El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El último que apague la luz (Fumero, Cejas, Nicolás Jorge, Correa…)
Ha sido tan fuerte el terremoto provocado por la destitución de Tomás Gómez como candidato socialista a la Comunidad de Madrid y como jefe máximo de la Federación Socialista Madrileña, que los efectos han llegado a estas islas asirocadas y ultraperiféricas en forma de acojono generalizado en las filas locales del PSOE. Pedro Sánchez ha colocado el listón de las exigencias éticas a una altura tan inalcanzable que una legión de alcaldes, concejales y consejeros de cabildos dedicaron gran parte de este miércoles a calcular sus posibilidades de seguir optando a alguna lista. Tomás Gómez no cae porque su imputación en el caso del tranvía de Parla, sino porque la Ejecutiva Federal –que tiene sus tentáculos informativos- sabe que el escándalo irá en aumento y que las imputaciones actuales pueden volverse mucho más graves. El Código Ético socialista impone el apartamiento en caso de apertura de juicio oral, pero también dispone que en aquellos comportamientos evidentes, el candidato o militante, se llame o no Tomás el que más, debe coger las de Villadiego. Eso le ha pasado a Gómez y le va a pasar de modo inminente a Casimiro Curbelo, al que le han vuelto a revisar el expediente tras el envío a Ferraz de comprometedoras conversaciones telefónicas realizadas por su médico de cabecera, el que lo persigue desde hace 12 años por el juzgado de La Gomera. Más directas van a ser las expulsiones del alcalde de Granadilla, Jaime González Cejas, y de su mano derecha, Nicolás Jorge, imputados por prevaricación desde 2007 y sumidos ya en la inminente apertura de juicio oral al decretar el juez procedimiento abreviado para su causa. Nicolás Jorge, el activo político que le hizo la campaña de captación de votos a Patricia Hernández en el sur de Tenerife durante el proceso de primarias, se ganó a pulso el puesto de director de campaña de la candidata, lo que le colocaba en muchas quinielas como número dos en la lista por la isla. Debe estar gafada esa segunda plaza, porque antes que Nicolás Jorge lo pretendió Manolo Fumero, de cuyas clamorosas meteduras de pata dimos somera cuenta ayer en esta misma sección.
Pues me voy con Nueva Canarias, ¡hip!
Pues sí, el mismo día en que Pedro Sánchez daba su primer puñetazo en la mesa (anda que no le quedan unos cuantos) cargándose a Tomás Gómez, se conocía ese auto del juez de Granadilla José Pablo Carrera, corrigiendo consideraciones anteriores que solo dejaban imputado (y por tráfico de influencias) a Nicolás Jorge, y ampliando el ramillete de cargos a un buen número de personas, entre otras el actual alcalde, Jaime González Cejas, y un hermano de este. El contenido del auto está estupendamente explicado en nuestro periódico de hoy: un relato fáctico ciertamente inquietante de un modo muy caciquil de llevar el urbanismo del municipio. Y con unas “dilaciones indebidas” que el mismo juez reconoce y que, de haberle pasado al magistrado Pamparacuatro, harían cambiar el sentido de muchos de los titulares de prensa que veremos hoy. La causa empezó en 2007 y el procedimiento abreviado se ha dictado ocho años más tarde. No está mal, ¿eh? Pero volvamos a las consideraciones políticas. Aunque el alcalde de Granadilla haya restado importancia a sus imputaciones, su caso no resiste la más somera pasada por el Código Ético de su partido, lo que seguramente le condujo hace unos días a proclamar, en un momento de locuacidad de barra de bar, que ya estaba en contacto con Nueva Canarias para convertirse en el próximo candidato de ese partido en la localidad. Dos fuentes, dos, de ese partido han negado rotundamente que los contactos que se producen en ese municipio tengan algo que ver con el alcalde. Y hasta ahí podemos leer. Más cercana al partido de Román Rodríguez sí podría encontrarse la consejera del Cabildo tinerfeño Ana Lupe Mora, que se apartó voluntariamente al abrírsele juicio oral por el caso Varadero, de su etapa como concejala en El Rosario. A Mora, que ha recurrido su expediente ante Ferraz por considerar que su prevaricación es de rango menor, se le vino el cielo encima al ver lo que le pasó al compañero Tomás Gómez, un aldabonazo que resonará en todas las casas del pueblo socialistas de ahora hasta que se cierren las listas electorales. Ya se le ha visto en animada charla con el responsable local de Nueva Canarias tomando un café en Casa Chano, en Guamasa. Las negociaciones no van nada mal porque en el partido de Román Rodríguez han creído su versión y le parece una buena candidata a la alcaldía de El Rosario.
