motivada por la insistencia de los medios para que hable por tener una exclusiva, cuando la cobertura mediática para denunciar la Violencia de Género se circunscribe al informativo en caso del asesinato de turno de la mujer y/o de los hijos y ya, con el mantra “no había denuncia previa por malos tratos” por muletilla sin tener ni la más mínima conciencia de lo que ese dato aporta al hecho; por otro lado hay que agradecerle a Beatriz lo escrito, porque de ello no nos cabe sino aprender para que esto no vuelva a suceder. 

“Lo que más deseo es que el mundo sea un mundo mejor y ayudar a las personas a sentirse mejor. Lo que siento es que yo hablando de lo que me ha ocurrido no hago sentir bien a nadie, y a mí me gusta que las personas sean felices. No siento que yo vaya a ayudar a nadie contando lo que he sentido. Solo de pensar hablar del caso me da angustia”. 

Que el mundo sea mejor no es un deseo utópico, es un mensaje imperativo. Podemos ser un mundo mejor siendo una sociedad mejor siendo a la vez una sociedad más sana. La sociedad no es un concepto abstracto, sociedad somos tú y yo. Eres parte de lo que ocurre en la sociedad, desde emitiendo tu voto cada cuatro años hasta no joderle el día a nadie adrede a cambio de obtener un beneficio material o inmaterial.

“La única manera de superar algo así es creer y tener fe, que estamos aquí de paso. Que venimos a este mundo a ser buenas personas, dar amor y sobre todo respetar a todo el mundo. A no permitir ni una falta de respeto, ni un desprecio porque esa es la raíz de todos los problemas”.

¿Querías un mensaje? Ahí lo tienes, no se puede ser más certera: “falta de respeto” y “desprecio” como la raíz del problema de lo que ha ocurrido. Quiénes lo van a saber mejor que las víctimas que lo han padecido y lo padecen. “Yo creo en la educación, en el amor y el respeto (...) A mí me ha tocado vivir lo más duro y he aprendido que estas cosas se pueden evitar si desde un principio se es tajante con una sola falta de respeto”. La Violencia de Género se combate identificando desde el inicio las faltas de respeto reiteradas y no justificarlas jamás ni tolerarlas. No es sencillo hacerlo desde las emociones del enamoramiento, pero si bien en esa fase inicial cuesta cortar de raíz una relación de características violentas, con educación se pueden identificar y, partir de ahí, pedir ayuda para desligarnos de un hombre que es un maltratador es más fácil y probable. Que cuando la mujer te esté contando detalles de lo que está sufriendo, pero que igual aún ella no identifica, no se te ponga cara de “qué me estás contando eso es una broma/un pronto/estará cansado/es una discusión y tú eres una loca exagerada”, ya sabes, lenguaje gestual. Para ayudar también se necesita educación y formación. Fórmate. (Guía Punto Violeta www.igualdad.gob.es. Se lee fácil, tiene dibujos).

“El problema viene cuando permitimos malos tratos. Si nos concienciáramos de esto no haríamos crecer el problema. Yo lo veo como semillas que plantamos todos los días, si las semillas no son de amor y respeto, el fruto no puede ser bueno. Mi consejo es que seamos cuidadosos con nuestros pensamientos, actos y palabras para que los frutos sean buenos”. 

Beatriz Zimmermann ha remitido una carta a una cadena de televisión tres meses después de los asesinatos de sus hijas Anna y Olivia. De una parte, me inquieta el hecho de que esta carta haya sido motivada por la insistencia de los medios para que hable por tener una exclusiva, cuando la cobertura mediática para denunciar la Violencia de Género se circunscribe al informativo en caso del asesinato de turno de la mujer y/o de los hijos y ya, con el mantra “no había denuncia previa por malos tratos” por muletilla sin tener ni la más mínima conciencia de lo que ese dato aporta al hecho; por otro lado hay que agradecerle a Beatriz lo escrito, porque de ello no nos cabe sino aprender para que esto no vuelva a suceder. 

“Lo que más deseo es que el mundo sea un mundo mejor y ayudar a las personas a sentirse mejor. Lo que siento es que yo hablando de lo que me ha ocurrido no hago sentir bien a nadie, y a mí me gusta que las personas sean felices. No siento que yo vaya a ayudar a nadie contando lo que he sentido. Solo de pensar hablar del caso me da angustia”.