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Otra vez en el jardín de Eolo

El primer caso de corrupción que salpicó al Partido Popular canario se llama caso Eolo y está pendiente de juicio. Estalló en 2005 al descubrirse que desde la Consejería de Industria y Energía, a cuyo frente estaba Luis Soria, se filtraron las bases de un concurso eólico que finalmente quedó anulado por la justicia por un problema administrativo. Aquel concurso eólico atrajo, como panal de rica miel, a muchas empresas y empresarios, unos con experiencia y vocación, y otros, como siempre, ávidos de aprovechar sus influencias para sumarse a un negocio que se adivinaba pingüe. Y en medio, como viene siendo norma habitual, José Manuel Soria, que trató de beneficiar desde su privilegiada posición de presidente del PP, del Cabildo de Gran Canaria y de vocal de la Autoridad Portuaria de Las Palmas a un empresario amigo, Javier Esquivel, que por aquellas mismas fechas le prestó durante casi dos años un chalet de lujo en Santa Brígida sin que el hoy ministro tuviera que pagar un solo euro de renta o alquiler. Es el conocido como caso Chalet, uno de los múltiples enjuagues en los que se ha visto implicado José Manuel Soria desde que se dedica a la política. De ese asunto salió escaldado el ministro porque este periódico pudo probar ante sus lectores y ante los tribunales que trató de beneficiar a Esquivel con una concesión a dedo en el espigón del puerto de Arinaga arrebatándosela a una empresa pública, Megaturbinas de Arinaga; que vivió de okupa en un chalet del mismo empresario; que entre ambos y sus respectivas esposas trataron de justificar la prebenda con unos burdos recibos que no colaron; que su hermano Luis viajó junto a los Esquivel a Alemania a conocer los aerogeneradores que más puntuaban en el concurso, los de Enercon? y que la avaricia rompió el saco. Ahora, ocho años después, desde su nuevo destino al frente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el mismo exuberante personaje pretende invadir competencias de la Comunidad Autónoma de Canarias y violar las más elementales normas de la transparencia y la honradez políticas para reservarse, vía decreto, la potestad de adjudicar a dedo más potencia eólica en las Islas. Al menos eso sostiene un periódico nacional, Vozpopuli, que asegura haber tenido acceso al texto legal que quiere aprobar el ministro canario.

El primer caso de corrupción que salpicó al Partido Popular canario se llama caso Eolo y está pendiente de juicio. Estalló en 2005 al descubrirse que desde la Consejería de Industria y Energía, a cuyo frente estaba Luis Soria, se filtraron las bases de un concurso eólico que finalmente quedó anulado por la justicia por un problema administrativo. Aquel concurso eólico atrajo, como panal de rica miel, a muchas empresas y empresarios, unos con experiencia y vocación, y otros, como siempre, ávidos de aprovechar sus influencias para sumarse a un negocio que se adivinaba pingüe. Y en medio, como viene siendo norma habitual, José Manuel Soria, que trató de beneficiar desde su privilegiada posición de presidente del PP, del Cabildo de Gran Canaria y de vocal de la Autoridad Portuaria de Las Palmas a un empresario amigo, Javier Esquivel, que por aquellas mismas fechas le prestó durante casi dos años un chalet de lujo en Santa Brígida sin que el hoy ministro tuviera que pagar un solo euro de renta o alquiler. Es el conocido como caso Chalet, uno de los múltiples enjuagues en los que se ha visto implicado José Manuel Soria desde que se dedica a la política. De ese asunto salió escaldado el ministro porque este periódico pudo probar ante sus lectores y ante los tribunales que trató de beneficiar a Esquivel con una concesión a dedo en el espigón del puerto de Arinaga arrebatándosela a una empresa pública, Megaturbinas de Arinaga; que vivió de okupa en un chalet del mismo empresario; que entre ambos y sus respectivas esposas trataron de justificar la prebenda con unos burdos recibos que no colaron; que su hermano Luis viajó junto a los Esquivel a Alemania a conocer los aerogeneradores que más puntuaban en el concurso, los de Enercon? y que la avaricia rompió el saco. Ahora, ocho años después, desde su nuevo destino al frente del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el mismo exuberante personaje pretende invadir competencias de la Comunidad Autónoma de Canarias y violar las más elementales normas de la transparencia y la honradez políticas para reservarse, vía decreto, la potestad de adjudicar a dedo más potencia eólica en las Islas. Al menos eso sostiene un periódico nacional, Vozpopuli, que asegura haber tenido acceso al texto legal que quiere aprobar el ministro canario.