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Ruano, gran jurista

Una vez más ha tenido que ser José Miguel Ruano, consejero de la Presidencia, el que asumiera el trabajo más ingrato de defender lo indefendible: la impoluta trayectoria de su vicepresidente y socio de Gobierno, José Manuel Soria. Para ello, el schamanero tuvo la desafortunada ocurrencia de medirse en el terreno jurídico con Paquita Luengo, que sabe de leyes, y particularmente de lo contencioso, mucho más que el consejero. De hecho, Ruano lleva sobre sus espaldas dos pesadas cargas que en este asunto de Tebeto le pueden pasar factura cada vez que abra la boca. Una es el desafortunado papelón desempeñado en el asunto por los servicios jurídicos del Gobierno, dependientes de su departamento, y la otra, porque cada vez que este buen señor abre la boca sobre asuntos jurídicos en sede parlamentaria, crujen las cuadernas de la memoria colectiva y se presenta ante todos aquel informe jurídico que él firmó para avalar unas expropiaciones para la ampliación del Parlamento que fueron anuladas por el Constitucional. Lo que ha costado otro pastón a los canarios.

Una vez más ha tenido que ser José Miguel Ruano, consejero de la Presidencia, el que asumiera el trabajo más ingrato de defender lo indefendible: la impoluta trayectoria de su vicepresidente y socio de Gobierno, José Manuel Soria. Para ello, el schamanero tuvo la desafortunada ocurrencia de medirse en el terreno jurídico con Paquita Luengo, que sabe de leyes, y particularmente de lo contencioso, mucho más que el consejero. De hecho, Ruano lleva sobre sus espaldas dos pesadas cargas que en este asunto de Tebeto le pueden pasar factura cada vez que abra la boca. Una es el desafortunado papelón desempeñado en el asunto por los servicios jurídicos del Gobierno, dependientes de su departamento, y la otra, porque cada vez que este buen señor abre la boca sobre asuntos jurídicos en sede parlamentaria, crujen las cuadernas de la memoria colectiva y se presenta ante todos aquel informe jurídico que él firmó para avalar unas expropiaciones para la ampliación del Parlamento que fueron anuladas por el Constitucional. Lo que ha costado otro pastón a los canarios.