El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El Confital es suyo
Tremenda pelotera la que se armó este Jueves Santo en El Confital, la joya de la corona adquirida por el Ayuntamiento de Las Palmas. El personal, mayormente isletero, que pretendía acceder a la zona, se encontró con la desagradable sorpresa de que una valla se lo impedía. Así que, como no se le pueden poner puertas a la playa, arrancaron con el obstáculo tan ricamente. Alguien debió denunciar lo ocurrido porque de inmediato se presentó allí una amplia dotación de la Policía Local que colocó sus coches para impedir el paso de los vehículos privados. Fue entonces cuando se montó porque, al pedir una explicación, los vecinos sólo encontraron una respuesta de los agentes: “Hay una orden por la que no puede entrar en esta zona”. Eso sí, no explicaron los motivos de esa orden ni a qué se debía tanto celo. Alguien, quizá la misma persona que ordenó la prohibición, produjo la contraorden, y cuando el ambiente se tensaba al límite, a eso de las tres menos diez de la tarde, la Policía Local, reculó y permitió la entrada de la gente.
Tremenda pelotera la que se armó este Jueves Santo en El Confital, la joya de la corona adquirida por el Ayuntamiento de Las Palmas. El personal, mayormente isletero, que pretendía acceder a la zona, se encontró con la desagradable sorpresa de que una valla se lo impedía. Así que, como no se le pueden poner puertas a la playa, arrancaron con el obstáculo tan ricamente. Alguien debió denunciar lo ocurrido porque de inmediato se presentó allí una amplia dotación de la Policía Local que colocó sus coches para impedir el paso de los vehículos privados. Fue entonces cuando se montó porque, al pedir una explicación, los vecinos sólo encontraron una respuesta de los agentes: “Hay una orden por la que no puede entrar en esta zona”. Eso sí, no explicaron los motivos de esa orden ni a qué se debía tanto celo. Alguien, quizá la misma persona que ordenó la prohibición, produjo la contraorden, y cuando el ambiente se tensaba al límite, a eso de las tres menos diez de la tarde, la Policía Local, reculó y permitió la entrada de la gente.