El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Todos dimiten menos uno
Ahí lo tienen, rendido en la plaza pública, humillado por su partido a escala federal, por la oposición, por los medios de comunicación, por las redes sociales, por los meapilas, por los mojigatos, por las asociaciones de policías agredidos, por las asociaciones de prostitutas (legales) vilipendiadas... Casimiro Curbelo, el virrey de La Gomera, se ha rendido ante tanta presión y ha renunciado a su acta de senador del Reino a pocos meses vista de su final de mandato y con las posibilidades de renovar bastante menguadas. Sólo sus compañeros del PSOE en La Gomera, o al menos los secretarios locales de la isla, le manifestaron públicamente su apoyo, mientras el PSC guardaba un silencio que podríamos calificar de prudente, de escandaloso, de cómplice, táchese según proceda, pero en cualquier caso sepulcral. Incluimos en esa posición túnida a las mujeres del PSC, que no han dicho oficialmente ni siquiera esta boca es mía. Dimitido Casimiro Curbelo, dimitidos incluso los ejecutivos más expuestos del imperio Murdoch, y tras ellos el jefe primero y el jefe segundo de Scotland Yard, es de esperar que la ira se dirija ahora hacia otro personaje muy dimitible que se llama Francisco Camps, sobre el que su partido, el PP, también guarda un sufrido, cómplice, clamoroso, prudente y, por supuesto, escandaloso silencio.
Ahí lo tienen, rendido en la plaza pública, humillado por su partido a escala federal, por la oposición, por los medios de comunicación, por las redes sociales, por los meapilas, por los mojigatos, por las asociaciones de policías agredidos, por las asociaciones de prostitutas (legales) vilipendiadas... Casimiro Curbelo, el virrey de La Gomera, se ha rendido ante tanta presión y ha renunciado a su acta de senador del Reino a pocos meses vista de su final de mandato y con las posibilidades de renovar bastante menguadas. Sólo sus compañeros del PSOE en La Gomera, o al menos los secretarios locales de la isla, le manifestaron públicamente su apoyo, mientras el PSC guardaba un silencio que podríamos calificar de prudente, de escandaloso, de cómplice, táchese según proceda, pero en cualquier caso sepulcral. Incluimos en esa posición túnida a las mujeres del PSC, que no han dicho oficialmente ni siquiera esta boca es mía. Dimitido Casimiro Curbelo, dimitidos incluso los ejecutivos más expuestos del imperio Murdoch, y tras ellos el jefe primero y el jefe segundo de Scotland Yard, es de esperar que la ira se dirija ahora hacia otro personaje muy dimitible que se llama Francisco Camps, sobre el que su partido, el PP, también guarda un sufrido, cómplice, clamoroso, prudente y, por supuesto, escandaloso silencio.