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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

El conflicto en 'El Día' entra en el Parlamento

Nombrarle el Parlamento a don Pepito es casi, casi, como llamar a Gran Canaria por su nombre en su presencia. Se pone fatal, el hombre, es decir, peor. No lleva muy bien aquella resolución adoptada por unanimidad condenando la línea editorial de su periódico, El Día, por sus cánticos antiregionalistas y sus veleidades xenófobas. Pero si ahora le dicen al insigne editor independentista que el comité de empresa de Editorial Leoncio Rodríguez ha acudido a ese mismo Parlamento a poner en apuros a sus señorías, hay riesgo de soponcio. Porque el comité ha metido por Registro un escrito muy sencillo en el que pide a los tres grupos parlamentarios que intercedan en la persecución que Rodríguez Ramírez, don José, ha iniciado contra los representantes de los trabajadores en forma de expediente contradictorio a nombre de la secretaria de ese órgano, la periodista Adoración Merino. Y todo por el Diputado del Común, institución dependiente del Parlamento que en los últimos años ha sido un verdadero quebradero de cabeza. Porque cuando no han sido las excéntricas manifestaciones de Manuel Alcaide, su titular con mandato más que vencido (“los funcionarios tienen que llevar uniforme para verlos cuando se van a tomar café”) ha sido la penosa gestión del organismo. Y ahora, una queja de los trabajadores de un periódico porque ven en una perreta del Diputado del Común la excusa que ha encontrado don Pepito para cargar contra el comité de empresa.

Nombrarle el Parlamento a don Pepito es casi, casi, como llamar a Gran Canaria por su nombre en su presencia. Se pone fatal, el hombre, es decir, peor. No lleva muy bien aquella resolución adoptada por unanimidad condenando la línea editorial de su periódico, El Día, por sus cánticos antiregionalistas y sus veleidades xenófobas. Pero si ahora le dicen al insigne editor independentista que el comité de empresa de Editorial Leoncio Rodríguez ha acudido a ese mismo Parlamento a poner en apuros a sus señorías, hay riesgo de soponcio. Porque el comité ha metido por Registro un escrito muy sencillo en el que pide a los tres grupos parlamentarios que intercedan en la persecución que Rodríguez Ramírez, don José, ha iniciado contra los representantes de los trabajadores en forma de expediente contradictorio a nombre de la secretaria de ese órgano, la periodista Adoración Merino. Y todo por el Diputado del Común, institución dependiente del Parlamento que en los últimos años ha sido un verdadero quebradero de cabeza. Porque cuando no han sido las excéntricas manifestaciones de Manuel Alcaide, su titular con mandato más que vencido (“los funcionarios tienen que llevar uniforme para verlos cuando se van a tomar café”) ha sido la penosa gestión del organismo. Y ahora, una queja de los trabajadores de un periódico porque ven en una perreta del Diputado del Común la excusa que ha encontrado don Pepito para cargar contra el comité de empresa.