El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Lo único en lo que erró Julio Verne
Nuestros compañeros de Canarias Cultura publicarán este miércoles un artículo del magistral Antonio Cabrera Cruz que recomendamos muy fervientemente. Lo recomendamos de manera especial en la sede del periódico El Día, en Santa Cruz de Tenerife, concretamente en los despachos donde se cocinan esos encendidos editoriales que crucifican a diario a Paulino Rivero y que, cíclicamente, sitúan a la isla de Gran Canaria en el lugar más humillante de la geografía, de la historia y de los valores ambientales. Tan depauperadas quedan las cualidades de la isla que desde esos despachos se le retiró hace tiempo la primera mitad de su nombre para dejarlo en el escuálido Canaria, así, sin más. Esa posición irreductible de don Pepito, propietario y editorialista del periódico, se ha convertido con el paso del tiempo en la única premonición, el único vaticinio que no acertó el genial escritor francés Julio Verne, y eso es lo que destaca en su artículo de este jueves Antonio Cabrera Cruz. En su novela Agencia Thompson y Cía., Verne dice exactamente lo siguiente: “No es la Gran Canaria la más vasta de las islas que componen el archipiélago; el valor desplegado por sus primeros habitantes, cuando la conquista de Jean de Bethencourt, es el que la validó el ser designada así. ¿No es verdaderamente esta una manera de ser ”grande“, que vale tanto como cualquier otra?” Tiene que escocer, tiene que escocer. Pero el escritor apunta algo más doloroso todavía porque hay incluso una comparación con Tenerife: “La agencia Thompson había dado muestras de muy buen juicio eligiéndola como punto de parada. La Gran Canaria es el resumen de las otras islas. Si bien no posee una cima tan prodigiosa como Tenerife, ocupa a este respecto un buen lugar y el primero bajo todos los demás. Ella es la que posee las costas más inaccesibles, los valles más abrigados, los barrancos más profundos, y en general, las más curiosas particularidades naturales”. Se puede encontrar este texto en español y en francés, idioma que, como todo el mundo sabe, maneja como lengua materna don Pepito. A ver si lo repasa. Si no quiere rebuscar en su amplia biblioteca, le bastará con leer Canarias Cultura. Que le aproveche.
Nuestros compañeros de Canarias Cultura publicarán este miércoles un artículo del magistral Antonio Cabrera Cruz que recomendamos muy fervientemente. Lo recomendamos de manera especial en la sede del periódico El Día, en Santa Cruz de Tenerife, concretamente en los despachos donde se cocinan esos encendidos editoriales que crucifican a diario a Paulino Rivero y que, cíclicamente, sitúan a la isla de Gran Canaria en el lugar más humillante de la geografía, de la historia y de los valores ambientales. Tan depauperadas quedan las cualidades de la isla que desde esos despachos se le retiró hace tiempo la primera mitad de su nombre para dejarlo en el escuálido Canaria, así, sin más. Esa posición irreductible de don Pepito, propietario y editorialista del periódico, se ha convertido con el paso del tiempo en la única premonición, el único vaticinio que no acertó el genial escritor francés Julio Verne, y eso es lo que destaca en su artículo de este jueves Antonio Cabrera Cruz. En su novela Agencia Thompson y Cía., Verne dice exactamente lo siguiente: “No es la Gran Canaria la más vasta de las islas que componen el archipiélago; el valor desplegado por sus primeros habitantes, cuando la conquista de Jean de Bethencourt, es el que la validó el ser designada así. ¿No es verdaderamente esta una manera de ser ”grande“, que vale tanto como cualquier otra?” Tiene que escocer, tiene que escocer. Pero el escritor apunta algo más doloroso todavía porque hay incluso una comparación con Tenerife: “La agencia Thompson había dado muestras de muy buen juicio eligiéndola como punto de parada. La Gran Canaria es el resumen de las otras islas. Si bien no posee una cima tan prodigiosa como Tenerife, ocupa a este respecto un buen lugar y el primero bajo todos los demás. Ella es la que posee las costas más inaccesibles, los valles más abrigados, los barrancos más profundos, y en general, las más curiosas particularidades naturales”. Se puede encontrar este texto en español y en francés, idioma que, como todo el mundo sabe, maneja como lengua materna don Pepito. A ver si lo repasa. Si no quiere rebuscar en su amplia biblioteca, le bastará con leer Canarias Cultura. Que le aproveche.