Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Alemania toma el pulso a una extrema derecha envalentonada
La carpeta de Junts que atasca la mayoría de Sánchez
Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Terremotitos

Haití comparte isla con la República Dominicana. Sin embargo, el movimiento de tierras sólo afectó al país más pobre, uno de los más pobres del mundo.

Mientras en las playas de la República Dominicana se bañaban felices tantos turistas occidentales del primer mundo, en la otra parte de la isla, en la zona haitiana, morían decenas de miles de personas bajo los escombros.

Estas catástrofes naturales que afectan a la humanidad nos hacen ver lo injusta que es la vida y lo quejicas que somos los que vivimos en los países más privilegiados de la tierra.

Sé que un terremoto a tantos miles de kilómetros apenas removerá las conciencias del primer mundo. Sé que tanto dolor y muerte no alivia la desesperanza de cualquier parado canario que ahora sufre la crisis económica que nos azota, pero al menos debería convertirnos en seres más solidarios y comprensivos.

Nuestros terremotos son de índole doméstico, de montañas pagadas a precio de oro, de altos y a veces injustificados sueldos de nuestros políticos, de empresarios sin escrúpulos que explotan trabajadores con la aquiescencia de la Administración, de derrotas incomprensible de la UD Las Palmas, de cuestiones molestas pero salvables y nimias.

Deberíamos avergonzarnos de las quejas por nuestros insignificantes terremotos.

Haití comparte isla con la República Dominicana. Sin embargo, el movimiento de tierras sólo afectó al país más pobre, uno de los más pobres del mundo.

Mientras en las playas de la República Dominicana se bañaban felices tantos turistas occidentales del primer mundo, en la otra parte de la isla, en la zona haitiana, morían decenas de miles de personas bajo los escombros.