Patricia no gana para disgustos
Patricia Hernández, candidata socialista a la Presidencia de Canarias, no se pudo imaginar nunca la cantidad de disgustos con los que se iba a desayunar una vez ganadas las primarias. Parece haberse convertido en Pandora abriendo una caja de la que solo salen calamidades, mayormente protagonizadas por quienes le prestaron su apoyo en aquel proceso. De repente tiran de su levita para que los coloque en la lista y puedan pasar a la consideración de aforados, el ya mentado Manolo Fumero (que ha perdido todas sus opciones por culpa de su impericia política), y Nicolás Jorge, que se queda fuera de la carrera electoral por imposiciones del Código Ético, y hasta debería dimitir como director de campaña de la candidata para evitarle disgustos. Eso al Parlamento, porque si miramos a los ayuntamientos, después de la estampida preventiva del alcalde de Icod, Juan José Dorta, que se lo debió oler con antelación suficiente, entran en capilla González Cejas, que no podrá optar a Granadilla; ni Manuel Correa, vicesecretario general junto a Fumero, a La Victoria, por estar imputado en un par de causas para las que le piden prisión e inhabilitación de larga duración. Pero aún y con todo, que este miércoles se haya incendiado el bastión de la candidata en Granadilla es un disgusto que va a contagiarlo casi todo.
La Agrupación Socialista del Sur cierra con el PP
Pero si ya es escalofriante la situación de las imputaciones por corrupción de muchos candidatos socialistas hasta alcanzar el núcleo duro cercano a Patricia Hernández, la cosa se complica un poco más al darse la llamativa coincidencia de que muchos de los alcaldes que prestaron su apoyo inequívoco a la candidata se hayan embarcado en un acuerdo con el Partido Popular para repartirse el poder en el Sur de Tenerife. Tras el paso de Francisco Niño de Coalición Canaria al PP, se han cerrado ya las negociaciones que venía liderando el dueño del PSOE en Arona, Agustín Marichal, para producir un pacto entre socialistas y populares después de las elecciones de mayo. No es un pacto exclusivo de Arona, la localidad más castigada por la corrupción desde el advenimiento de la democracia; Marichal, con la ayuda del todopoderoso Rodríguez Fraga, ha conseguido que el acuerdo alcance a los municipios de Adeje y de Guía de Isora. De tal modo que el PP garantizará a Fraga y a Pedro Martín sus respectivas alcaldías a cambio de que el PSOE deje gobernar tranquilo a Pacho Niño en Arona. Es decir, tres de los más señeros ayuntamientos del sur de Tenerife con gobiernos del PSOE con el PP, ¡el anatema! Si a ese acuerdo unimos la postura irreductible de Alpidio Armas en el Cabildo de El Hierro, y la de los seis rebeldes socialistas en el Cabildo de La Palma, el panorama que tiene ante sí la candidata para cumplir las exigencias federales de no ir ni a la esquina con el PP, se complica seriamente. Menos los palmeros, todos los demás apoyaron a la candidata en las primarias, lo que desde luego dice mucho de los compromisos que todas las partes adquirieron durante ese proceso.
