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El papa Francisco y el protocolo de Clavijo

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“En verdad os digo que cuanto dejásteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejásteis de hacerlo” (Mateo 25, 31-46).

El Gobierno de Canarias, y señaladamente Clavijo, están en un atolladero de contradicciones. Pero cuando la prioridad es el poder, y nada más que el poder, de las contradicciones  -por insostenibles que sean-  se sale echándole una buena dosis de poca vergüenza.

Me estoy refiriendo, claro, a la insostenible situación de los menores migrantes no acompañados. 

La aparente ingobernabilidad interna del PP de Feijóo en cualquier materia en la que compitan con la extrema derecha, y la puja xenófoba sobre inmigración lo es,  era más que previsible. Como lo era que el PP se opusiera a la reforma de la Ley de Extranjería o, en último caso, que unos cuantos de sus gobiernos autonómicos la recurrieran ante el Tribunal Constitucional alegando cualquier falta de competencias legislativas del Estado, para lo que contarían con el siempre estimable concurso de Junts y de algún que otro “rompedor de España”. A partir de ahí, el cumplimiento del reparto y atención solidarios de menores migrantes no acompañados entraría en un terreno lleno de obstáculos, ya que serían las propias comunidades opuestas a ese reparto y atención obligatorios a quienes correspondería aplicar las nuevas previsiones legales.

El Gobierno de Canarias, una década después de la aprobación de un Protocolo Marco suscrito por varios ministros y altos representantes del Gobierno y de la Administración del Estado, todos del PP  (entre ellos Ruiz Gallardón y Fátima Báez , para no citar a más), ha decidido aprobar un Protocolo Territorial inspirado -según se proclama hasta el agotamiento en la Exposición de Motivos, Fundamentos Jurídicos y articulado- en la protección del interés superior del menor. 

Podía haberlo hecho hace unos años o dentro de algún tiempo. Pero no. Lo han hecho justo después de declarar en “estado de emergencia agravada”, por acuerdo del propio Gobierno de Canarias, adoptado el 2 de este mes.

El Protocolo Marco del Estado subrayaba que “con independencia de su valor vinculante para las instituciones del Estado que lo suscriban”,  “debería ser completado con los correspondientes Protocolos Territoriales para que, según sus respectivas normas estatutarias-  pueda obligar a las administraciones e instituciones autonómicas respectivas” (apartado primero.3).

Aprobando en situación de emergencia migratoria agravada un Protocolo Territorial en el que se viene a afirmar que los menores recogidos por el Estado en alta mar ya “no están desamparados porque cuentan con la atención inmediata del Estado, que asume responsabilidades internacionales en materia de rescate en el mar…” (Protocolo Territorial, artículo 1, párrafo segundo), Clavijo y sus socios del PP intentan desentenderse de las competencias estatutarias de protección del menor, en la que no se hacen distingos entre menores extranjeros o de nacionalidad española. Hasta llegar a responder en una entrevista reciente en El País (de un yoísmo caricaturesco, por cierto) que este tema podría dar lugar a un conflicto positivo de competencias ante el Tribunal Constitucional, entre el Estado y Canarias. No debe haber tenido tiempo ni,  desde luego, conocimientos básicos para distinguir un conflicto positivo de competencias de uno negativo -como este-, en el que ninguno de los contendientes se querría  hacer cargo de unas responsabilidades legales que son de irrenunciable cumplimiento.

En nuestra cultura y nuestro Ordenamiento jurídicos, así como en los de los países de nuestro entorno, la declaración de situación de emergencia suele justificar la no aplicación de garantías normalmente exigibles “en tiempos de calma” para preservar los intereses públicos y los privados. Por ejemplo, en materia de contratación pública: libertad de concurrencia de ofertas, selección conforme a criterios objetivos, igualdad en la posibilidad de concurrir… La emergencia actúa jurídicamente como causa de justificación al darse prioridad a la protección de los derechos o bienes jurídicos afectados por la situación de emergencia, como la vida, la seguridad o la salud… Aunque, en realidad, en materia de contratación Clavijo sabe bastante más que ustedes y que yo. Sé de lo que hablo.

Sin embargo, el Gobierno de Canarias dicta  -en una situación de “emergencia agravada”, declarada por el propio Gobierno- un Protocolo Territorial de efectos más que previsiblemente retardatarios y obstaculizadores de una inmediata atención a los menores migrantes no acompañados, en un ejercicio de filibusterismo, de irresponsabilidad y, una vez más, de utilización de la efectivamente grave situación migratoria para hacer política del peor estilo y de un nauseabundo tufo xenófobo. Y no es la primera vez, por cierto, que ATI-CC juega estas cartas.

La Historia de la Humanidad es la historia de las migraciones. Se trata del desplazamiento de poblaciones, pacífico o violento, obligadas por trastornos climáticos, sequías, hambrunas o atraídos por la prosperidad de la riqueza de otras civilizaciones.

Esta es una migración pacífica, forzada por las condiciones de muchos países a los que la propia Europa colonizó, esclavizó, saqueó sus riquezas naturales, desarticuló sus formas de organización social y sus culturas…  Y, en fin, se repartió la geografía africana con unas líneas rectas que, por su artificialidad, han dificultado hasta el límite la formación y la cohesión de nuevas comunidades nacionales como base y fundamento de los Estados surgidos después de la emancipación de las colonias. O han forzado a coexistir en un mismo país “independiente” a tribus o etnias enfrentadas secularmente… Con consecuencias trágicas que son pasado reciente y el presente de Mama África.

No es que a estas alturas uno confíe especialmente en la bondad o en la racionalidad individual o colectiva de la especie humana. Pero la rendición ante la irracionalidad y la inhumanidad es suicida.

Y como cantaba  -cuando éramos jóvenes y antifascistas-  el recordado Grupo grancanario “Magma 12”: ¿qué dirá el Santo Padre que vive en Roma?, el Papa Francisco, querido y respetado por tantas personas de buena voluntad, cuando se entere de todos estos manejos. ¿Seguirá dispuesto a visitarnos para acercarse “a los gobernantes” y al pueblo?

“En verdad os digo que cuanto dejásteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejásteis de hacerlo” (Mateo 25, 31-46).

El Gobierno de Canarias, y señaladamente Clavijo, están en un atolladero de contradicciones. Pero cuando la prioridad es el poder, y nada más que el poder, de las contradicciones  -por insostenibles que sean-  se sale echándole una buena dosis de poca vergüenza.