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Herencias las del PP en el Puerto

Quizás sea la de “la herencia recibida” la expresión más manida de estos últimos años. A la herencia recibida ha cabido atribuir la crisis económica global, los seis millones de parados, el rescate a la banca, la privatización de la sanidad, la crisis del cine español, la subida de impuestos y hasta la financiación irregular del Partido Popular. Hay datos más contrastables que otros y mucha propaganda, que hace mucho ruido, y el ruido contamina. Pero, ¿hay herencia recibida del otro lado? Sí, claro que la hay, pero con mucho menos aparato mediático porque vende muy poco decir que la derecha gestiona mal, que derrocha y que provoca graves quebrantos a las haciendas públicas. Pero por los números que se van conociendo en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, a cuyo frente hay un gestor reconocido, hay herencia envenenada del PP en Canarias. Luis Ibarra asegura que a 31 de agosto las cuentas de ese organismo dependiente del Ministerio de Fomento se cerraron con 15 millones de euros de beneficios, que probablemente se queden en 10 al aplicar correcciones para lo que queda de año. 10 millones después de tener que provisionar una salvajada de dinero como consecuencia de hipotecas adquiridas desde la etapa de este tándem irrepetible que formaron a principios de siglo la alcaldesa Pepa Luzardo y el presidente portuario José Manuel Arnaiz (¿se acuerdan de la Gran Marina? ¿Se acuerdan de la pasta que costó paralizar la ampliación del dique Reina Sofía?). Arnaiz, por ejemplo, comprometió fondos de la Autoridad Portuaria en swaps del BBVA por cinco millones de euros, y otros ocho pendientes de aclarar con el Santander, dinero todo él que ha debido ser provisionado en la contabilidad del organismo. Como los nueve millones que inyectó Sánchez-Simón en la desaparecida Sestiba para tratar de salvar una empresa mixta que ahora, ya en forma de Sagep, vuelve a generar graves conflictos en el seno del puerto. O los 2,5 millones de euros que reclama la Unión Europea por la deficiente ejecución de las obras del puerto de La Esfinge gracias a un brillante director, José Daniel López, que ahora pide el voto para que Sánchez-Simón sea el próximo presidente del Club Náutico. Por fin beneficios, sin embargo. Unos beneficios que servirán al presidente actual de la Autoridad Portuaria para anunciar una rebaja en las tarifas portuarias para 2014 en una reducción que alcanzará los siete millones de euros. Eso debería obligar, en un país civilizado y con un sector empresarial transparente en el puerto al abaratamiento de muchos productos en la provincia de Las Palmas. Salvo que los empresarios del puerto prefieran aplicarlo a su cuenta de resultados, que lo otro quizás sea mucho pedir.

Quizás sea la de “la herencia recibida” la expresión más manida de estos últimos años. A la herencia recibida ha cabido atribuir la crisis económica global, los seis millones de parados, el rescate a la banca, la privatización de la sanidad, la crisis del cine español, la subida de impuestos y hasta la financiación irregular del Partido Popular. Hay datos más contrastables que otros y mucha propaganda, que hace mucho ruido, y el ruido contamina. Pero, ¿hay herencia recibida del otro lado? Sí, claro que la hay, pero con mucho menos aparato mediático porque vende muy poco decir que la derecha gestiona mal, que derrocha y que provoca graves quebrantos a las haciendas públicas. Pero por los números que se van conociendo en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, a cuyo frente hay un gestor reconocido, hay herencia envenenada del PP en Canarias. Luis Ibarra asegura que a 31 de agosto las cuentas de ese organismo dependiente del Ministerio de Fomento se cerraron con 15 millones de euros de beneficios, que probablemente se queden en 10 al aplicar correcciones para lo que queda de año. 10 millones después de tener que provisionar una salvajada de dinero como consecuencia de hipotecas adquiridas desde la etapa de este tándem irrepetible que formaron a principios de siglo la alcaldesa Pepa Luzardo y el presidente portuario José Manuel Arnaiz (¿se acuerdan de la Gran Marina? ¿Se acuerdan de la pasta que costó paralizar la ampliación del dique Reina Sofía?). Arnaiz, por ejemplo, comprometió fondos de la Autoridad Portuaria en swaps del BBVA por cinco millones de euros, y otros ocho pendientes de aclarar con el Santander, dinero todo él que ha debido ser provisionado en la contabilidad del organismo. Como los nueve millones que inyectó Sánchez-Simón en la desaparecida Sestiba para tratar de salvar una empresa mixta que ahora, ya en forma de Sagep, vuelve a generar graves conflictos en el seno del puerto. O los 2,5 millones de euros que reclama la Unión Europea por la deficiente ejecución de las obras del puerto de La Esfinge gracias a un brillante director, José Daniel López, que ahora pide el voto para que Sánchez-Simón sea el próximo presidente del Club Náutico. Por fin beneficios, sin embargo. Unos beneficios que servirán al presidente actual de la Autoridad Portuaria para anunciar una rebaja en las tarifas portuarias para 2014 en una reducción que alcanzará los siete millones de euros. Eso debería obligar, en un país civilizado y con un sector empresarial transparente en el puerto al abaratamiento de muchos productos en la provincia de Las Palmas. Salvo que los empresarios del puerto prefieran aplicarlo a su cuenta de resultados, que lo otro quizás sea mucho pedir.