El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Reculando sin recular
La pastoral dominical de don Pepito empieza a ser infumable, de puro repetitiva, pero debemos reconocer que el editorialista siempre nos hace un guiño para que podamos sacarle toda la lasca a esa inteligencia tan poco valorada por la clase política canaria. Gracias a ese guiño hemos detectado este domingo cómo don José recula tímidamente en su reciente y diríamos que punible ataque a la Justicia y a los jueces, con los que anda profundamente cabreado porque tampoco le dan la razón en el foro. Pobre hombre incomprendido. Pero aún reculando levemente, como decíamos, don Pepito vuelve a sacar pecho de la única manera que parece conocer, que es la de insultar al que le afea sus memeces. En una confirmación de su supina ignorancia del derecho a la información y a la libertad de expresión, cree que con evitar los nombres propios de sus insultados no hay intromisiones, injurias o calumnias. De ahí que se refiera a ciertos periodistas con apelativos como “chulos sin ingresos conocidos que se amanceban”, “ese señor que se tiñe el pelo” o “periodistas perjuros” que mienten en sus pleitos ante los tribunales. De ahí que le sigamos recomendando que se busque unos buenos abogados, que se deje de amenazar y que controle los esfínteres, que no vale hacerse pis en el momento procesal oportuno. Y, por lo demás, tranquilo, que no nos meteremos en su vida privada. Tiene la suerte de que no somos como él.
La pastoral dominical de don Pepito empieza a ser infumable, de puro repetitiva, pero debemos reconocer que el editorialista siempre nos hace un guiño para que podamos sacarle toda la lasca a esa inteligencia tan poco valorada por la clase política canaria. Gracias a ese guiño hemos detectado este domingo cómo don José recula tímidamente en su reciente y diríamos que punible ataque a la Justicia y a los jueces, con los que anda profundamente cabreado porque tampoco le dan la razón en el foro. Pobre hombre incomprendido. Pero aún reculando levemente, como decíamos, don Pepito vuelve a sacar pecho de la única manera que parece conocer, que es la de insultar al que le afea sus memeces. En una confirmación de su supina ignorancia del derecho a la información y a la libertad de expresión, cree que con evitar los nombres propios de sus insultados no hay intromisiones, injurias o calumnias. De ahí que se refiera a ciertos periodistas con apelativos como “chulos sin ingresos conocidos que se amanceban”, “ese señor que se tiñe el pelo” o “periodistas perjuros” que mienten en sus pleitos ante los tribunales. De ahí que le sigamos recomendando que se busque unos buenos abogados, que se deje de amenazar y que controle los esfínteres, que no vale hacerse pis en el momento procesal oportuno. Y, por lo demás, tranquilo, que no nos meteremos en su vida privada. Tiene la suerte de que no somos como él.