Espacio de opinión de Canarias Ahora
El PP da la nota
Fueron aquellos tiempos complicados aunque entretenidos pues entonces se produjo la quiebra del franquismo en Canarias, lo que estaba muy lejos de su intención. De la de Pulido y de la de Madrid, que colaboró lo suyo al enviarnos de gobernador al energúmeno de Gerona de la Figuera con el encargo de meter en cintura y sacar de la política a Pulido y los suyos. A Gerona, recuerden para la pequeña crónica, lo apodaron el “siroco” porque dejó el polvo en suspensión con el cierre de infinidad de casas digamos de tolerancia de Lugo. En beneficio de las promotoras inmobiliarias, no para contribuir a luchar contra la prostitución.
Hoy se me antoja Juan Pulido, con sus luces y sombras, el último presidente del Cabildo de Gran Canaria que tuvo claro el papel a jugar por la corporación insular hasta el extremo de enfrentarse a Madrid en defensa de lo que a su juicio era bueno para la isla. Lo que no puede decirse de quienes vinieron detrás. Por ejemplo el actual, José Miguel Bravo, que cree, encima, que nos chupamos el dedo. Lo digo por el anuncio de que “financiará” carreteras, proyectos hidráulicos y el pabellón del Mundobasket: que yo sepa solo el “top secret” de este periódico se ha referido a tan burda manipulación y hasta vergüenza da aclarar que los cuartos no saldrán de su bolsillo. Cosa que, por otro lado, nadie pretende. Creo útil volver sobre este asunto.
La nota pepera trata de personalizar el “éxito” en Bravo hasta el extremo de cuasi incurrir, qué horror, en el tan denostado culto a la personalidad. Porque, si se fijan, lo presenta como providencial y eficiente gestor ante un Rajoy comprensivo con Canarias que atendió a las razones bravianas y soltó los cuartos. Y si se fijan un poco más, verán que tan perfecto entendimiento entre correligionarios viene a reforzar la política de Soria para convencer a los psocialistas de que mejor les iría de aliados del PP para conseguir ese “lo mejor para Canarias” que, de tan sobado, ni sabemos en qué consiste. El PP ya piensa en las próximas elecciones autonómicas y locales y Soria necesita romper el Gobierno canario para seguir enredando hasta la lucha final. Su maestro Mauricio era más fino.
La realidad es distinta, como también apuntó el “topsecretero”: 1) No se trata de dinero nuevo aportado por Rajoy para resarcirnos del maltrato en los Presupuestos del Estado; y 2) Se trata de una autorización al Cabildo para emitir deuda pública que, por supuesto, recaerá sobre las espaldas de los isleños de a pie.
La manipulación resulta desvergonzada e incoherente cuando el panegirista de Bravo asegura que esta disponibilidad de fondos (a devolver por todos nosotros) la ha facilitado “la buena situación de las arcas” del Cabildo. Un milagro porque, hace justo un año, la consejera Rosa Rodríguez denunció que el PP había encontrado a la corporación endrogada hasta las cejas, con la caja llena de agujeros, los despachos empapelados de facturas y demás: el legado, ya saben, de los psocialistas. O mentía entonces Rodríguez o miente ahora el PP al dar la nota: siguen convencidos los peperos de que el pueblo es idiota. Quizá porque les vota. Pueden creer ustedes lo que les parezca, menos que en un año de crisis y con Rajoy, que no da una, hayan colocado las arcas en tan “buena situación”. De ser así, la doña consejera y el don providencial deberían sustituir a Guindos y a Montoro, tan cenizos como su presidente.
Así es si así les parece.
Fueron aquellos tiempos complicados aunque entretenidos pues entonces se produjo la quiebra del franquismo en Canarias, lo que estaba muy lejos de su intención. De la de Pulido y de la de Madrid, que colaboró lo suyo al enviarnos de gobernador al energúmeno de Gerona de la Figuera con el encargo de meter en cintura y sacar de la política a Pulido y los suyos. A Gerona, recuerden para la pequeña crónica, lo apodaron el “siroco” porque dejó el polvo en suspensión con el cierre de infinidad de casas digamos de tolerancia de Lugo. En beneficio de las promotoras inmobiliarias, no para contribuir a luchar contra la prostitución.
Hoy se me antoja Juan Pulido, con sus luces y sombras, el último presidente del Cabildo de Gran Canaria que tuvo claro el papel a jugar por la corporación insular hasta el extremo de enfrentarse a Madrid en defensa de lo que a su juicio era bueno para la isla. Lo que no puede decirse de quienes vinieron detrás. Por ejemplo el actual, José Miguel Bravo, que cree, encima, que nos chupamos el dedo. Lo digo por el anuncio de que “financiará” carreteras, proyectos hidráulicos y el pabellón del Mundobasket: que yo sepa solo el “top secret” de este periódico se ha referido a tan burda manipulación y hasta vergüenza da aclarar que los cuartos no saldrán de su bolsillo. Cosa que, por otro lado, nadie pretende. Creo útil volver sobre este asunto.