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Opinión | Ya empezamos, por Antón Losada

Entrevistas “autorizadas” y “no autorizadas”

La nueva política de comunicación de la UD Las Palmas ha ido mejorando poco a poco. Desde que nombraron portavoces del club al presidente y al vicepresidente, Luis González y Manolo Campos, respectivamente, cada día los informadores se enteran menos de la cuestión. Algunos andan muy cabreados con las facilidades que se les otorgan a determinados medios amigos con respecto a los más críticos, pero eso forma parte de la historia de la entidad desde tiempos inmemoriales. Nada nuevo bajo el sol, por tanto. Pero en esa nueva política de la transparencia y el tentetieso, llama la atención cómo se organizan determinadas entrevistas. Por ejemplo, la que le hizo Segundo Almeida al presidente se tramitó por el conducto reglamentario, es decir, estaba bendecida por los estrategas de comunicación y la conocía gran parte del consejo antes de que se celebrara. La de Manolo Torres, por el contrario, fue concertada directamente entre él y Almeida, lo que debe haber causado una nueva situación de jolgorio y entusiasmo dentro del club a la figura del director de fútbol.

La nueva política de comunicación de la UD Las Palmas ha ido mejorando poco a poco. Desde que nombraron portavoces del club al presidente y al vicepresidente, Luis González y Manolo Campos, respectivamente, cada día los informadores se enteran menos de la cuestión. Algunos andan muy cabreados con las facilidades que se les otorgan a determinados medios amigos con respecto a los más críticos, pero eso forma parte de la historia de la entidad desde tiempos inmemoriales. Nada nuevo bajo el sol, por tanto. Pero en esa nueva política de la transparencia y el tentetieso, llama la atención cómo se organizan determinadas entrevistas. Por ejemplo, la que le hizo Segundo Almeida al presidente se tramitó por el conducto reglamentario, es decir, estaba bendecida por los estrategas de comunicación y la conocía gran parte del consejo antes de que se celebrara. La de Manolo Torres, por el contrario, fue concertada directamente entre él y Almeida, lo que debe haber causado una nueva situación de jolgorio y entusiasmo dentro del club a la figura del director de fútbol.