Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

ANÁLISIS

Canarias también mira a Europa por la derecha

0

A pesar del triunfo del Partido Socialista, Canarias también ha decidido este 9 de junio mirar a Europa desde la derecha. Tienen motivo para estar satisfechos en el PSOE por ser, junto a Catalunya y Navarra, una de las autonomías que ha aguantado el tipo frente a la ola conservadora (y ultra) que recorre Europa y a la que España no ha sido del todo ajena. Pero la suma de votos cosechados por la derecha y la ultraderecha es muy elocuente. Y preocupante.

El dato más relevante de los resultados en Canarias es el fuerte crecimiento que experimenta Vox (81.200 votos), que se coloca claramente como tercera fuerza política por encima del partido que preside la Comunidad Autónoma, Coalición Canaria (68.000 votos, perdiendo 120.000), integrada para la ocasión en Ceus, en alianza nuevamente con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), con un resultado insuficiente para colocar en el Parlamento Europeo a Carlos Alonso, número dos de la candidatura y primero “con acento canario”, de acuerdo con la idea fuerza de su campaña.

Pero más relevante por extravagante es el respaldo que ha cosechado en Canarias el partido de ese hacedor de bulos que responde al sobrenombre de Alvise Pérez (ya veremos si ese nombre es un bulo también). Se Acabó la Fiesta, que es como se llama el invento, se ha colocado en Canarias como quinta fuerza política con 42.600 votos a tan solo 26.000 de Coalición Canaria, sin más programa electoral que su homofobia, su antifeminismo, su odio a las personas migrantes y su ausencia absoluta de inteligencia política, es decir, un subproducto político al que han votado 42.641 personas en Canarias. No es despreciable el dato.

Si bien parece confirmarse que Coalición Canaria frena a Vox (y a Se Acabó la Fiesta) en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde le vence por unos 9.000 votos, en la de Las Palmas no le hace ni siquiera cosquillas porque los ultra le sacan 22.000. Es en Las Palmas donde CC debe volver a analizar su implantación y su respaldo electoral porque en estas Europeas ha quedado en un doloroso quinto lugar, por detrás incluso de Alvise Pérez. Y gobierna en Canarias, pero también en Lanzarote y en Fuerteventura, por lo que la humillante derrota en esta provincia debería ser motivo de preocupación.

Sus 22.000 escasos votos parecen responder, entre otros factores, a los bajos momentos que sigue viviendo el líder insular del partido en Gran Canaria, el consejero de Obras Públicas, Pablo Rodríguez, al que le mueven la silla algunos de los fichajes más llamativos que hizo precisamente para intentar remontar las sucesivas debacles electorales que viene cosechando la formación en la isla. No parece que Onalia Bueno, la polémica alcaldesa de Mogán, que recorre la isla buscando respaldo para catapultarse a otras empresas políticas dentro de CC, haya pedido el voto para Ceus. Porque de otro modo no se puede entender que haya cosechado esos resultados tan preocupantes.

Porque debería preocupar a Coalición Canaria que, desde el poder autonómico, con la mayoría de los medios informativos remando a favor de la causa, con una campaña electoral costosísima (volvemos a quedar a la espera de que el Tribunal de Cuentas la audite en profundidad), se haya pegado un batacazo de estas dimensiones.

Sumar se estrella en Gáldar, feudo de su socio canarista

Pero si Coalición Canaria se estrella, los resultados de las dos candidaturas a la izquierda del PSOE también requieren una reflexión profunda de sus respectivas dirigencias. Y de las dirigencias de las fuerzas políticas coaligadas para la ocasión.

Sumar y Nueva Canarias deben hacérselo ver. Sobre todo Nueva Canarias, porque no es de recibo que esa alianza electoral haya cosechado en municipios donde es fuerza predominante resultados tan escandalosamente bajos que de inmediato invitan a pensar en el boicot. No es posible que en ciudades como Gáldar, cuyo alcalde, Teodoro Sosa, fue el 28 de mayo de 2023 el más votado de España, Sumar- Nueva Canarias haya quedado sexta fuerza política, por detrás del PSOE, del PP, de Vox, de Ceus (Coalición Canaria) y de Alvise Pérez. 

Como tampoco es comprensible que exactamente lo mismo haya ocurrido en Agüimes, o en Santa María de Guía, donde la alianza todavía fue desplazada a una sexta posición.

En Gáldar, la coalición de Sumar con Nueva Canarias solo obtuvo 393 votos, lo que contrasta claramente con los 4.483 que alcanzó el partido canarista del mismo alcalde Sosa en 2019, cuando concurrió bajo el manto de Compromiso por Europa. Es evidente que ha habido un clarísimo sabotaje a las siglas propias.

Podemos parece estar vivo en Canarias porque, pese a quedar como séptima fuerza política y un escuálido 3,2% de los votos, se ha quedado a menos de 4.000 de Sumar, que contó con más estructura y recursos. Y parece estar igual de fuerte en ambas provincias porque en las dos saca 11.000 votos. La no concurrencia de Drago o sus secuelas puede explicar en gran medida que los votantes morados en las Islas hayan decidido salir a votar por Irene Montero.

¿Y el PP? Los populares canarios pueden estar satisfechos con el resultado cosechado. No cabe duda. El tirón nacional y el papel discreto que su presidente regional y sus consejeros y consejeras están teniendo en el Gobierno que lidera Fernando Clavijo (Coalición Canaria) les permiten atravesar sin grandes dificultades todos estos procesos electorales y las estrategias frecuentemente arriesgadas de la dirección de la calle Génova. El PP ha experimentado un importante crecimiento de su respaldo electoral en estas Europeas, solo frenado por el crecimiento de Vox y la irrupción del hacedor de bulos Alvise Pérez. Con casi 200.000 votos, a escasos 7.000 del PSOE de Ángel Víctor Torres, Manuel Domínguez puede apuntarse otro tanto ante Núñez Feijóo.

A pesar del triunfo del Partido Socialista, Canarias también ha decidido este 9 de junio mirar a Europa desde la derecha. Tienen motivo para estar satisfechos en el PSOE por ser, junto a Catalunya y Navarra, una de las autonomías que ha aguantado el tipo frente a la ola conservadora (y ultra) que recorre Europa y a la que España no ha sido del todo ajena. Pero la suma de votos cosechados por la derecha y la ultraderecha es muy elocuente. Y preocupante.