Paganos
En el avión rumbo a lo desconocido va mi colega y pone en su tableta una serie de vikingos y sus excursiones a Britania. De reojo, observo que se ajusta bastante a la realidad de la formación de Inglaterra que diría Isaac Asimov. Aparecen personajes que yo había leído en la obra de Bernard Cornwell y, efectivamente, estaba inspirado en ese autor. Entonces, científicamente me enganché. Vikingos, britanos, pictos, sajones, bárbaros, cristianos y romanos todos en la gran divisoria paganos/creyentes verdaderos. Y me entra la duda de si, en realidad, más allá de las clases sociales, el estatus y los estados poderosos, la gran divisoria social no se reducirá a paganos y creyentes. Porque después de la visita al Vaticano del CD Tenerife y del Mensajero, acompañados de responsables políticos, se queda uno a media reflexión y tan alejado de ese escenario, que aparecen dudas existenciales.
¿Seremos paganos y nuestros dioses falsos? Quizás, en el fondo y en la superficie, ellos, los creyentes verdaderos, piensen que todos los demás, los que no entendemos por qué siempre invitan al comer a obispo o por qué los cargos políticos van delante en la procesión, seamos paganos. Los que no procuramos bienes relacionales, también. Paganos de los pagos y aldeas. Unos rebeldes campesinos pobres con dioses indefinidos y múltiples, como en la Edad Media. Igual, nunca hemos salido del medievo.
Por unas razones u otras, todos hincan la rodilla y se retratan con el jefe de los creyentes verdaderos y lo apabullan de ‘souvenirs’ que el pobre papa pasa de mano sin ni siquiera mirarlos porque no da avío. Camisetas y bufandas del representativo, pines, ceniza volcánica, estampitas, rosquetes caseros, y un mapa para que se ubique. Insisto, el pobre Papa, que para sus adentros estará diciendo: pero ¡qué cutre, qué vaina es esta! ¡encima no me trajeron nada del Tenisca ni del Atlético Paso!
Francisco está muy desmejorado, aunque también es cierto que una condición ‘sine qua non’ para ser elegido papa, es que al cabo de un tiempito debes aparecer como en las últimas. Y encima tener que aguantar a todos los equipos de medio mundo. Me da mucha pena. Sinceramente, creo que los paganos tenemos más empatía y tolerancia con el sufrimiento ajeno. Por eso digo que hay que salvar y proteger al Papa de tanto apabullamiento y fe ciega en el ascenso. Ya bastante tiene con lo suyo.
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