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El honor del secretario municipal

Sólo quería recordar aquí a los compañeros de la revista Cuadernos del Sureste. Como ciudadano preocupado por la destrucción de Lanzarote, por el atraco a las arcas de sus instituciones, por las golfadas que han protagonizados muchos de sus políticos corruptos y confeso, como ciudadano preocupado por todas estas cosas que manchan la memoria de César Manrique y de José Saramago, quiero hoy aquí expresar mi agradecimiento a Jorge Marsá y a todos los que colaboraron con la revista Cuadernos del Sureste, mi reconocimiento al colectivo El Guincho y a la Fundación César Manrique.

Recordemos que Cuadernos del Sureste fue condenada a muerte por unas sentencias judiciales que deben ser exhibidas en el museo de la desvergüenza, en algún centro dedicado a la memoria de la Santa Inquisición. La revista del colectivo ecologista El Guincho publicó en el año 2003 un artículo donde se contaban las andanzas profesionales de Felipe Fernández Camero. El artículo se titulaba El secretario, elquinto poder y hablaba de los trabajos que hacía el entonces secretario municipal de Arrecife de Lanzarote. En el texto se contaba que Camero trabajaba también como apoderado que representaba a promotoras inmobiliarias y turísticas, lo que podía constituía una incompatibilidad legal. Según el artículo el secretario municipal de Arrecife era “uno de los obstáculos con que tropiezan los más importantes procesos de racionalización territorial y urbanística que se vienen acometiendo en Lanzarote”. Un año después de ese artículo Fernández Camero fue apartado de su cargo de secretario municipal por falta muy grave, ya que no había solicitado la compatibilidad de su puesto institucional con sus trabajos para promotores inmobiliarios.

El honorable abogado denunció a Cuadernos del Sureste por atentar contra su honor. El juez Fernando Paredes, del juzgado de instrucción número 1 de Arrecife, dictó un auto donde ordenaba el secuestro del número 11 de la revista en el que se incluía el artículo sobre Camero. En diciembre de 2003 la juez de primera instancia del juzgado número dos de Arrecife, María Dolores García Benítez dio la razón al denunciante y condenó al director de la revista y a la publicación a pagar 15.000 euros. Aunque la sentencia reconocía que las informaciones que contenían el artículo eran veraces y estaban suficientemente contrastadas, la magistrada consideraba que llamar “prácticas corruptas” al trabajo de Camero atentaba contra su honor.

La revista recurrió la sentencia y en mayo de 2005 la Audiencia Provincial de Las Palmas dio la razón a Cuadernos del Sureste y revocó la sentencia. Pero el incompatible abogado Camero recurrió ante el Tribunal Supremo y en septiembre de 2009 el alto tribunal español ratificó la condena de 15.000 euros que había dictado la jueza María Dolores García Benítez. La Sala Primera del Supremo, en una sentencia de la que fue ponente Xavier O'Callaghan, basó su condena en que en el artículo “se trata de unos juicios de valor que se basan en información que no se suministra”. También señalaba que las acusaciones a Camero eran “abstractas informaciones cuya vaguedad no permite una adecuada defensa y las pocas que son medianamente concretas no ha sido probada su veracidad”.

La sentencia del Tribunal Supremo fue dictada ¡seis años después! de que la Secretaría de Estado de Organización Territorial destituyera al abogado andaluz de su puesto en Arrecife por incompatibilidad, por falta muy grave, y también llegaba después de que el nombre del honorable secretario municipal protagonizara muchas páginas de los sumarios más importantes de los casos de corrupción en Lanzarote.

A pesar de todos estos datos, el presidente del Gobierno de Canarias salió ayer en defensa del honor de Fernández Camero con unas declaraciones que cuestionan el trabajo del juez César Romero Pamparacuatro, de fiscales y fuerzas de seguridad. Ante las sentencias condenatorias contra Cuadernos del Sureste y las declaraciones del presidente del Gobierno canario ¿qué podemos escribir los periodistas?¿Cómo podemos contar lo que pasa sin manchar la imagen del honorable exsecretario municipal de Arrecife?

Dice Paulino Rivero que “estamos un poco cansados de este tipo de operaciones, de cosas espectaculares muy llamativas, que terminan en nada, que quedan sólo en manchar la imagen ¿Más de cien imputados por la cara, por el capricho de manchar la imagen? Si nuestro presidente del Gobierno canario pone las manos en el fuego por esta gente no escribiré yo en este artículo que Felipe Fernández Camero es un corrupto. Pero no lo escribo porque un servidor comparta las declaraciones de Paulino Rivero. No, para nada, yo no escribo lo que pienso del honor de Camero porque me dan miedo algunos jueces de Lanzarote y del Tribunal Supremo, y porque la cosa está tan chunga que si me condenan a 15.000 euros tendrán que embargarme hasta la maquinilla de afeitar.

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Juan García Luján

Sólo quería recordar aquí a los compañeros de la revista Cuadernos del Sureste. Como ciudadano preocupado por la destrucción de Lanzarote, por el atraco a las arcas de sus instituciones, por las golfadas que han protagonizados muchos de sus políticos corruptos y confeso, como ciudadano preocupado por todas estas cosas que manchan la memoria de César Manrique y de José Saramago, quiero hoy aquí expresar mi agradecimiento a Jorge Marsá y a todos los que colaboraron con la revista Cuadernos del Sureste, mi reconocimiento al colectivo El Guincho y a la Fundación César Manrique.

Recordemos que Cuadernos del Sureste fue condenada a muerte por unas sentencias judiciales que deben ser exhibidas en el museo de la desvergüenza, en algún centro dedicado a la memoria de la Santa Inquisición. La revista del colectivo ecologista El Guincho publicó en el año 2003 un artículo donde se contaban las andanzas profesionales de Felipe Fernández Camero. El artículo se titulaba El secretario, elquinto poder y hablaba de los trabajos que hacía el entonces secretario municipal de Arrecife de Lanzarote. En el texto se contaba que Camero trabajaba también como apoderado que representaba a promotoras inmobiliarias y turísticas, lo que podía constituía una incompatibilidad legal. Según el artículo el secretario municipal de Arrecife era “uno de los obstáculos con que tropiezan los más importantes procesos de racionalización territorial y urbanística que se vienen acometiendo en Lanzarote”. Un año después de ese artículo Fernández Camero fue apartado de su cargo de secretario municipal por falta muy grave, ya que no había solicitado la compatibilidad de su puesto institucional con sus trabajos para promotores inmobiliarios.