Una grabación telefónica mata a Casimiro
En parecida tesitura, aunque con efectos colaterales de mayor cuantía, se sitúa el actual presidente y líder insuperable en la isla de La Gomera, Casimiro Curbelo. El expediente que el histórico socialista defendió en Ferraz sobre el caso que contra él se sigue en el juzgado único de la isla, convenció inicialmente a las autoridades federales del partido, que decretaron que no había motivos suficientes para que su imputación le impidiera presentarse a revalidar una vez más como presidente del Cabildo de la isla. Curbelo se enfrenta a un largo y tortuoso proceso penal promovido por su enemigo público número uno, el médico Antonio Pérez, al que alienta desde la banda –y personado en las diligencias- el consejero del CCN en el Cabildo gomero, Pedro Medina Calero. Pérez y Medina han ido incorporando material incriminatorio contra el líder socialista hasta llegar a unas conversaciones telefónicas grabadas por Pérez que la juez ha admitido como pruebas de cargo. Un alma caritativa ha hecho llegar esas conversaciones a la dirección federal del PSOE, donde han considerado que Curbelo les ha ocultado información relevante, por lo que es posible que en cuestión de días se dicte –sin volver a oírlo- una resolución contraria a su candidatura. La hecatombe está servida porque Casimiro Curbelo no se va a quedar quieto. Como primera medida, convocará una rueda de prensa para anunciar al mundo que hará lo mismo que el defenestrado Tomás Gómez, reclamar ante la autoridad judicial lo que su partido le niega, “la presunción de inocencia”. Acto seguido desempolvará su partido político, Agrupación Socialista de La Gomera, que registró en 2011 a raíz de los desagradables incidentes en los que se vio envuelto junto a su hijo en Madrid, y concurrirá con esas siglas al Cabildo y al Parlamento de Canarias. Sus cálculos son, por supuesto, ganar el Cabildo, obtener dos diputados por La Gomera (los que ahora tiene el PSOE, que los perdería) y hacerse con el Ayuntamiento de la capital de la isla, San Sebastián. Curbelo está convencido de que demostrará su inocencia en el proceso judicial y, en su partido, las malas artes de algunos de sus compañeros, entre los que destaca al secretario de Organización regional, el también gomero Julio Cruz.
Ha sido tan fuerte el terremoto provocado por la destitución de Tomás Gómez como candidato socialista a la Comunidad de Madrid y como jefe máximo de la Federación Socialista Madrileña, que los efectos han llegado a estas islas asirocadas y ultraperiféricas en forma de acojono generalizado en las filas locales del PSOE. Pedro Sánchez ha colocado el listón de las exigencias éticas a una altura tan inalcanzable que una legión de alcaldes, concejales y consejeros de cabildos dedicaron gran parte de este miércoles a calcular sus posibilidades de seguir optando a alguna lista. Tomás Gómez no cae porque su imputación en el caso del tranvía de Parla, sino porque la Ejecutiva Federal –que tiene sus tentáculos informativos- sabe que el escándalo irá en aumento y que las imputaciones actuales pueden volverse mucho más graves. El Código Ético socialista impone el apartamiento en caso de apertura de juicio oral, pero también dispone que en aquellos comportamientos evidentes, el candidato o militante, se llame o no Tomás el que más, debe coger las de Villadiego. Eso le ha pasado a Gómez y le va a pasar de modo inminente a Casimiro Curbelo, al que le han vuelto a revisar el expediente tras el envío a Ferraz de comprometedoras conversaciones telefónicas realizadas por su médico de cabecera, el que lo persigue desde hace 12 años por el juzgado de La Gomera. Más directas van a ser las expulsiones del alcalde de Granadilla, Jaime González Cejas, y de su mano derecha, Nicolás Jorge, imputados por prevaricación desde 2007 y sumidos ya en la inminente apertura de juicio oral al decretar el juez procedimiento abreviado para su causa. Nicolás Jorge, el activo político que le hizo la campaña de captación de votos a Patricia Hernández en el sur de Tenerife durante el proceso de primarias, se ganó a pulso el puesto de director de campaña de la candidata, lo que le colocaba en muchas quinielas como número dos en la lista por la isla. Debe estar gafada esa segunda plaza, porque antes que Nicolás Jorge lo pretendió Manolo Fumero, de cuyas clamorosas meteduras de pata dimos somera cuenta ayer en esta misma sección.