Unos arqueólogos descubren el nombre de un rey mauretano grabado en una montaña de Fuerteventura

Ana Santana

Santa Cruz de Tenerife —

Masunassi, el nombre de un rey mauretano tras la caída del imperio romano, está grabado con caracteres del alfabeto líbico-latino en la Montaña de Jaifa de la isla canaria de Fuerteventura, según han descubierto los arqueólogos María Antonia Perera y José Juan Jiménez.

Ambos investigadores consideran que este hallazgo es “fundamental” para consolidar una investigación científica internacional de primer nivel.

Los dos han sido coautores de la ponencia Manifestaciones rupestres y estructuras arqueológicas de Montaña Jaifa (Fuerteventura), que se ha presentado como ponencia científica en el XXIII Coloquio de Historia Canario Americana celebrado en la Casa de Colón del Cabildo de Gran Canaria, como recogen las páginas-web de dicho Coloquio y de Museos de Tenerife.

Según explica a EFE José Juan Jiménez, que es el conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, del estudio de la estación de grabados rupestres de Montaña Jaifa se han obtenido “dos grandes novedades”, dos palabras grafiadas con el alfabeto líbico-latino.

En la primera de ellas se escribió MASUNASSI y a continuación IMNTN.

Estos vocablos tienen correspondencia con términos líbicos antiguos norteafricanos, pues Masuna es citado como un rey maure romanizado mientras imntn posee analogías en contextos cultuales de ese ámbito.

Masuna es citado como “rey de los maures y de los romanos” en una inscripción epigráfica datada en el año 508, localizada en un monumento mauretano del Reino de Altava (Argelia) que reproduce su nombre como reg. Masunae gent. Maur. et Romanor (regis Masunae Maurorum et Romanorum), afirma José Juan Jiménez.

El arqueólogo señala que los ciudadanos romanos y las tribus maures constituyeron organizaciones políticas duales en el norte de África tras la caída de Roma en poder de los bárbaros.

Y añade que posiblemente es el mismo jefe maure Massonas que aparece referido en un texto del año 535, escrito en lengua griega por Procopio de Cesarea, instando a un general bizantino a atacar un lugar del sureste de Numidia.

“En cuanto a la inscripción imntn, por primera vez constatamos que se escribió una palabra con caracteres líbico-latinos pero siguiendo la práctica consonántica propia del alfabeto líbico-bereber, lo que resalta el panorama monolingüístico y bialfabético de los habitantes maxies de Fuerteventura y Lanzarote que estamos investigando”, explica el arqueólogo.

Estos hallazgos arqueológicos escriturarios son “fundamentales para consolidar una investigación científica de alcance internacional de primer nivel», abunda el experto, que precisa que la utilización de estas expresiones alfabéticas líbico-latinas demuestra que el poblamiento de las islas más orientales del Archipiélago fue realizado por un mismo grupo tribal que quedó disociado tras su desembarco en cada una de ellas.

Esto también fue condicionado por el aislamiento y la insularidad durante más de mil años y subraya que en Fuerteventura se conocen actualmente 415 líneas alfabéticas rupestres, 381 líbico-latinas y 34 líbico-bereberes.

«Esta caracterización alfabética demuestra un origen líbico antiguo en contacto con alfabetos latinos difundidos en el norte de África como consecuencia de la romanización» señala el arqueólogo, pues los descubrimientos rupestres insulares confirman que manejaban dos alfabetos y empleaban una misma lengua líbica antigua de inicios de nuestra Era.

Para José Juan Jiménez, que también es doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna, los caracteres alfabéticos líbico-latinos localizados se corresponden con palabras que denotan antropónimos, nombres de ascendientes, apelativos tribales y deidades astrales, cuya ejecución se promovió mediante rayados e incisiones.

Mientras en Fuerteventura hay una mayor frecuencia de esta escritura frente a la líbico-bereber, en Lanzarote ambas están más equilibradas, como ha demostrado María Antonia Perera, que también es doctora en Prehistoria por la misma Universidad.

Según el conservador del Museo Arqueológico, el estudio de yacimientos rupestres alfabéticos difunde la diversidad escrituraria de los majos o maxies que poblaron esas dos islas, y llama la atención sobre la trasliteración de palabras similares a vocablos e inscripciones norteafricanas de la Antigüedad.