Un cuarto puerto comercial en Tenerife amenaza el único santuario de ballenas de Europa
La costa oeste de Tenerife es uno de los tres lugares del mundo (junto con Hervey Bay en Australia y The Bluff en Sudáfrica) calificado como santuario de ballenas. El área está ubicada en la franja marina de 22 kilómetros que comprende desde la punta de Teno (la parte más occidental de Tenerife) hasta la punta de Salema (Rasca, al sur), en una Zona de Especial Conservación (ZEC), que cuenta con más de 70 especies marinas protegidas. Pero el Gobierno canario, junto al Cabildo de Tenerife y ayuntamientos, se empeñan en persistir en una obra ideada a finales del siglo XX: construir un puerto más para mejorar la conectividad de Tenerife con El Hierro o La Gomera, cuyo presidente insular, Casimiro Curbelo (ASG), es socio clave del Gobierno regional.
En enero de 2021, la Alianza Mundial de Cetáceos, con sede en Reino Unido, reconoció la zona que discurre entre la costa suroeste de la isla del Teide y La Gomera como Patrimonio de Ballenas por una población residente de calderones tropicales única en el mundo, de unos 200 ejemplares. Además de estos cetáceos, también coexisten en la ZEC Teno-Rasca el delfín mular, la tortuga boba, aves marinas como el águila pescadora o invertebrados como las esponjas cerebro y multitud de algas. El reconocimiento permitiría reforzar la promoción de la Isla y fue celebrado por el Cabildo de Tenerife, que avalaba una actividad económica que en 2019 realizaron más de 1,4 millones de turistas.
Previamente, el estudio universitario Análisis del estudio de impacto ambiental del proyecto del puerto de Fonsalía de 2019 concluía que el puerto de Fonsalía incrementaría el tráfico marítimo en la zona ZEC, aumentando la contaminación lumínica y acústica en el área y el riesgo de colisionar con animales marinos. De hecho, en marzo de 2019 un joven calderón de seis metros de longitud tuvo que ser sacrificado después de quedar malherido porque su aleta caudal quedó casi seccionada tras, probablemente, chocar con una hélice de una embarcación que posiblemente provenía del muelle de Los Cristianos.
Jacobo Marrero Pérez, doctor en Biología Marina por la ULL, fue una de las personas que estuvo presente durante los últimos momentos con vida de la ballena denominada Hope y remitió una carta pública en la que denunciaba la presión náutica a la que a su juicio se somete a dichos animales. La fotografía de Francis Pérez del calderón con la aleta casi separada del cuerpo dio la vuelta al mundo y llevó a que incluso administraciones, desde el Ministerio hasta el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, reconocieran la necesidad de actuar ante las amenazas de la navegación marítima para los cetáceos.
Ello no impidió que el Parlamento de Canarias aprobara el pasado 9 de junio una proposición no de ley presentada por el Grupo Popular para instar al Gobierno de España a impulsar el puerto de Fonsalía. La iniciativa tan solo contó con la oposición de Sí Podemos Canarias, que argumentó su rechazo por motivos medioambientales, pero también ante la falta de respaldo social al proyecto y de necesidad económica.
Y la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias ha explicado que está pendiente a la respuesta de la Dirección General de Costas y el Mar, órgano estatal cuyas competencias sobre las costas isleñas pasarán al Ejecutivo regional, sobre la solicitud de la cesión de los terrenos a la autonomía para poder llevar a cabo el puerto. “Estamos centrados en conseguir la adscripción y, si se consigue, el expediente se empezaría a tramitar con rapidez”, aseguró Sebastián Franquis, titular del área, en una entrevista con la cadena SER.
Por su parte, el Ministerio de Transición Ecológica ha respondido a una pregunta escrita en el Senado realizada por el grupo Izquierda Confederal, que se hizo eco de la oposición de la federación de ecologistas Ben Magec al puerto de Fonsalía. En concreto, pedía saber si el Gobierno tenía conocimiento de la construcción del muelle y si tiene previsto alguna actuación dentro de sus competencias para proteger la ZEC Teno-Rasca. “Consultados los archivos obrantes, (la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio) no tiene constancia de que se haya tramitado, ni que se encuentre en tramitación, ningún procedimiento de evaluación ambiental en relación a dicha infraestructura portuaria”, fue la respuesta remitida el pasado 12 de junio.
