Gobernar para Matusalén

Durante los ocho años en que han gobernado Coalición Canaria y el alcalde José Manuel Bermúdez, en Santa Cruz de Tenerife, sólo han creado dieciocho plazas en escuelas infantiles públicas, de cero a tres años, mediante la ampliación de las escuelas existentes. Es decir, crearon 2 plazas cada año, un ritmo que supondría que harían falta 35 años para crear una escuela infantil con 70 plazas, como las que hoy tiene Santa Cruz.

Sin embargo, harían falta 455 años para crear las 13 escuelas públicas infantiles necesarias para que Santa Cruz llegara a la ratio de escuelas públicas infantiles por habitante de nuestro país. Sólo Matusalén, que vivió 969 años, podría esperar por los plazos bíblicos implícitos en la pachorra ultraperiférica de Coalición Canaria en materia social.

Los datos son elocuentes: Santa Cruz tiene seis escuelas infantiles públicas municipales, dos del Ayuntamiento y cuatro del Gobierno de Canarias. Tendríamos que llegar a 19 escuelas públicas para estar en la media de España. Recordemos que Unicef criticó, en un informe de 2017, que Canarias sea la comunidad autónoma con menor porcentaje de población infantil en escuelas de 0 a 3 años (12% frente al 34% estatal) y que, además, tenga el menor porcentaje de escuelas infantiles públicas de toda España.

Entre 2010 y 2019, Santa Cruz de Tenerife ha reducido su oferta total de plazas públicas en escuelas infantiles, al pasar de 608 a 486. El municipio tiene 953 plazas en escuelas infantiles (públicas y privadas), que suponen el 16,3% de las 5.843 personas de 0 a 3 años que residían en él en 2018. Para llegar a la media estatal necesitaríamos disponer de plazas para el 34% de esos menores, es decir, necesitaríamos un total de 1.986 plazas en escuelas infantiles. Y, asimismo, poco más de la mitad de esas plazas, debieran ser públicas para alcanzar la media estatal. Las políticas de Coalición Canaria han colocado a Santa Cruz y a Canarias a la cola en materia de escuelas infantiles.

La creación de escuelas infantiles es una competencia de la Comunidad Autónoma. Pero nada impide a un municipio llegar a acuerdos con la Consejería de Educación y crear nuevas escuelas con financiación propia.

Hay que recordar que los estudios PISA muestran países en los que haber pasado por una escuela infantil mejora los resultados educativos un 10% a los 15 años. Y mejora las oportunidades de quienes viven en hogares con desventajas socioeconómicas. O, como se ha documentado en Dinamarca, las escuelas infantiles de calidad, gratuitas o con un coste bajo, inducen el aumento de la participación laboral de las mujeres. Son motivos por los que es importante tomarse en serio la necesidad de incrementar las escuelas infantiles públicas.