El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
En el Senado “puedes hacer lo que te salga de la polla”
Hubo un tiempo no muy lejano en el que lo normal era el saqueo. Había que asaltar las instituciones públicas para pasar de pringado menesteroso a poderoso potentado, y sin necesidad del menor disimulo. Campaban a sus anchas las vacas gordas y, a pesar de que todo el mundo lo daba por sentado, a los corruptos se les dejaba hacer con tal de que guardaran un poco de decoro. Eran tiempos en los que nadie se podía imaginar que existieran métodos muy sofisticados para captar conversaciones telefónicas por orden judicial, o peor aún, a sabiendas de la existencia de esos mecanismos, reinaba un fenómeno llamado impunidad que aún hoy siguen creyéndose algunos. Fruto de esa impunidad, esa ignorancia o ese atrevimiento, las hemerotecas están plagadas de celebradas conversaciones entre jerifaltes de la política hispana como Eduardo Zaplana, al que trincó la Policía en 1991 en una sabrosona charla con el concejal Salvador Palop, ambos dos del PP, en aquellos tiempos en los que hubo una avalancha de mangantes que se instalaron en la política con la indisimulada intención de forrarse. En aquella conversación intervenida por la Policía se escucha a Zaplana, que llegó a ministro y a presidente de la Generalitat Valenciana, mostrar su deseo de cobrar comisiones “bajo mano” porque “necesito mucho dinero para vivir”. Por suerte para él y para otros espabilados del PP, las intervenciones telefónicas fueron anuladas porque en aquella investigación no se buscaba todavía a corruptos, sino a narcotraficantes. Sí, esos políticos aparecieron cuando se investigaba a narcotraficantes, para que vean cómo andaba el patio y cómo ha acabado la cosa.
Zerolo haciendo lo que le sale de la polla
En Canarias ha habido intervenciones telefónicas muy célebres, como aquella del empresario Santana Cazorla pidiendo a un consejero de Política Territorial que apretara “los tosnillos” a determinados funcionarios que no resolvían los expedientes urbanísticos a su antojo. Hoy les acercamos una nueva aportación a este inmenso catálogo de indecencias compuesto por miles de comportamientos corruptos. La conversación es vieja, del año 2007, pero se ha conocido ahora con motivo de la publicación de las investigaciones policiales en torno al caso Fórum Filatélico y su principal ramificación en Canarias, que tiene como principal exponente político al senador Miguel Zerolo. En una llamada intervenida por orden judicial el 19 de enero de 2007, con bastante anticipación a lo que ocurrió después, la Policía descubre al por entonces alcalde de Santa Cruz de Tenerife explicando su particular visión de lo que es un senador por la Comunidad Autónoma: “Ser senador de la Comunidad es una cosa súper cómoda, tranquila, que te permite hacer lo que te salga de la polla, eh, y tal”. Esa concepción tan profunda y responsable de un cargo público pagado por todos los ciudadanos se la exponía Zerolo nada menos que al presidente del Gobierno de Canarias, el fallecido Adán Martín, que en todo momento parece mostrarse incómodo ante lo que está escuchando. El documento ha sido conseguido por el periodista David Cuesta, de Mírame TV, y ese pasaje concreto es el siguiente:
Zerolo: Al Parlamento tú tienes que ir, en mi opinión, vaya o no vayas de presidente. Al Parlamento tienes que ir por cojones.
Martín: ¿Por qué?
Zerolo: Hombre, por muchos motivos. Primero porque los pactos después al final quien los vota son los parlamentarios, Adán, eh, y eres un parlamentario. Segundo porque siendo parlamentario después podrás ser senador de la Comunidad, que es una cosa súper cómoda, tranquila, que te permite hacer lo que te salga de la polla, eh, y tal
Martín: Yo no tengo muchas ganas de ser senador.
Esta edificante conversación se produce pocas semanas antes de que se eligiera candidato de Coalición Canaria a la presidencia del Gobierno, responsabilidad que recayó en Paulino Rivero tas vencer al majorero Miguel Cabrera. Sí se sabía que Adán Martín se retiraba de la primera línea política, lo que condujo a Zerolo a animarle a que no lo hiciera. Pero, ¿por qué?
“Nos la están chupando cuatro años”
Es evidente que el lenguaje político de Miguel Zerolo ya por entonces estaba fuertemente marcado por el peso de los genitales masculinos. Si en el senado haces “lo que te salga de la polla, y tal”, si controlas el grupo parlamentario “te la están chupando cuatro años”. Porque el motivo de animar a Adán Martín a ser senador por la Comunidad Autónoma no pretendía otra cosa que conformar una mayoría dentro del Grupo Parlamentario de CC en el Parlamento de Canarias con el que controlar los pactos que pudieran celebrarse y al Gobierno que se conformara a partir de mayo de 2007. Así lo explica el senador Zerolo a su interlocutor:
Zerolo: En el Parlamento van a salir siete diputados de Coalición, ¿no? Si de los siete diputados de Coalición por Tenerife uno eres tú, otra es Marisa [Zamora], otro soy yo, eh, ya somos tres. Paulino [Rivero] será el cuarto, ¿no? Bien, quedan tres.
Martín: José Miguel [González] querrá serlo, supongo yo.
Zerolo: A José Miguel se le podrá quitar también por la edad, por todo, y tal, pero vamos… Si de los otros tres que quedan, Adán, conseguimos meter uno, ¿me explico lo que quiero decir?, dominamos con cuatro el grupo parlamentario, y ahí nos la están chupando cuatro años, digan lo que digan, ¿sabes lo que te quiero decir?
