El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Dimas agitando
Si no fuera porque a estas alturas de la película ya hay que estar curados de espanto, diríamos que ha sido muy extraña la ruptura que se produjo este miércoles en las negociaciones del transporte discrecional en la isla de Lanzarote. El Gobierno, cada día más empeñado en desbloquear y resolver el conflicto, ha vuelto a hacer un llamamiento al sector para volver a evitar los nocivos efectos de una huelga y el daño que se hace a la imagen turística de todo el Archipiélago. Ha vuelto a insistir en la conveniencia de someterse al Tribunal Laboral Canario, de modo que, escuchadas las partes, éste dictamine una solución. Pero nada, al menos de momento. La ruptura se produce justo cuando las posturas parecían más cercanas, cuando ya se hablaba de un acuerdo al 90% y los flecos se situaban en torno a las horas de trabajo. La presencia de Dimas Martín en la mesa de negociaciones, en calidad de mediador o algo así, es la madre de todas las batallas, la gasolina que le faltaba a los rescoldos para volver a montar la fogalera. ¿Qué pretende el líder del PIL? ¿Se trata solamente de un problema por ansias de protagonismo? ¿Quién le dio vela en ese entierro? ¿Pretende echar un pulso al Gobierno de Coalición Canaria para obtener algún tipo de ventaja en sus negociaciones particulares? ¿Está Olarte al corriente de esta nueva estrategia de su pretendido socio conejero? ¿Alguien podría pensar en algún momento, y sin que sirva de precedente, en los intereses generales?
Si no fuera porque a estas alturas de la película ya hay que estar curados de espanto, diríamos que ha sido muy extraña la ruptura que se produjo este miércoles en las negociaciones del transporte discrecional en la isla de Lanzarote. El Gobierno, cada día más empeñado en desbloquear y resolver el conflicto, ha vuelto a hacer un llamamiento al sector para volver a evitar los nocivos efectos de una huelga y el daño que se hace a la imagen turística de todo el Archipiélago. Ha vuelto a insistir en la conveniencia de someterse al Tribunal Laboral Canario, de modo que, escuchadas las partes, éste dictamine una solución. Pero nada, al menos de momento. La ruptura se produce justo cuando las posturas parecían más cercanas, cuando ya se hablaba de un acuerdo al 90% y los flecos se situaban en torno a las horas de trabajo. La presencia de Dimas Martín en la mesa de negociaciones, en calidad de mediador o algo así, es la madre de todas las batallas, la gasolina que le faltaba a los rescoldos para volver a montar la fogalera. ¿Qué pretende el líder del PIL? ¿Se trata solamente de un problema por ansias de protagonismo? ¿Quién le dio vela en ese entierro? ¿Pretende echar un pulso al Gobierno de Coalición Canaria para obtener algún tipo de ventaja en sus negociaciones particulares? ¿Está Olarte al corriente de esta nueva estrategia de su pretendido socio conejero? ¿Alguien podría pensar en algún momento, y sin que sirva de precedente, en los intereses generales?