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Los guanchanchos

Gracias al solemne acto supe que la creación de la Policía, que nos está costando un huevo, es vieja aspiración de ATI-aic, la envoltura anterior de la actual ATI-cc, que data de los años 80. De ahí que Paulino la calificara de hito histórico. O sea, que de haber contado con ella antes y con tiempo, Nelson no hubiera desembarcado a sus milicos en Santa Cruz. No he podido saber, sin embargo, qué funciones desempeñará porque dicen que no van más allá de la vigilancia de edificios públicos, aunque de las regocijadas palabras de Paulino, de sus recomendaciones, de la intervención de Ruano y de su estreno de campo en las fiestas lustrales palmeras, cabe deducir que el paulinesado planea saltarse las limitaciones aunque digan ahora que sólo reforzará a las policías locales y complementará a la Nacional y a la Guardia Civil. Se empieza jugando y no saben como terminarán.

Vi las imágenes de la entrega de diplomas y pueden creerme si les digo que creí, por un momento, que era el anuncio ése de no recuerdo qué en el que aparecen varios individuos e individuas con aires zarzueleros de la España cañí cantando las excelencias del producto. Después, al comprobar de qué iba, me acordé de mi primera, última y brevísima experiencia teatral. Fue en el colegio y no sabría decirles de qué obra se trataba; sí que estaba ambientada en el contexto de la revolución mexicana. Yo iba de soldado y tenía que aparecer en escena, decir “Alfonso Betanzos: en nombre del dictador Plutarco Calles, quedas detenido” y llevármelo conducido. Y ocurrió que en los ensayos, con los nervios, me apliqué sin la debida proporcionalidad y nadie supo apreciar el realismo que le imprimí a las diez palabras de mi parlamento; sobre todo el compañero que hacía de Betanzos, que se cabreó (“¡Mira que eres bruto!”, me dijo, creo, a pesar de que no lo esposé) y acabé sustituido por otro compañero más impuesto en los modos amables que le reclama Paulino a los guanchanchos.

Gracias al solemne acto supe que la creación de la Policía, que nos está costando un huevo, es vieja aspiración de ATI-aic, la envoltura anterior de la actual ATI-cc, que data de los años 80. De ahí que Paulino la calificara de hito histórico. O sea, que de haber contado con ella antes y con tiempo, Nelson no hubiera desembarcado a sus milicos en Santa Cruz. No he podido saber, sin embargo, qué funciones desempeñará porque dicen que no van más allá de la vigilancia de edificios públicos, aunque de las regocijadas palabras de Paulino, de sus recomendaciones, de la intervención de Ruano y de su estreno de campo en las fiestas lustrales palmeras, cabe deducir que el paulinesado planea saltarse las limitaciones aunque digan ahora que sólo reforzará a las policías locales y complementará a la Nacional y a la Guardia Civil. Se empieza jugando y no saben como terminarán.

Vi las imágenes de la entrega de diplomas y pueden creerme si les digo que creí, por un momento, que era el anuncio ése de no recuerdo qué en el que aparecen varios individuos e individuas con aires zarzueleros de la España cañí cantando las excelencias del producto. Después, al comprobar de qué iba, me acordé de mi primera, última y brevísima experiencia teatral. Fue en el colegio y no sabría decirles de qué obra se trataba; sí que estaba ambientada en el contexto de la revolución mexicana. Yo iba de soldado y tenía que aparecer en escena, decir “Alfonso Betanzos: en nombre del dictador Plutarco Calles, quedas detenido” y llevármelo conducido. Y ocurrió que en los ensayos, con los nervios, me apliqué sin la debida proporcionalidad y nadie supo apreciar el realismo que le imprimí a las diez palabras de mi parlamento; sobre todo el compañero que hacía de Betanzos, que se cabreó (“¡Mira que eres bruto!”, me dijo, creo, a pesar de que no lo esposé) y acabé sustituido por otro compañero más impuesto en los modos amables que le reclama Paulino a los guanchanchos.