Un Manuel Fraga (pa' que no farte de ná)

Hay un aparejador municipal en Mogán que se llama Manuel Fraga, lo que ya tiene mucha guasa en sí mismo. Pero si a ese nombre tan singular, vinculado mayormente al PP, añadimos que es al que el alcalde remite cuando se trata de hacer un informe rarito, ya tenemos más elementos para la chanza y el descojono. Una vecina de nombre Carmen, que se identifica en su llamada como “la hija de Carmencita”, telefonea al alcalde para pedirle que le ayude con un certificado que le permita legalizar unas obras en un edificio que se rehabilitó antes de que se declarara la preceptiva ruina. “Invéntate algo, total, mira, es un certificadito”. Paquirrín, que no dice que no a nadie, le remite a Manuel Fraga: “el que se lo tiene que inventar es él”. Es muy famoso en el municipio el señor Fraga, que se lo pregunten a El Corte Inglés, que tiene parado un centro comercial en Arguineguín por unas martingalas que nadie se cree.

Hay un aparejador municipal en Mogán que se llama Manuel Fraga, lo que ya tiene mucha guasa en sí mismo. Pero si a ese nombre tan singular, vinculado mayormente al PP, añadimos que es al que el alcalde remite cuando se trata de hacer un informe rarito, ya tenemos más elementos para la chanza y el descojono. Una vecina de nombre Carmen, que se identifica en su llamada como “la hija de Carmencita”, telefonea al alcalde para pedirle que le ayude con un certificado que le permita legalizar unas obras en un edificio que se rehabilitó antes de que se declarara la preceptiva ruina. “Invéntate algo, total, mira, es un certificadito”. Paquirrín, que no dice que no a nadie, le remite a Manuel Fraga: “el que se lo tiene que inventar es él”. Es muy famoso en el municipio el señor Fraga, que se lo pregunten a El Corte Inglés, que tiene parado un centro comercial en Arguineguín por unas martingalas que nadie se cree.