La obra comenzó a tomar forma a finales del siglo XX, cuando en 1998 la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife recogía en su memoria anual la construcción del puerto de Fonsalía para descongestionar el trafico que se producía a la entrada y salida del muelle de Los Cristianos, que conecta a la isla del Teide con La Gomera, El Hierro y La Palma. En dicha infraestructura operan dos compañías navieras en las que en ocasiones se solapan sus horarios y provocan retenciones.
El senador del PSOE, Pedro Anatael Meneses, recordó durante una entrevista en Mírame TV que durante su presidencia en la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife (1990-1995) ya se contemplaba como alternativa al problema de Los Cristianos el muelle de Fonsalía ante la imposibilidad de aumentar el primero. En aquellos tiempos confiesa que apoyaba la construcción, cosa que ahora cuestiona, pero por problemas técnicos y legales no se pudo llevar a cabo. Y en su lugar, se erigió el puerto de Granadilla tras una inversión de más de 300 millones de euros a pesar de las históricas protestas ciudadanas.
Tres años después de su inauguración, el puerto de Granadilla sigue sin estar operativo al 100% y la proyección para su utilidad ha variado desde servir de base para una regasificadora, a las plataformas petrolíferas, al tráfico de contenedores o a reparaciones navales. El año pasado un estudio conjunto de investigadores de la universidad de Leipzig y de La Laguna concluyó que la infraestructura es una instalación inútil e innecesaria y pusieron de manifiesto su impacto sobre los sebalades.
Pero dado que la obra ya es una realidad, el portavoz de Sí Podemos Canarias en el Parlamento, Manuel Marrero, propone darle el uso que se pretende establecer con la construcción del muelle de Fonsalía. En concreto, que sirva para el transporte de pasajeros, lo que descongestionaría a Los Cristianos, y de mercancías, ya que cerca del litoral se encuentra un polígono industrial. Y también aboga por establecer un horario racional en el que no coincidan las llegadas o las salidas, de forma similar a como ocurre al trayecto entre Lanzarote y Fuerteventura, que presenta 17 frecuencias diarias pero sin el problema del que adolece el municipio sureño de la isla del Teide.
Además del ámbito científico y político, los principales detractores del puerto de Fonsalía son ecologistas. La federación Ben Magec critica que la mayoría del Parlamento de Canarias apoye una infraestructura que puede poner en riesgo el valor que aporta la ZEC Teno-Rasca con un patrimonio de ballenas que contribuye al turismo. “Si en las condiciones actuales ya advertimos las graves implicaciones en la biodiversidad de la actividad naviera actual, ¿no será razonable invertir los esfuerzo en mejorar la gestión de la ZEC sin forzar aún más la situación, no vaya a ser que acaben matando la ”gallina de los huevos de oro“?, expuso en un comunicado el pasado 11 de junio.
Desde el lado contrario, el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín (PSOE), es uno de los principales defensores de una obra por la que aboga desde que accedió en 1995 por primera vez a la alcaldía de Guía de Isora, municipio en cuyo litoral se ubicaría el muelle. También Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera, apuesta con ahínco por esta infraestructura, ya que considera que es la única solución para garantizar la conexión marítima del sur de Tenerife con el resto de la provincia. Y desde el Círculo de Empresarios y Profesionales del Sur, su presidente Roberto Ucelay explica que el puerto de Fonsalía contribuiría al desarrollo económico del suroeste de Tenerife, al trasladar toda la operativa a Guía de Isora, al tiempo que la presión sobre Los Cristianos descendería y su puerto se mantendría con cruceros y actividades pesqueras o deportivas.
En cualquier caso, el puerto de Fonsalía aún espera por la luz verde del Gobierno central y, aunque la obtuviese, conllevaría un periodo de ejecución importante, además de contar con el rechazo frontal de ecologistas y de algunos científicos y políticos. Y el riesgo para uno de los três santuarios de ballenas que existen en todo el planeta.
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