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Pagará menos de lo que ha costado

La llegada de Pedro de Armas a Lanzarote ha sido todo un acontecimiento político y social. Después de seis meses de ausencia, el concejal del Partido Nacionalista de Lanzarote, algo más que socio político de Cándido Reguera en aquella moción de censura sustentada sobre corruptos, De Armas se enfrenta al feo de tener que explicar a sus electores cómo es posible que lo coloquen como concejal de la oposición para pasarse la mitad de lo que va de legislatura de parranda por el Caribe. Una explicación que, como ya están pensando todos ustedes, no se va a producir ni de coña, que ya sabemos que no se ha producido en España un cataclismo como para que un político tenga la gallardía de disculparse públicamente. También se enfrenta De Armas a una sanción de 900 euros por ese absentismo injustificado, pero se trata de una cantidad inferior al coste que ha tenido para las arcas públicas su leve paso por la concejalía: 1.000 euros en teléfono y 1.200 euros al mes de sueldo para su secretaria, recientemente despedida ante la clamorosa ausencia de trabajo. Hay lugares políticos en España que no se arreglan más que con un reseteo. Y Lanzarote es, para desgracia de sus habitantes, uno de ellos.

La llegada de Pedro de Armas a Lanzarote ha sido todo un acontecimiento político y social. Después de seis meses de ausencia, el concejal del Partido Nacionalista de Lanzarote, algo más que socio político de Cándido Reguera en aquella moción de censura sustentada sobre corruptos, De Armas se enfrenta al feo de tener que explicar a sus electores cómo es posible que lo coloquen como concejal de la oposición para pasarse la mitad de lo que va de legislatura de parranda por el Caribe. Una explicación que, como ya están pensando todos ustedes, no se va a producir ni de coña, que ya sabemos que no se ha producido en España un cataclismo como para que un político tenga la gallardía de disculparse públicamente. También se enfrenta De Armas a una sanción de 900 euros por ese absentismo injustificado, pero se trata de una cantidad inferior al coste que ha tenido para las arcas públicas su leve paso por la concejalía: 1.000 euros en teléfono y 1.200 euros al mes de sueldo para su secretaria, recientemente despedida ante la clamorosa ausencia de trabajo. Hay lugares políticos en España que no se arreglan más que con un reseteo. Y Lanzarote es, para desgracia de sus habitantes, uno de ellos.