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Soria prohíbe escuchar a Paulino

“Lealtad institucional”, “sensibilidad con Canarias”, “máximo respeto”? son algunas expresiones que a menudo profieren los dirigentes del PP isleño cuando se les pregunta por los continuos golpes bajos que el Gobierno de España, y particularmente su ministro del Petróleo, Actividades Clasificadas, Molestas e Insalubres, propinan en el culo y otras partes pudendas de los canarios para que le duela a Paulino Rivero. El odio es insuperable y ya rebasa cualquier tipo de comportamiento civilizado y cabal. Parece inimaginable en los tiempos que corren que todo un ministro emplee el tiempo que habría de estar dedicando a resolver los problemas del país en telefonear personalmente a los altos cargos del PP y a distinguidos empresarios de Gran Canaria para prohibirles (en el primer caso) y disuadirles (en el segundo) acudir este lunes a la conferencia/ desayuno informativo que protagonizaba Paulino Rivero en el salón de actos de Canarias7. Uno a uno, José Manuel Soria llamó a personas hechas y derechas como José Miguel Bravo, Juan José Cardona, María del Carmen Hernández Bento? para trasladarles su decisión de que no se constituyeran en la sede del periódico que preside Juan Francisco García. Y no contentos con tener que soportar un requerimiento así, los requeridos cumplieron con las órdenes y no acudieron al convite, afeando no solamente al conferenciante y a su anfitrión, sino también al cargo de representación institucional por el que cobran. El ministro, igualmente, telefoneó a destacados empresarios para que hicieran lo mismo. De este modo, se puso falta al presidente de la Cámara de Comercio, José Sánchez Tinoco, y a destacados próceres del Círculo de Empresarios, como Sergio Alonso o Alberto Cabré, o a espíritus casi libres, como Miguel Ángel Ramírez. El único que, de haber recibido instrucciones, se las pasó exactamente por el arco del triunfo fue el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, adscrito a la disciplina del PP ma non troppo. Así, queridísimos y respetabilísimos lectores, se va escribiendo la historia de este pueblo y de sus más selectos dirigentes políticos y empresariales.

“Lealtad institucional”, “sensibilidad con Canarias”, “máximo respeto”? son algunas expresiones que a menudo profieren los dirigentes del PP isleño cuando se les pregunta por los continuos golpes bajos que el Gobierno de España, y particularmente su ministro del Petróleo, Actividades Clasificadas, Molestas e Insalubres, propinan en el culo y otras partes pudendas de los canarios para que le duela a Paulino Rivero. El odio es insuperable y ya rebasa cualquier tipo de comportamiento civilizado y cabal. Parece inimaginable en los tiempos que corren que todo un ministro emplee el tiempo que habría de estar dedicando a resolver los problemas del país en telefonear personalmente a los altos cargos del PP y a distinguidos empresarios de Gran Canaria para prohibirles (en el primer caso) y disuadirles (en el segundo) acudir este lunes a la conferencia/ desayuno informativo que protagonizaba Paulino Rivero en el salón de actos de Canarias7. Uno a uno, José Manuel Soria llamó a personas hechas y derechas como José Miguel Bravo, Juan José Cardona, María del Carmen Hernández Bento? para trasladarles su decisión de que no se constituyeran en la sede del periódico que preside Juan Francisco García. Y no contentos con tener que soportar un requerimiento así, los requeridos cumplieron con las órdenes y no acudieron al convite, afeando no solamente al conferenciante y a su anfitrión, sino también al cargo de representación institucional por el que cobran. El ministro, igualmente, telefoneó a destacados empresarios para que hicieran lo mismo. De este modo, se puso falta al presidente de la Cámara de Comercio, José Sánchez Tinoco, y a destacados próceres del Círculo de Empresarios, como Sergio Alonso o Alberto Cabré, o a espíritus casi libres, como Miguel Ángel Ramírez. El único que, de haber recibido instrucciones, se las pasó exactamente por el arco del triunfo fue el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, adscrito a la disciplina del PP ma non troppo. Así, queridísimos y respetabilísimos lectores, se va escribiendo la historia de este pueblo y de sus más selectos dirigentes políticos y empresariales.