Espacio de opinión de Canarias Ahora
Ya ni vestiduras quedan
Tal y como suele ocurrir cuando uno lee la noticia que acompaña al titular, la realidad resultó ser mucho más rocambolesca que el titular. En realidad, el Ministerio de Cultura mandó el documento relativo a dicha subvención económica al Gobierno de Canarias en febrero del año 2010. Y el Gobierno de Canarias dio acuse de recibo el 1 de marzo de ese mismo año. El acuerdo establecía que el Gobierno de Canarias debía abonar la misma cantidad, aportada por el Ministerio de Cultura, por lo que, el total de dinero resultante vendría a ser 1.551 310 euros para la compra de libros. Por una causa o por otra, el mencionado documento durmió el sueño de los justos hasta que fue remitido por el Gobierno de Canarias el 1 de diciembre del año 2010, cinco días después del cierre de los presupuestos.
El resultado de tal desatino ha sido que el dinero aportado por el Ministerio de Cultura ha terminado en manos de la Hacienda Pública, dado que el dinero tenía que utilizarse durante el ejercicio del 2010 y, al haberse cerrado los presupuestos antes de recibir dichos fondos, el dinero vuelve a las arcas del Estado, tal y como se expresaba en los artículos periodísticos publicados hace unos días.
Hasta donde llega mi conocimiento nada se ha dicho sobre la parte que debía aportar el Gobierno de Canarias, aunque, si se hubiese aportado, hubiera corrido la misma suerte que tuvo el dinero del Ministerio de Cultura.
¿Qué acarrea todo esto? Pues es muy sencillo. Las bibliotecas de las islas se quedan todo un año sin poder aumentar y/o renovar sus fondos, y el gremio de los libreros ve cómo su maltrecha economía queda al margen de un dinero que muy bien le hubiera venido. ¿Y qué más se puede decir cuándo la suma de desatinos y/o responsabilidades varias sobrepasa cualquier límite tolerable?
Uno tiene la sensación de que los actuales responsables del Gobierno de Canarias se empeñan día a día en lograr que nuestra comunidad siga estando a la cola en temas tan importantes como lo son la formación de las personas, los temas sociales y todo aquello que ayude a la comunidad a desarrollarse.
Lo peor de todo, no obstante, es la desidia de una ciudadanía que sigue pensando que toda la responsabilidad es de los mandarines. Ya está bien de que la gente solamente mueva el culo y salga a la calle para protestar por las malas condiciones de un estadio de fútbol, mientras que el informe PISA coloca a la comunidad a la cola del resto de España y nadie diga una palabra más alta que otra.
¿Acaso no se dan cuenta de que, con ese dinero, se podrían comprar muchísimos libros de texto para los estudiantes canarios? ¿No se dan cuenta de que lo que nuestra sociedad necesita es gente que tenga capacidad de entender qué es lo que pasa a su alrededor, y no caer en las mentiras de unos abraza-farolas, motivados por su deseo de permanecer en la poltrona?
¿Tan necios son los canarios para no darse cuenta de que sin información, sin cultura las nuevas generaciones están vendidas ante los jóvenes de otros países cuyos gobiernos invierten cien, doscientas o trescientas veces más dinero en formar a sus ciudadanos que en nuestra comunidad?
¿A nadie se le cae la cara de vergüenza ante el esperpéntico mástil de una megalómana bandera que costó 360 000 euros, y que acabó en un cajón?
En mi infinita estupidez, tras leer la noticia pensé que si cincuenta mil personas compraran cada una un libro de 15 euros el total sumaría 750.000 euros, el mismo dinero que tiró a la basura el Gobierno de Canarias. Con ello se lograría aportar 50.000 libros a las bibliotecas insulares. Claro que, para eso, habría que cambiar de mentalidad y empezar a pensar no qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país, a pesar de la crisis que se está viviendo.
Y aunque sé que las cosas están mal es ahora cuando hay que invertir mejor en el futuro, para así tratar de evitar la especulación, la avaricia, la soberbia y la demencia de quienes nos han llevado hasta la situación en la que estamos metidos ahora.
Eduardo Serradilla Sanchis
Tal y como suele ocurrir cuando uno lee la noticia que acompaña al titular, la realidad resultó ser mucho más rocambolesca que el titular. En realidad, el Ministerio de Cultura mandó el documento relativo a dicha subvención económica al Gobierno de Canarias en febrero del año 2010. Y el Gobierno de Canarias dio acuse de recibo el 1 de marzo de ese mismo año. El acuerdo establecía que el Gobierno de Canarias debía abonar la misma cantidad, aportada por el Ministerio de Cultura, por lo que, el total de dinero resultante vendría a ser 1.551 310 euros para la compra de libros. Por una causa o por otra, el mencionado documento durmió el sueño de los justos hasta que fue remitido por el Gobierno de Canarias el 1 de diciembre del año 2010, cinco días después del cierre de los presupuestos.
El resultado de tal desatino ha sido que el dinero aportado por el Ministerio de Cultura ha terminado en manos de la Hacienda Pública, dado que el dinero tenía que utilizarse durante el ejercicio del 2010 y, al haberse cerrado los presupuestos antes de recibir dichos fondos, el dinero vuelve a las arcas del Estado, tal y como se expresaba en los artículos periodísticos publicados hace unos días.