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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Chillida divide opiniones

Todavía no se ha secado la tinta del comunicado emitido por Alicia Chillida para explicar al mundo los motivos de su dimisión al frente del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y ya tenemos sobre la mesa la existencia clara de dos bandos. Es cierto que la doña tiene un carácter de abrigo, una forma de conducirse que desde luego no pasaba desapercibida. Tenía en su equipo problemas con la gerencia y con el gabinete de prensa, sin que nos atrevamos a tomar partido, porque no tenemos todos los elementos necesarios para hacerlo. Es verdad también que logró abrir el CAAM al ámbito museístico mundial, pero también que no sintonizó con parte de su equipo ni con la dirección política de la que teóricamente dependía. Ha sido objeto de críticas despiadadas y en ocasiones injustas por haber estado fundamentadas en falsedades, pero también ella ha cargado injusta y falazmente contra algunas personas ajenas a su organización sin percatarse exactamente dónde tenía a sus enemigos. Los Chillida parecen gafados en Canarias, quizás porque son unos adelantados a su tiempo o porque las autoridades con las que tropiezan son unos atrasados al suyo. De ellos.

Todavía no se ha secado la tinta del comunicado emitido por Alicia Chillida para explicar al mundo los motivos de su dimisión al frente del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) y ya tenemos sobre la mesa la existencia clara de dos bandos. Es cierto que la doña tiene un carácter de abrigo, una forma de conducirse que desde luego no pasaba desapercibida. Tenía en su equipo problemas con la gerencia y con el gabinete de prensa, sin que nos atrevamos a tomar partido, porque no tenemos todos los elementos necesarios para hacerlo. Es verdad también que logró abrir el CAAM al ámbito museístico mundial, pero también que no sintonizó con parte de su equipo ni con la dirección política de la que teóricamente dependía. Ha sido objeto de críticas despiadadas y en ocasiones injustas por haber estado fundamentadas en falsedades, pero también ella ha cargado injusta y falazmente contra algunas personas ajenas a su organización sin percatarse exactamente dónde tenía a sus enemigos. Los Chillida parecen gafados en Canarias, quizás porque son unos adelantados a su tiempo o porque las autoridades con las que tropiezan son unos atrasados al suyo. De ellos.