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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Un poco de contraste

Puestos a contradecir al Régimen, que es algo que nos chifla hasta límites galácticos, nos proponemos hacer contraste entre los candidatos del PP y del resto de candidaturas cada vez que nos enteremos que se siguen negando a debatir. Así, que, ahí va la primerita. Mercedes Roldós, la candidata del PP, es la más floja (políticamente) de los tres. No es que la tengamos cogida con ella, es que la verdad es una y basta con analizar la trayectoria política de los candidatos para llegar a esa conclusión inmediatamente. Este lunes la pudimos oír en El Drago, de la Ser, explicando su conversión al nacional-reformismo desde el socialismo y la cosa demuestra que, efectivamente, nos encontramos ante un especímen político flojo, flojo, flojo. Dijo que le espantaba la corrupción y la incumplida promesa de los 800.000 puestos de trabajo ¡de las elecciones de 1982! Por eso, tras un corto periodo de reflexión, se echó en manos “del centro reformista”. Con esos mimbres, sospechamos, mal cesta se puede hacer. Por lo tanto, comprendemos que no se quiera someter a un debate, ni a la prueba del nueve, con Juan Fernando López Aguilar y Román Rodríguez. Se la merendarían en dos segundos.

Puestos a contradecir al Régimen, que es algo que nos chifla hasta límites galácticos, nos proponemos hacer contraste entre los candidatos del PP y del resto de candidaturas cada vez que nos enteremos que se siguen negando a debatir. Así, que, ahí va la primerita. Mercedes Roldós, la candidata del PP, es la más floja (políticamente) de los tres. No es que la tengamos cogida con ella, es que la verdad es una y basta con analizar la trayectoria política de los candidatos para llegar a esa conclusión inmediatamente. Este lunes la pudimos oír en El Drago, de la Ser, explicando su conversión al nacional-reformismo desde el socialismo y la cosa demuestra que, efectivamente, nos encontramos ante un especímen político flojo, flojo, flojo. Dijo que le espantaba la corrupción y la incumplida promesa de los 800.000 puestos de trabajo ¡de las elecciones de 1982! Por eso, tras un corto periodo de reflexión, se echó en manos “del centro reformista”. Con esos mimbres, sospechamos, mal cesta se puede hacer. Por lo tanto, comprendemos que no se quiera someter a un debate, ni a la prueba del nueve, con Juan Fernando López Aguilar y Román Rodríguez. Se la merendarían en dos segundos.