Así se manipula un grupo parlamentario
Es decir, que Miguel Zerolo y los suyos, en previsión de lo que pudiera hacer Paulino Rivero o quien resultara elegido candidato a presidente, ya quería hacerse con el control del Grupo Parlamentario nacionalista tan solo con la influencia de cuatro diputados elegidos por la isla de Tenerife. Con ellos, según su tesis, podría controlarse el tipo de pacto (finalmente fue con el Partido Popular de Soria hasta 2010), y cualquier decisión de cierto calibre que les incomodara. Resulta revelador ver quiénes eran de esa cuerda y quiénes no, y también el desprecio con el que se refiere a José Miguel González, un histórico de ATI que, por lo que se aprecia en estas sentidas palabras de Zerolo, podía desde entonces dársele una patada en el culo por viejo. Desgraciadamente, la Policía interrumpió la transcripción de esta conversación llegado este punto, lo que nos impedirá para siempre conocer el desenlace, la decisión tomada al respecto, si se tomó alguna, y la opinión que merecían estos comentarios al presidente Martín. Sí queda claro que Zerolo tendía una trampa a Adán Martín, porque embarcarlo en una minoría influyente de cuatro diputados para luego mandarlo al senado en representación de la Comunidad Autónoma, impide que las cuentas cuadren. También quedó claro que el presidente no aceptó la oferta, porque se retiró de la política. El tiempo, años después, sí confirmó que decía verdad el ex alcalde de Santa Cruz cuando hablaba de lo cómodo que es estar en el Senado, particularmente si el senador en cuestión se conduce como él, haciendo exactamente lo que le sale del rabo, con perdón. Por desgracia para él, comportarse al modo que le han dictado en su vida sus genitales le ha puesto ya en tres ocasiones en manos de la justicia por asuntos penales que pueden conducirlo de cabeza a establecimientos públicos menos confortables.
Narciso Ortega le levanta 30.000 euros a Marhuenda
Cambiamos de tercio. El caso es que La Razón es noticia para Canarias porque al director de ese diario, a la editora y a un periodista de su plantilla les acaba de ganar un pleito civil el que fuera jefe superior de Policía de Canarias en los años más aciagos de persecución por corrupción al PP. Nos referimos, como habrán colegido, al inmenso Narciso Ortega, que de las Islas saltó a jefe superior de Cataluña y, con la llegada del PP, a la actividad privada. Ortega (que ya no está tan inmenso, sino más bien lo contrario) demandó a La Razón después de que Paco Marhuenda se empeñara en sostener que, siendo jefe superior de Cataluña, almorzó en el restaurante La Camarga con el responsable de Método 3, y que tras ese encuentro, le archivó unas diligencias policiales. El restaurante y el dueño de esa agencia de detectives privados que se hicieron famosos por las conversaciones entre la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, y la arrepentida ex esposa de Jordi Pujol junior, María Victoria Álvarez, celebradas en el establecimiento y grabadas por los sabuesos de Método 3. Pero resultó que no, que ni se archivó ninguna causa contra la agencia ni los comensales habían estado juntos en La Camarga, lo que el juez de primera instancia ha interpretado como una intromisión ilegítima en el honor de Narciso Ortega. Como consecuencia de ello, La Razón tendrá que pagarle al policía 30.000 euracos más los intereses desde que se interpuso la acción judicial, y además, retirar la noticia tanto del periódico como de los buscadores, sustituyéndola por una pieza de rectificación en la que se diga que tal noticia era falsa. La sentencia admite recurso ante la Audiencia Provincial de Barcelona, salvo que los condenados se avengan a ejecutarla y, en consecuencia, Marhuenda rebaje los sueldos de los periodistas de los 500 euros que él dice que les paga a una cantidad suficiente para reunir el importe requerido.
Hubo un tiempo no muy lejano en el que lo normal era el saqueo. Había que asaltar las instituciones públicas para pasar de pringado menesteroso a poderoso potentado, y sin necesidad del menor disimulo. Campaban a sus anchas las vacas gordas y, a pesar de que todo el mundo lo daba por sentado, a los corruptos se les dejaba hacer con tal de que guardaran un poco de decoro. Eran tiempos en los que nadie se podía imaginar que existieran métodos muy sofisticados para captar conversaciones telefónicas por orden judicial, o peor aún, a sabiendas de la existencia de esos mecanismos, reinaba un fenómeno llamado impunidad que aún hoy siguen creyéndose algunos. Fruto de esa impunidad, esa ignorancia o ese atrevimiento, las hemerotecas están plagadas de celebradas conversaciones entre jerifaltes de la política hispana como Eduardo Zaplana, al que trincó la Policía en 1991 en una sabrosona charla con el concejal Salvador Palop, ambos dos del PP, en aquellos tiempos en los que hubo una avalancha de mangantes que se instalaron en la política con la indisimulada intención de forrarse. En aquella conversación intervenida por la Policía se escucha a Zaplana, que llegó a ministro y a presidente de la Generalitat Valenciana, mostrar su deseo de cobrar comisiones “bajo mano” porque “necesito mucho dinero para vivir”. Por suerte para él y para otros espabilados del PP, las intervenciones telefónicas fueron anuladas porque en aquella investigación no se buscaba todavía a corruptos, sino a narcotraficantes. Sí, esos políticos aparecieron cuando se investigaba a narcotraficantes, para que vean cómo andaba el patio y cómo ha acabado la cosa.